Disyuntiva de la caída de la industria

En la antesala de la publicación de las cifras oficiales del desempeño manufacturero del mes de mayo, nos hemos encontrado en las últimas semanas con un álgido y emotivo debate propiciado positivamente por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional y por este diario económico, sobre la disyuntiva de si sufrimos o no hoy día del fenómeno de desindustrialización, o si ello responde más a un fenómeno de desaceleración.

Ésta discusión, valga decirlo, la llevábamos esperando bastante tiempo.

Por una parte, el Gobierno Nacional viene mostrando con diferentes mediciones e indicadores, que la economía no está desindustrializándose hoy día, y que la coyuntura internacional, sumada a aspectos particulares como la apreciación cambiaria, la desaceleración del sector de la construcción, el llamado “costo Colombia”, y a la baja productividad empresarial, se han agrupado como los fuertes detonantes del decrecimiento productivo.

Por otra parte, un grueso de centros de investigación, académicos, columnistas de opinión y analistas han evidenciado, teniendo en cuenta los datos agregados de la industria nacional en los últimos años, la pérdida de participación del PIB industrial dentro del agregado total de la economía colombiana. Múltiples estudios y evidencias respaldadas en cifras oficiales, dan cuenta del bajo desempeño continuo de un gran porcentual del total de ramas manufactureras. A eso se le suma la discusión planteada con la llamada: “enfermedad holandesa”, y con los efectos que se que ya se están dando (tanto negativos como positivos), a raíz de la firma e implementación de múltiples tratados de libre comercio.

Bastante impacto tiene el desempeño industrial en nuestra economía, tanto como generador de empleo y de valor agregado, como para descuidarlo. Si bien es cierto que este mal desempeño se ha fortalecido en los últimos tres años, en un horizonte de tiempo más largo es posible observar que el sector industrial no ha dejado de crecer en los últimos 50 años, a pesar de que lo ha hecho recientemente a menores ritmos respecto al sector minero o de servicios. Esta tendencia de menor crecimiento de la industria y mayor de servicios (y minería para nosotros) es una constante de bastantes economías del mundo, en las cuales hace unos siglos su crecimiento dependía de lo que transcurriera en el sector agrícola y minero, más tarde del sector industrial y ahora del sector de servicios.

Bajo este panorama, creo que nos llegó la hora de blindar a los entes gubernamentales para que entre todos los actores involucrados podamos apoyar y dar aportes, revisar experiencias internacionales, y buscar soluciones a los problemas identificados, para impulsar la producción y ventas de las manufacturas nacionales. El Gobierno, los industriales, los gremios, y la academia debemos trabajar concatenadamente en la búsqueda del establecimiento de una serie de acciones, enmarcadas en el empoderamiento de una Política Industrial de Estado, que lleve al país al fortalecimiento del andamiaje fabril.

Día a día debe destacarse el papel y esfuerzo del Estado en la formulación de acciones y estrategias dirigidas a impulsar a la industria colombiana. Diversos entes gubernamentales trabajan día a día en el diseño de múltiples herramientas que buscan apoyan a nuestra industria, y ante la coyuntura actual, debe apoyarse este accionar institucional desde todos los frentes. Pero cuidado, es necesaria una fuerte articulación entre los diversos actores, y asimismo, el fortalecimiento institucional es vital para que el país logre recuperar las tasas de crecimiento positivas en su producción manufacturera.