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Paradójico a lo que está sucediendo en Argentina, Venezuela y Brasil, por las devaluaciones y específicamente, por el intervencionismo estatal, en las dos primeras, sorprende que estas tres naciones coincidan en un indicador: son las que más invirtieron en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) en 2012.
Así lo reveló, el último informe de BSA - The Software Alliance que pone de manifiesto el aparente contrasentido que supone potenciar la innovación y frenarla legislativamente. Por países difiere no solo el monto invertido (lidera Brasil con US$147.000 millones, le sigue Argentina con US$19.000 millones, Venezuela con US$18.000 millones), sino la forma en que cada Estado entiende el desarrollo tecnológico.
En el caso de Colombia, que hizo una inversión de US$16.000 millones, expertos en este mercado sostienen que el país está desarrollando un “ecosistema” que, si bien no genera productos nuevos, sí está sentando las bases para una innovación duradera que provocará un estallido creativo en los próximos cinco años. Es la opinión de Eivar Rojas, desarrollador de videojuegos en Efecto Studios, que considera “mucho más sensato que las empresas maduren y a medida que crezcan comiencen a innovar”.
Rojas destaca cómo el apoyo institucional ha hecho que su sector cuente con tres eventos nacionales y cinco internacionales para su promoción, algo inexistente hace apenas un lustro. Mientras Colombia potencia la formación sobre los nichos de mercado en Internet, países como Venezuela, Argentina y Brasil son puestos en el punto de mira por el informe de la BSA, que apunta a tres objetivos para paliar el desequilibrio existente entre nuevas formas de mercado en la red y leyes que aún diferencias entre fronteras físicas.
Según este organismo, es preciso “adaptar las normas de comercio a los tiempos actuales”, “fomentar la innovación protegiendo la propiedad intelectual” y “asegurar una competencia igualitaria” eliminando las supuestas preferencias de los Estados a empresas nacionales.
Pero a juicio de Mauricio Escobar, decano asociado de comercio de la Universidad Sergio Arboleda, tales consejos son innecesarios tanto en Colombia como en otros países. “Las normas están desactualizadas con respecto a todo el comercio electrónico y nunca estarán al día en procesos jurídicos porque Internet evoluciona más rápido que las leyes”. Este experto prefiere “evitar el vacío jurídico” que una regulación provocaría y apuesta por la protección a la propiedad intelectual para no confundir la “donación de obras de autores con piratería”.
El debate no es mejorar la regulación legal o eliminar las trabas a la libre competencia, añade Escobar, ya que “no hay más beneficios para las empresas colombianas, sino el apoyo en diferentes áreas que facilitan el intercambio comercial”. En lo referente a la innovación en tecnologías de la comunicación y la información, el país se encuentra según este experto ante falsas creencias, como la de pensar que Colombia “es un país fuerte en el desarrollo de software”, o que una mayor inversión se traduce en liderazgo en innovación. Por ello la paradoja latinoamericana es “contradictoria, pero típica de la región, que tradicionalmente ha mantenido inversión y proteccionismo sin lograr a cambio mucha productividad”.
Treinta años desde la última regulación global
Los mercados se plantearon por última vez una actualización de sus protocolos en los años ochenta, cuando se produjo un punto de inflexión provocado por la aparición de elementos hasta ese momento desconocidos, como la propiedad intelectual. Se buscaron cambios en el modo de gestionar servicios y las inversiones extranjeras directas. Hoy el reto de actualización propuesto por la BSA implica a 2.700 millones de usuarios de Internet en todo el mundo.
Las opiniones
Eivar Rojas
Desarrollador de videojuegos en Efecto Studios
“Colombia no es restrictiva para comerciar con otros países. El apoyo del Gobierno ha sido amplio en organizar eventos y networking”.
Mauricio Escobar
Decano asociado de comercio U. Sergio Arboleda
“El Gobierno no debe involucrarse más invirtiendo. Son las empresas quienes deben aportar más y asumir el riesgo”.
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