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Nokia, BlackBerry y Nextel, el ocaso de tres gigantes

miércoles, 20 de agosto de 2014
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En menos de 10 años, Nokia, la empresa que fue insignia de Finlandia, país de cinco millones de habitantes, terminó por convertirse en la división de teléfonos del gigante informático Microsoft.

BlackBerry ha tenido dos años fallidos en los que no ha podido convencer con sus dispositivos móviles, mientras que su liquidez sigue mermándose.

BlackBerry y Nokia han dejado de ser referentes y han dejado de marcar huella en el negocio de los equipos telefónicos.

Nextel, por su parte y en el caso de su unidad mexicana, ha dejado de lado sus ambiciones de rebasar a Iusacell por número de abonados y ahora se aferra a mantener sus usuarios corporativos que le reportan un alto consumo de servicios. El fantasma de la bancarrota asola por segunda vez a la telefónica estadounidense, tanto que acaba de desprenderse de su filial chilena y eventualmente, según analistas, también pudiera hacerlo de sus operaciones en México.

En un año, Nextel perdió poco más de un millón de abonados en México; sus inversiones para desplegar su red de nueva generación utilizando los 30 MHz de espectro ganados en la Licitación 21 le han supuesto a la compañía sobrecostos adicionales. Más cerca que lejanos parecen entonces los días en que Nextel despachaba desde un hotel en la Avenida Revolución, hace 15 años, cuando las condiciones de mercado se tornaban difíciles, tanto como ahora.

Lejos se ven los eventos de prensa en los que Nextel podía presumir que su servicio de radio era una ventaja competitiva ante otros actores de la industria.

Más lejanos parecen ahora las ocasiones en que a duras penas Apple pagaba la cuenta por la cena de un grupo de reporteros a los que había invitado a una presentación de sus desarrollos en San Francisco, allá por los años 2000 a 2005, antes del éxito del iPhone.

Nokia, adiós a los móviles
La venta de la división de móviles de la finlandesa Nokia a Microsoft, avalada por el 99,5% de sus accionistas, supuso el fin de las operaciones de la compañía en el segmento y el ocaso, de acuerdo con expertos, de una legendaria marca que antes que Apple había creado una pantalla táctil y desarrollado además una tableta.

Los US$7.200 millones desembolsados por Microsoft para quedarse con Nokia supusieron también más que una notable entrada de capitales a Finlandia, el fin de una compañía pionera del sector. La prueba fue el hecho de que la reunión de accionistas donde se aprobó la venta se realizó en un estadio de hockey sobre hielo de Helsinki, no en el tradicional salón de juntas de la compañía, dado que ninguno de los socios grandes y pequeños quiso perderse la histórica venta.

El directorio de Nokia prometió entregar jugosos dividendos a los accionistas, a cambio de ceder a la venta de lo que éstos consideraban un símbolo nacional finés.

Concretada la operación, Nokia cedió todos los activos relacionados con el diseño y fabricación de teléfonos básicos y smartphones, así como 32.000 empleados que en adelante pertenecerán a la plantilla laboral de Microsoft. También cedió de manera no exclusiva las licencias de sus patentes para desarrollar tecnologías en telefonía móvil.

De esta manera, Nokia siguió los pasos de Motorola, con la que años atrás se había repartido el mercado de los equipos telefónicos. En el camino deshizo su joint venture con Siemens, Nokia Siemens Networks (NSN), y con lo que quedó se puso a desarrollar a Nokia Solutions and Networks, su división de equipos de telecomunicación.

Desde la aparición del iPhone de Apple, en 2007, Nokia había perdido el 85% de su valor en bolsa y había pasado de ser el indiscutible primer fabricante mundial de móviles a la segunda, después de la surcoreana Samsung. El gran descalabro de Nokia fue que en 2010 fabricaba uno de cada tres smartphones, pero en el inter entre el 2012 y 2013 se colocó como el octavo fabricante de estos equipos, detrás de nuevos competidores en el segmento como Huawei o Lenovo, según Gartner.

Cuando el iPhone de Apple irrumpió en el mercado, Nokia fabricaba uno de cada tres teléfonos que se vendían en el mundo y cerca del 40% de los nacientes smartphones eran ideados por ella bajo la tecnología Symbian, según IDC. Pero una falta de visión por aprovechar nuevas funcionalidades afectó la competitividad de la compañía.

