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ESPAÑA

Ellen M. Henrotin, la mujer que dio voz a inversionistas en la banca del siglo XIX y XX

sábado, 20 de enero de 2024

Henrotin fortaleció su cruzada con un muy comentado discurso en la Feria Mundial de Chicago de 1893, titulado Mujeres Inversoras

Foto: Expansión

Ellen Martin Henrotin detectó el gran número de mujeres en el capital de las grandes empresas e inició un cambio de paradigma

Expansión - Madrid

Detectó el creciente número de mujeres accionistas en las empresas y luchó para que ganaran protagonismo.

Décadas antes de que las mujeres pudieran votar en Estados Unidos, muchas de ellas encontraron el terreno más igualitario posible en el capital de las grandes empresas, donde tenían los mismos derechos que los hombres y donde, al menos una vez al año, podían participar en las juntas de accionistas.

Ellen Martin Henrotin se encargó de ello. La esposa de uno de los banqueros más reconocidos de Estados Unidos, cofundador de la Bolsa de Chicago, detectó el elevado número de mujeres en el capital de las grandes empresas e inició la causa para que su voz se dejara oír cada vez más alto.

Durante buena parte del siglo XX, los accionistas individuales eran los dueños predominantes de las compañías estadounidenses, sin que los institucionales tuvieran el peso que alcanzan ahora. En muchas grandes empresas como AT&T, más del 96% de los accionistas eran pequeños inversores, entre los que las mujeres eran mayoría ya desde 1910.

El papel de las inversoras femeninas en las corporaciones, sin embargo, no tenía el protagonismo al que aspiraba Henrotin. Muchas de las compañías instaban, por ejemplo, a las mujeres a votar a través de proxy (asesores profesionales de voto) ya que no les consideraban capacitadas para tener una opinión sólida y propia.

Así que la mujer del banquero inició primero una cruzada para que se identificara el número de inversoras en el capital de las grandes entidades financieras de Estados Unidos. Después, las animó a que votaran por sí mismas y participaran en las juntas de accionistas, convirtiéndose en una de las primeras mujeres activistas y pionera en detectar el potencial de la acción colectiva entre las inversoras.

Henrotin fortaleció su cruzada con un muy comentado discurso en la Feria Mundial de Chicago de 1893, titulado Mujeres Inversoras, en el que ponía de relieve el ascendente número de inversoras y criticaba que limitaran su participación en las empresas al voto a través de proxy. "Si las mujeres reconocieran su poder financiero, no se contentarían con dar su voto a los asesores que nunca asisten a las juntas de accionistas", decía Henrotin.

Su temprano activismo, sin embargo, no fue fácil de digerir, tal y como recuerda la profesora Sarah C. Haan en su artículo Mujeres activistas en la empresa. Cuando la firma de inversión que Henrontin puso en marcha con un antiguo empleado de su marido fracasó, fue ridiculizada por la prensa, que se burló de las "súplicas" de Henrontin para que las mujeres tuvieran más peso en los negocios. Ella, pese a todo, ya había iniciado un camino sin retorno.

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