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Esta transacción, que ascendió a US$230 millones, implica la adquisición de seis subsidiarias de Cerámica San Lorenzo con presencia en Chile, Colombia, Perú y Argentina. “Además de incrementar la participación de Grupo Lamosa en dichos mercados, la operación representa un crecimiento del 40% en la capacidad de producción actual de revestimientos cerámicos de la Compañía, misma que actualmente asciende aproximadamente a 130 millones de metros cuadrados al año”, informó la empresa en un comunicado enviado a la Bolsa Mexicana de Valores.
Con la operación, la mexicana complementará sus líneas de productos y canales de distribución de revestimientos y adhesivos cerámicos, “aprovechando el posicionamiento de las marcas San Lorenzo y Cordillera, y los canales con los que cuenta”.
Cerámica San Lorenzo abrió operaciones comerciales en Colombia en 2006 importando sus productos desde su planta Peruana y desde 2011 tiene un fábrica en Sopó, Cundinamarca.
Las similitudes entre Corona y el Grupo Lamosa
Los puntos de encuentro entre Corona y Lamosa van más allá de que la primera haya comprado su línea de sanitarios a la segunda. Las dos firmas son centenarias: mientras la mexicana tiene más de 125 años en el mercado de la construcción; Corona tiene 135. Y las dos tuvieron que cambiar de razón social a lo largo de su historia: Lamosa nació como la Compañía Manufacturera de Ladrillos de Monterrey, para luego cambiar su nombre a Ladrillera Monterrey y Corona fue la Compañía Cerámica Antioqueña, la Fábrica de Lozas de Caldas y la Locería Colombiana.
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