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La británica se asegura el acceso a 7,2 millones de hogares a los que llega el grupo de cable español. Vodafone ha firmado esta mañana la compra de Ono, una operación que valora al grupo de cable en más de US$10.000 millones, deuda incluida.
El grupo británico señala en un comunicado que la compra de Ono le aportará sinergias de costos por valor de US$333 millones al año durante los próximos cuatro años, lo que supone un valor total neto presente de US$2.700 millones.
Igualmente, considera que podrá lograr sinergias en ingresos, incrementándolos en aproximadamente US$1.500 millones adicionales.
El consejero delegado de Vodafone, Vittorio Colao ha señalado que "la combinación de Vodafone y Ono crea un líder en las comunicaciones integradas en España y representa una atractiva oportunidad de creación de valor para Vodafone.
La demanda por las comunicaciones unificadas fijo y móvil ha crecido significativamente en España en los últimos años y esta transacción -junto on nuestro plan de desarrollo de fibra hasta el hogar-, acelerará nuestra capacidad para ofrecer propuestas de calidad en el mercado español".
El precio pactado, que se pagará en efectivo, supone 10,5 veces el ebitda de 2013, situado en US$954 millones y está por encima de la media de las últimas operaciones de grupos de cable en Europa, situadas por debajo de 10 veces ebitda.
Este valor de US$10.000 millones incluye la deuda, que a 31 de diciembre de 2013 era de 3.341 millones. Por tanto, los socios de Ono recibirán US$5.300 millones por sus acciones.
Ono está en manos internacionales -en un 84,3%- desde hace muchos años y sobre todo desde que en 2005, un grupo de cuatro fondos suscribiese una ampliación de capital de US$1.400 millones, para poder financiar la compra Auna Cable, su principal rival.
Los cuatro fondos, que son los accionistas principales -CCMP (15,2%);Providence (15,2%);Thomas H. Lee (15%) y Quadrangle (9%) y que actúan juntos- controlan el 54,4% del capital y han capitaneado las negociaciones de venta desde el principio.
La compañía británica, sin embargo, hace otras cuentas, y señala que la transacción valora Ono en 7,5 veces el ebitda de 2013 y 10,4 veces el cash flow operativo de 2013, una vez ajustadas las sinergias de costes.
La operación es la compra más importante en el sector desde la de Amena por France Télécom en 2005, por un valor de US$10.000 millones y de la de Airtel por Vodafone, en 2001, que valoró al segundo operador español de móviles en US$24.000 millones, aunque esa operación se pagó íntegramente en acciones.
Y todos los analistas indican que puede provocar una consolidación general en las telecos españolas en la que los grupos medianos como Jazztel o Yoigo sean absorbidos.
La venta de Ono se ha impuesto como alternativa a la salida a bolsa, ya que ofrece más seguridad para los accionistas de la cablera, que además, en una salida a bolsa dispondrían de un grado de liquidez limitada.
La británica Vodafone lleva desde hace tiempo intentando mejorar su situación en el negocio fijo en Europa que se ha revelado esencial, puesto que una mayoría de los clientes del mercado están optando por ofertas convergentes (fijo más móvil) donde el grupo británico es débil.
En España, donde ha sufrido una fuerte pérdida de clientes móviles, ingresos y ebitda en los 3 últimos años, la compra de Ono le permitirá reequilibrar su situación frente a Telefónica, que ha hecho una nítida apuesta por las redes de fibra óptica y las ofertas de alta velocidad y de TV de pago.
Así, Vodafone se asegura el acceso a 7,2 millones de hogares a los que el grupo de cable llega con infraestructura propia HFC (híbrido fibra y coaxial), una tecnología que le permite ofrecer altas velocidades (de 100 y 200 megabits) y competir con la velocidad que ofrece Telefónica a sus clientes con su red fibra.
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