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Los mercados financieros han ido tan bien, que ya asustan. Y más porque, a pesar de que seguimos con una economía internacional muy floja, las inversiones suben y suben, y no parecen tener muchas ganas de frenar.
El índice accionario S&P 500 se ubica por encima de los 1.500 puntos, síntoma inequívoco de que la emoción se ha apoderado de muchos inversionistas a nivel global. Sin embargo, cada día que pasa el análisis de las inversiones se vuelve difícil, y más aún decidir para dónde van las inversiones.
Es claro que en el largo plazo las cosas están dadas para que los activos de inversión sigan retornando a tasas muy interesantes, pero en el corto plazo se abre una pregunta muy grande.
Según la teoría financiera básica, se debe comprar en momentos en los cuales los activos se han desvalorizado, y tratar de tomar ganancias en momentos en los activos han registrado un aumento en su precio. Si esto es cierto, ¿qué hacemos en este momento?
Los estudiosos de las Finanzas del Comportamiento (Bahavioral Finance) han encontrado que muchos inversionistas tienen, entre otros, un problema grave, que se denomina conservadurismo.
Esto se puede definir como el rezago en la toma de decisiones por parte del inversionista, lo que explica que cuando los activos caen, la gente no vende inmediatamente, y cuando suben, tampoco compran con mucha celeridad. En general, las Finanzas del Comportamiento tratan de explicar por qué inversionistas que son racionales, toman decisiones irracionales. O, por lo menos, decisiones no tan lógicas.
Traigo a colación estos temas, porque muchos inversionistas, que durante la última parte del año pasado tomaron ganancias, empiezan a preguntarse: ¿debo entrar nuevamente al mercado financiero en los actuales niveles? Pero más interesante aún, es que inversionistas nuevos, se hacen la misma pregunta.
Especialmente los últimos tienen un tema muy sensible.
Si entran en la actualidad, estarían comprando activos altamente valorizados, con una ganancia potencial mucho más pequeña que el que compró unos meses atrás.
Por ejemplo, la persona que compró acciones estadounidenses en julio o agosto del año anterior ha encontrado una valorización interesante y, si las expectativas se cumplen, deben seguir viendo una valorización en lo que resta del año. Pero la persona que compre hoy, a pesar de la valorización, tienen la expectativa de una rentabilidad más baja, con una posibilidad de fluctuación mayor.
Esto quiere decir, que puede observar algunas desvalorizaciones en algunos momentos del año, por la corrección normal que puede tener el mercado financiero.
Aún así, es necesario tener en la cabeza de que, salvo casos muy dramáticos, los activos de inversión, especialmente las acciones, son muy rentables en el largo plazo.
La evidencia ha mostrado que el retorno potencial de una acción frente a un bono es sustancialmente mayor en períodos de tiempo muy amplios.
Hasta hoy, la expectativa de cierre de las acciones sigue siendo mayor a su nivel actual, según los diferentes analistas.
Los fundamentales empresariales son buenos; los estados financieros, también; por lo cual es muy probable que, en efecto, las acciones ganen valor (en Colombia y el exterior).
Y si a eso le sumamos que, según declaraciones de algunos codirectores del Banco de la República la tasa de interés se mantenga baja en los meses a venir, parecen existir condiciones para pensar que, aún con el nivel actual, los activos de inversión siguen siendo atractivos en el corto plazo.
Y, especialmente, en el largo plazo!!!
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