La aparición del iPad fue la puntilla para Nokia, que no contaba con una tablet, pese a que en el 2001 había desarrollado el Nokia 510, su propia tableta. Y en el 2004, tres años antes que Apple, había presentado el Nokia 7710, un móvil con pantalla táctil al que no quiso apostarle más.

El resultado fue que en el 2012, Samsung acabó por rebasar a Nokia como primer fabricante mundial de celulares en las gamas más lucrativas.

Para entonces, Nokia comenzaba una alianza comercial con Microsoft y su plataforma Windows Phone, tras relegar a Symbian y luego a MeeGo, su otro sistema operativo que nunca vio la luz en el mercado de manera masiva.

De la alianza con Microsoft nació la línea Lumia, que ha derivado en un mediano éxito para ambas firmas.

Nokia, que había comenzado operaciones en el siglo XIX como un aserradero y que había fabricado desde juguetes hasta neumáticos; que en una década había logrado colocar un celular en cada bolsillo, terminó en la cartera de productos de Microsoft. La prueba, el último comunicado de Microsoft sobre Lumia enviado a la prensa, el 14 de agosto pasado, ya no anunciaba la palabra Nokia.

BlackBerry se durmió en sus laureles
BlackBerry fue hasta el 2010 el indiscutible proveedor líder de smartphones para el segmento empresarial. Sus dispositivos contaban con conexión permanente a la red, su servicio de mensajería era el más deseado por los ejecutivos y todos sus clientes apostaban a la seguridad de sus redes.

Hoy, los equipos de la firma canadiense no terminan por convencer y BlackBerry apuesta más a mercados emergentes como el latinoamericano, que a sus principales nichos, Norteamérica y Europa, porque allí Apple y Samsung le han arrebatado el negocio.

En América Latina, BlackBerry alcanzó en 2013 una participación del 12% y en Estados Unidos, ésta no llega al 1%, según estimaciones de IDC y Gartner. En el 2010, BlackBerry contaba con el 43% del mercado smartphone en Estados Unidos, según la consultora Consumer Intelligence Research Partners (CIRP).

Research In Motion (RIM), la controladora de la marca BlackBerry, se confió en las ventajas de seguridad y en el prestigio que su marca había ganado en los últimos 10 años. RIM desestimó la llegada al mercado del iPhone y no advirtió que este equipo ayudó a masificar el uso del smartphone.

RIM, que en 2013 cambió de nombre a BlackBerry como estrategia de negocio, tampoco apostó a las pantallas táctiles. Confió siempre en sus afamados teclados físicos y cuando se decidió por masificar en sus aparatos el uso del teclado virtual, en el 2012, Apple y el resto de los competidores ya le llevaban cinco años de camino recorrido.

BlackBerry además se enfocó en demasía en su tecnología de notificación de correos electrónicos, aspecto que no fue suficiente cuando los demás actores comenzaron a ofrecer novedosas soluciones de oficina móvil.

Luego apostó a una tablet que poco pudo hacer frente al iPad. El PlayBook no contaba con una interfaz más amigable que el equipo de Apple o las propuestas con Android; por ejemplo, para leer e-mails era necesario contar con un teléfono de la marca.

El presumir que la PlayBook era mejor que la iPad porque sí podía reproducir con facilidad los archivos Flash no fue suficiente.

Al final, RIM terminó por retirar de los anaqueles a la última versión de tableta, la PlayBook 4G LTE, por falta de interés por parte de los consumidores.

Por las mismas fechas, vino después un fallo mundial en los sistemas de seguridad y de transmisión de datos de la compañía en cuanto a las comunicaciones. En cuatro días, usuarios de todo el mundo enfrentaron problemas en el envío y recepción de mensajes; también en la navegación. Los equipos no llegaron a funcionar ni con Internet de Wi-Fi.

A este hecho, RIM respondió tarde. Su silencio de dos días enojó a los usuarios y un llamado urgente a conferencias telefónicas con medios de comunicación elegidos desde Toronto causó sensación entre reporteros.

RIM, con una caída en su valoración del mercado por alrededor del 70%, pero con una bolsa de liquidez por poco más de US$1.000 millones, intentó regresar en 2013 con nuevos equipos caros y un sistema operativo renovado. Pero era tarde.

