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El déficit está impulsado por el petróleo.
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La carta, que llegó durante las vacaciones de Carney, reiteró las quejas de Trump sobre las cuotas lácteas, el fentanilo y el déficit comercial
Parece que nada de lo que Canadá ha intentado hasta ahora lo ha protegido de las amenazas de Donald Trump. Apenas una semana después de que Trump y el primer ministro Mark Carney reiniciaran las negociaciones comerciales, Trump publicó una nueva andanada contra uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos, amenazando con un arancel de 35%.
La carta, que llegó durante las vacaciones de Carney, reiteró las quejas de Trump sobre las cuotas lácteas, el fentanilo y el déficit comercial estadounidense, alimentado principalmente por la avidez de las refinerías estadounidenses por el petróleo canadiense. Su publicación en redes sociales provocó la caída del dólar canadiense, lo que indica que el mercado no esperaba esta escalada.
“A lo largo de las actuales negociaciones comerciales con Estados Unidos, el gobierno canadiense ha defendido firmemente a nuestros trabajadores y empresas”.
La misiva de Trump profundiza un dilema político para Carney: cómo responder a las interminables amenazas arancelarias de la Casa Blanca y al mismo tiempo proteger la economía del país expuesta a Estados Unidos.
El primer ministro ha intentado principalmente calmar las tensiones con Trump. También ha recurrido a la adulación, calificándolo de "presidente transformador" durante una visita a la Casa Blanca en mayo.
El predecesor de Carney, Justin Trudeau, intentó apaciguar al presidente y luego combatirlo. Su gobierno anunció importantes nuevos gastos en personal fronterizo y tecnología para abordar las preocupaciones de Trump sobre los migrantes y el fentanilo, a pesar de que datos del gobierno estadounidense muestran que los problemas en la frontera entre Estados Unidos y Canadá son menores en comparación con la frontera con México.
Trump impuso los aranceles de todos modos. Así que Trudeau tomó represalias. Para cuando dejó el cargo a mediados de marzo, Canadá había impuesto impuestos de importación de 25% a decenas de miles de millones de dólares en productos fabricados en Estados Unidos, desde acero y aluminio hasta cañas de pescar, herramientas de jardinería y cosméticos.
El enfoque de Carney ha sido menos combativo, al menos desde el final de las elecciones canadienses en abril. Desaprovechó la oportunidad de tomar represalias contra Estados Unidos por el aumento de los aranceles al acero y al aluminio y concedió varias exenciones a los contraaranceles de Trudeau.
Pero las esperanzas de progreso se vieron truncadas a finales de junio cuando Trump interrumpió las conversaciones, alegando su oposición al impuesto a los servicios digitales que Canadá planeaba imponer, el cual habría afectado a los gigantes tecnológicos estadounidenses. Canadá eliminó el impuesto el 29 de junio. Esto trajo paz, pero no por mucho tiempo.
Ninguno de los enfoques de los primeros ministros ha salvado a Canadá de un destino similar al de Japón, Corea del Sur, Sudáfrica y otras naciones que han enfrentado una amenaza arancelaria tras otra por parte de Washington.
“Había esperanza de ver luz al final del túnel; desafortunadamente, parece que la luz es un tren”, declaró por teléfono Karl Schamotta, estratega jefe de mercado de Corpay. “Parece que las negociaciones entre Trump, Canadá y muchos otros países han sido esencialmente irrelevantes para el proceso”.
En una publicación en X el jueves por la noche, Carney trató la carta de Trump simplemente como una nueva fecha. "A lo largo de las actuales negociaciones comerciales con Estados Unidos, el gobierno canadiense ha defendido firmemente a nuestros trabajadores y empresas. Seguiremos haciéndolo mientras trabajamos hacia la fecha límite revisada del 1 de agosto", escribió.
Schamotta afirmó que la medida de Trump contribuye a desalentar la economía canadiense. "Es una llamada de atención para todos aquellos que esperan que la elección de Carney simplemente les abra las puertas a los mercados estadounidenses; eso simplemente no es así", afirmó.
“Como la mayoría de los mensajes en cadena copiados y pegados, esta última amenaza arancelaria de EE. UU. promete un desastre si sus advertencias y predicciones no se toman en serio”, declaró Candace Laing, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio Canadiense, en un comunicado. “Pero la verdadera tragedia es la insensatez de esta guerra comercial”.
Carney ya estaba bajo una creciente presión para cumplir su promesa electoral de enfrentarse a Trump, mientras también trataba de llegar a un acuerdo con un presidente volátil cuyo país compró alrededor de 75% de las exportaciones de Canadá el año pasado.
“En abril, hubo una dinámica política muy complicada: Carney ganó una elección con el argumento de que la escalada arancelaria era unificadora”, dijo Oliver Lavelle, estratega macro global de Thiel Macro LLC.
David Eby, primer ministro de Columbia Británica, respondió con dureza a las amenazas de Trump. "Esta carta es desastrosa y objetivamente incorrecta. Me vienen a la mente otras palabras con F", escribió en redes sociales .
La oficina del primer ministro de Ontario, Doug Ford, dijo en un comunicado que el gobierno federal debería “trabajar las 24 horas” para lograr un acuerdo que elimine todos los aranceles.
El nuevo arancel de 35% sugerido por Trump supone una escalada respecto al arancel anterior de 25%, que se aplica a los productos que no cumplen con el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá. Los productos que cumplen con el T-MEC seguirán exentos de la nueva tasa, según declaró un funcionario estadounidense a Bloomberg News, aunque la situación sigue siendo inestable y podría cambiar.
Los datos comerciales de EE. UU. mostraron que 58 % de las importaciones canadienses cumplían con el T-MEC en mayo, según Randall Bartlett, economista jefe adjunto de Desjardins Group. Las empresas intensificaron el cumplimiento en las primeras etapas de la guerra comercial, pero desde entonces se ha ralentizado. La última andanada de Trump podría acelerar ese proceso, afirmó Bartlett.
Los estrategas de acciones del Canadian Imperial Bank of Commerce estimaron que entre 10% y 15% de las exportaciones canadienses a Estados Unidos enfrentarían la tasa más alta, si Estados Unidos sigue adelante con ella.
Dado que muchos productos canadienses están destinados a evitar el arancel principal de 35%, Carney podría querer evitar aumentar las cosas con contraaranceles de ojo por ojo, dijo Lavelle.
“Se da una situación en la que, a menos que esto se intensifique drásticamente, la tasa arancelaria efectiva real es bastante pequeña, o al menos menor de lo que alguien podría pensar inicialmente”.
La situación “fortalece aún más los esfuerzos canadienses por encontrar nuevos socios comerciales”, afirmó Heather Exner-Pirot, investigadora principal del Instituto Macdonald-Laurier. “Tenemos un excedente de alimentos, energía y minerales esenciales. Somos un socio comercial confiable que no impone condiciones. Necesitamos aprovechar nuestras opciones”.
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