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Con análisis de datos, tecnología, conectividad y movilidad más sostenible, las ciudades avanzan en ser cada vez más inteligentes
Hablar de ciudades inteligentes requiere no solo tecnología, sino una forma diferente de gestionar el territorio.
Tres expertos analizan en qué estado se encuentra la incorporación de nuevas tecnologías en los sistemas de transporte del país para mejorar su eficiencia
La movilidad urbana inteligente avanza en Colombia con pasos firmes, aunque desiguales. Mientras ciudades como Bogotá y Medellín lideran la implementación de tecnologías de punta, el resto del país enfrenta el reto de adaptar estas innovaciones a su realidad.
Darío Hidalgo, profesor del área de Transporte y Logística en la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Javeriana, destacó de manera especial lo que ocurre en Bogotá, que cuenta hoy con la segunda flota de buses eléctricos más grande de América, solo superada por Santiago de Chile, y le suma que el metro que se construye en la capital será uno de los de mayor grado de automatización en América Latina: sin conductores, tecnología que solo comparten algunas líneas en Santiago y Sao Paulo.

El profesor también destacó los avances en los sistemas de recaudo con pruebas de tarjetas de crédito como medio de pago, como ocurre en Medellín y su área metropolitana, aunque reconoce que falta camino hacia la interoperabilidad plena y opciones como los códigos QR o pagos graduales mensuales que ya funcionan con éxito en otras ciudades latinoamericanas.
No obstante, Fernando Rojas, experto en movilidad, advirtió sobre la distancia entre la movilidad inteligente global y la colombiana. “No todas las ciudades tienen la misma conectividad, capacidad de pago o equipos técnicos para liderar esta transición”, señaló.
Además, subrayó que hablar de ciudades inteligentes requiere no solo tecnología, sino una forma diferente de gestionar el territorio.
Los desafíos incluyen la regulación de la micromovilidad (patinetas, bicicletas eléctricas), la electromovilidad con vehículos de hidrógeno y baterías aún costosas, y aspectos culturales como el respeto a las normas.
“Prima la ley del más vivo”, admitió Rojas, factor que dificulta que los sistemas inteligentes funcionen de manera óptima. Los expertos coinciden que Colombia necesita una tropicalización de la movilidad inteligente.
Más que copiar modelos foráneos, lo ideal es construir unas bases sólidas que permitan incorporar tecnología gradualmente, conforme mejoren la conectividad, los recursos y la cultura ciudadana. El reto está en que los gobernantes eviten falsas expectativas y marquen transiciones realistas hacia ciudades más inteligentes.
José Stalin Rojas, director del Observatorio de Movilidad y Logística de la Universidad Nacional, identificó tres tendencias clave para 2026: la conectividad personal mediante dispositivos móviles, el registro de la ubicación ciudadana, y la generación de datos comportamentales que permiten orientar masas de personas. La realidad aumentada y la inteligencia artificial emergen como herramientas para inducir comportamientos seguros y guiar a los ciudadanos en emergencias, mejorando la movilidad.
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