Los equipos BlackBerry habían dejado de ser aspiracionales. Pocos usuarios apostaban por una PlayBook que contaba con procesadores multi-core o que uno de sus teléfonos utilizara la tecnología QNX, la misma que la NASA usa en algunos robots, porque al usuario lo que más le interesa es contar con un universo de aplicaciones, algo que no ofrece aún BlackBerry 10, el nuevo sistema operativo de la compañía.

Luego WhatsApp le fue ganando mercado al BlackBerry Messenger y la compañía nuevamente tardó en reaccionar.

El espaldarazo de Barack Obama hacia la compañía tras afirmar que nunca dejaba descansar a su BlackBerry de poco sirvió a la firma canadiense.

BlackBerry siguió una espiral descendente, de cerca de US$80.000 millones en que estaba valuada en 2008, su mejor año, llegó ser valorada en US$5.000 millones por los analistas en 2013.

Se ha rumorado su venta más de una vez. Su principal accionista, el fondo Fairfax Financial intentó hacerse con la empresa por US$4.700 millones. Hubo también movimientos en su cúpula directiva tras la salida de sus fundadores: Mike Lazaridis y Jim Balsillie.

Mike Lazaridis dejó entrever una vez ante los medios que Apple era una novata con su iPhone en un mercado donde ya dominaban Nokia, Motorola y su propia empresa.

Nextel, en la cuerda floja
La situación de Nextel no siempre fue así, cercana a la quiebra, al menos en México. Su base de casi cuatro millones de clientes le reportan en el país un consumo promedio de servicios (ARPU), según The CIU, sobre los US$30,5, cuando su competidora Movistar alcanza un ARPU de US$6,09 en su cartera de casi 20 millones de abonados.

Pero las condiciones de mercado no son las mismas para la telefónica. La conclusión de los servicios de la red iDEN de Sprint, socia de Nextel, en la frontera dejó en la indefinición a los usuarios, que si no migraron a la nueva tecnología de Nextel México, mejor optaron por migrar a otra compañía de telefonía.

La constante desconexión de líneas y los costos no programados en el desplazamiento de su red de Cuarta Generación (4G) han terminado por entorpecer sus operaciones en México.

Nextel perdió sólo en el segundo trimestre del 2014, poco más de 334.000 clientes en el país, y poco más de un millón en entre el segundo trimestre del 2013 y el segundo de este año, debido a este tipo de problemas.

Nextel preveía que el 2013 lo iba a terminar con cinco millones de usuarios en México y sin embargo, su cuota se ha ido reduciendo hasta los 2,93 millones de usuarios activos.

La atracción de 60.000 abonados en el segundo trimestre del 2012, mientras que Telefónica perdió 51.000 usuarios en el mismo lapso, según la extinta Cofetel, dejaba entrever que Nextel se mantendría como tractor de usuarios, pero no resultó así.

La abultada desconexión de clientes comenzó en 2013 y se ha agudizado en este año, y se ve reflejado en sus ingresos. Entre enero y marzo del año pasado, Nextel ingresó US$511 millones, pero un año después la cifra se cayó hasta los US$385 millones y tres meses más tarde, hasta los US$366 millones.

La empresa analiza declararse en bancarrota, ya se desprendió de su unidad chilena y se advierte que pudiera hacer lo propio con su filial mexicana, pese a que sea la segunda más importante en la región por generación de ingresos.

El problema en México obedece a que no ha comenzado a explotar todo su espectro, a que carece de liquidez y a que no ha encontrado la fórmula para detener la constante partida de abonados.

Pero Nextel en México tiene posibilidades de regresar a la vida.

“Puede que utilice a sus clientes. Esos clientes pagan; su espectro puede venderlo y obtener liquidez. El problema, que a los clientes se les debe garantizar la continuidad del servicio.

Otra, que se diversifique en un mini carrier de servicios de nicho. Seguir buscando acuerdos, como con Telefónica, para ser un operador móvil virtual en otras regiones. Todo eso se puede, siempre que se garantice continuidad del servicio y el IFT no se oponga”, dijo Jesús Romo, analista en telecomunicaciones.

Nextel enfrenta al fantasma de la quiebra. Desde su corporativo ubicado en uno de los edificios más emblemáticos de Santa Fe se advierte la Avenida Revolución, donde hace 15 años despachaban los primeros jefes de esa compañía en el país y cuando éste atravesaba por tiempos difíciles, sólo que ahora Nextel cuenta con un millón de clientes menos.

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