"El reto del sector palmicultor para el resto del año es recuperar su productividad"

El principal reto que tiene el sector palmicultor colombiano para el segundo semestre de 2025 es recuperar su productividad, tras registrar una caída importante durante el mismo periodo de 2024. La variabilidad climática que se presentó en ese lapso agravó la esperada disminución de la actividad en la segunda parte del año, tal como se evidencia en los registros históricos anuales.

Dice Fabio González, gerente de Palmas del Cesar, que si bien hay señales de recuperación al terminar el primer semestre de 2025, el índice de productividad nacional está en 3,2 toneladas de aceite por hectárea cultivada, el sector aún está por debajo con respecto a los líderes en términos de productividad en el mundo.

Para lograr ese propósito, el sector se apoya en su modelo de desarrollo palmero, único en el mundo, que se basa en la inclusión social de pequeños y medianos productores en distintas regiones del país, señala González. Estos tienen una gran responsabilidad en sus manos, pues por ellas pasa gran parte de la renovación de las cerca de 180.000 hectáreas de palmas con edades superiores a los 25 años, de las 600.000 hectáreas que en total hay sembradas en el territorio nacional.

“A esto se suma que necesitamos un relevo generacional en el sector, dado que gran parte de la población palmicultora supera los 60 años”, señala el gerente de Palmas del Cesar. Como contrapeso de lo anterior, una de las fortalezas de esta industria es que no es exclusiva de unas pocas compañías. Al contrario, hay más de 7.000 palmicultores, de ellos unos 5.000 son pequeños y medianos, con un gran poder transformador en las regiones.

“Tenemos un gremio muy poderoso, pero sobre todo una gente maravillosa en el sector, con una cultura palmera en casi todas las regiones, adoptando muchos conceptos de sostenibilidad en sus procesos productivos y empresariales”, apunta González.

Palmas del Cesar

Durante 65 años, Palmas del Cesar ha sido ejemplo en la industria por trabajar con un sentido de propósito que le permite generar un impacto social que se compagina con sus resultados económicos. Así fue reconocido en junio, durante el Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, en el que se exaltó su aporte al desarrollo del sector, su compromiso con la sostenibilidad y su liderazgo empresarial.

Para Fabio González, una de las bases que soportan ese posicionamiento es el desarrollo de nuevos negocios a partir del aprovechamiento de la biomasa como materia prima para sus procesos productivos. “Hace ocho años, en un congreso internacional en Malasia, tuve una revelación. El lema del evento fue ‘la biomasa es oro’, y me vine con la idea de configurar varios proyectos en esa línea”.

Así, en mayo de 2023 la empresa inauguró su planta de biocompost y biogás, una infraestructura de 30.000 metros cuadrados ubicada en el corregimiento de Minas, municipio de San Martín, en el sur del Cesar. Allí se realiza el procesamiento de estas materias primas mediante el uso de tecnologías más limpias y eficientes para el mejoramiento de los suelos y la nutrición de los cultivos en condiciones de sostenibilidad más armónicas con el medio ambiente.

Estas acciones, sumadas al desarrollo de un proyecto de bonos de carbono que favorecen la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, han incidido para que la huella de carbono de la empresa sea negativa, “ni siquiera neutral”, enfatiza González.

Palmas del Cesar cuenta en la actualidad con diversas certificaciones de sostenibilidad que aplican al sector palmicultor, entre ellas la Rspo, la Iscc y la APS Colombia, cuyos principios y requisitos son bastante exigentes en materia de producción sostenible. Además, la empresa hace parte del Acuerdo de Voluntades para la Cero Deforestación, lo cual ratifica su compromiso en materia ambiental y social.

Con propósito social

Por otra parte, Palmas del Cesar promueve diversas iniciativas sociales por intermedio de su Fundación, con el fin de generar un valor compartido con las comunidades de las zonas de influencia de sus procesos productivos, así como con pequeños y medianos palmicultores.

“Tenemos cerca de ocho comunidades o asentamientos semiurbanos alrededor de las plantaciones, con cerca de 8.000 habitantes. Realizamos inversiones sociales para llevarles progreso y prosperidad, y dinamizar sus economías con programas como Mujeres Productivas, en el cual identificamos y seleccionamos emprendimientos liderados por madres cabezas de familia, y los acompañamos a fortalecer sus capacidades con capacitaciones, capital semilla y otras iniciativas”, afirma el gerente.

Otro programa de este tipo es Empalmando Corazones, que aplica el concepto de solidaridad horizontal. Más de 500 benefactores se han sumado a esta iniciativa, entre trabajadores de la empresa y palmicultores aliados, quienes donan de forma voluntaria una parte de sus ingresos para desarrollar esta labor social.

Por último, Fabio González destaca el compromiso que tiene Palmas del Cesar con sus trabajadores, al crear el mejor ambiente laboral para que se desarrollen profesional y personalmente en condiciones justas y dignas. En 2023, la empresa obtuvo la certificación Great Place to Work, gracias a que 95% de sus colaboradores afirmaron que era un excelente lugar para trabajar, y se renovó en 2024. Esto es reflejo de contar unos valores corporativos y una cultura organizacional clara y definida, que orienta sus acciones con propósito. La compañía ha implementado programas de bienestar, formación continua y reconocimiento al desempeño. Además, promueve inclusión y comunicación.