Videojuegos españoles buscan su sitio en el mercado internacional

Hace años, los desarrolladores de videojuegos españoles se atrevieron a soñar. Querían que las creaciones 'made in Spain' conquistaran no sólo a los usuarios patrios, sino también a los extranjeros y que los estudios nacidos en nuestro país se hicieran con un merecido hueco en el panorama internacional.

Desde la mítica saga Commandos (que vio la luz en 1998) , hasta el más reciente Invizimals, han conseguido que sus creaciones se cuelen entre los títulos más vendidos de todo el mundo. Ahora, su objetivo es convertir este éxito en una constante para dejar claro que no fue fruto de un golpe de suerte.

Eso sí, para lograrlo el sector "dispone de más municiones que de armas", explica a EXPANSIÓN Emanuele Carisio de la Asociación Española de Empresas Productoras y Desarrolladoras de Videojuegos y Software de Entretenimiento (DEV).

A su juicio, "estamos viviendo un momento histórico donde la amplia disponibilidad de talento se suma al abaratamiento de los costes de arranque, lo que supone una oportunidad sin precedentes". Pero "si todos los demás actores, la Administración en primer lugar, no se dan cuenta y establecen las condiciones adecuadas, puede que muchos estudios no se hagan un hueco en el sector y desaparezcan", agrega.

El potencial español
Dejando atrás los triunfos del pasado, parece que en este momento cruzar las fronteras no es una asignatura en la que las firmas de nuestro país sean precisamente novatas. José María Moreno, director general de AEVI (Asociación Española de Videojuegos) explica que "aunque el éxito es bastante parejo tanto en nuestro país como en el extranjero, los datos señalan que el peso exportador de la industria española en este terreno es mayor y representó el 56% de la facturación total en 2014".

Parte de este logro se debe, según señalan desde la DEV, "a las plataformas de distribución digital que proporcionan más facilidades a la hora de llegar al mercado global".

"Nos encontramos en un momento de grandes posibilidades para el desarrollo español y por eso es hora de sacar pecho", afirma Moreno. "Ya tenemos 400 empresas locales de videojuegos, un 21% más que en 2013 y estamos haciendo las cosas bien".

Eso sí, la práctica totalidad de estas compañías (concretamente el 96%) tiene menos de 50 empleados y son las grandes del sector las que mueven más dinero. De hecho, 50% de la facturación mundial se concentra en el 5% de las empresas.

"Se trata de una situación temporal", opina Carisio, "un 65% de estos estudios no existían hace 5 años y es normal que tenga que haber un período de consolidación para que crezcan".

Dificultades del desembarco
Pero al margen de las dificultades para reivindicar su lugar y poder hacer frente a los grandes del sector, la internacionalización plantea más retos y muchas veces las condiciones que tienen que aceptar las firmas españolas para que sus creaciones traspasen nuestras fronteras suponen un sacrificio enorme.

Desde la DEV remarcan que una de las maneras más 'sencillas' de desembarcar en otro país es encontrar un distribuidor o publisher oriundo, pero que recurrir a sus servicios pude implicar "ceder una parte significativa de los ingresos que se van a generar (entre 40% y 60%)".

A menudo contar con esta ayuda en el extranjero "supone hasta no tener el control sobre la propiedad intelectual de los videojuegos" lo que conlleva despedirse de la oportunidad de vender licencias para productos derivados (juguetes, ropa, etc.) o de lanzar secuelas, dos posibilidades que suelen ser muy lucrativas en este sector.

Una alternativa que evitaría que otros se beneficiaran del trabajo ajeno y que reduciría la falta de visibilidad internacional a la que se enfrentan los estudios de nuestro país son los eventos en los que las firmas con menos recursos pueden dar a conocer sus creaciones e ir a la caza de inversores nacionales e internacionales, como, por ejemplo, la Madrid Games Week , que se celebró el mes pasado.

Los peligros de una mala gestión
Otras veces las desarrolladoras tienen al enemigo que les impide cruzar las fronteras en su propia casa. Una mala gestión puede condicionar la internacionalización del producto tanto o más que la falta total de planificación o el hecho de recurrir a terceros que recorten los beneficios.

Carisio recuerda que si lo que se quiere es llegar al público extranjero hay que tener en cuenta "desde el comienzo el trabajo que se tiene que acometer desde un punto de vista de marketing para que el juego pueda llegar a los usuarios finales en los mercados objetivo". Este esfuerzo suele ser el más que pesa a nivel financiero, llegando a absorber "hasta 70% del presupuesto".

Por otra parte, en España las empresas de esta industria se encuentran con una serie de "dificultades estructurales" a la hora de encontrar financiación para sus proyectos. También se enfrentan a la carencia de profesionales especializados y a un marco fiscal que no favorece nia a los estudios pequeños, ni a las inversiones internacionales.

En este sentido, en AEVI aprovecharon la Madrid Games Week para entregar a representantes de distintos partidos políticos un documento con propuestas de apoyo al sector en diferentes ámbitos, como el de la internacionalización.

"Les proponíamos iniciativas como ayudas que fomenten la exportación de videojuegos creados en España; poner en marcha programas de captación y retención de perfiles altamente cualificados; o la simplificación del proceso de contratación de dichos profesionales". El objetivo de la asociación es que el talento y los frutos que pueda dar no se desaprovechen. "Con este apoyo y las ganas de nuestros desarrolladores lograremos ser líderes europeos", augura Moreno.