¿Acelerado crecimiento del mercado de eléctricos presiona demanda de energía?

El acelerado crecimiento del mercado de vehículos eléctricos en Colombia ha reabierto el debate sobre su efecto real en el consumo energético nacional. Aunque algunos analistas advierten una sobrecarga puntual entre las 7:00 p.m. y las 10:00 p.m.-horario en el que los propietarios suelen conectar sus vehículos-, los datos del sector eléctrico y automotor muestran que, por ahora, la contribución de esta flota al alza en la demanda es aún marginal.

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Según cifras del más reciente informe de la Andi y Fenalco, entre enero y septiembre de 2025 se matricularon 12.366 vehículos eléctricos nuevos, un crecimiento de 170% frente al mismo periodo de 2024. En septiembre, las ventas aumentaron 151% anual, alcanzando 1.858 unidades y representando 7,5% del total de vehículos nuevos del mes. El segmento híbrido, por su parte, sumó 46.352 unidades en lo corrido del año, con un crecimiento superior a 60%.

La expansión del parque automotor eléctrico ha sido liderada por BYD, con 54% de participación entre enero y septiembre, seguido por Kia, Volvo, Chery y Chevrolet. En conjunto, estas marcas concentran 75% de las matrículas. Ciudades como Bogotá, Medellín y Cali concentran la mayoría de los registros, aunque los mayores crecimientos porcentuales se dieron en Ibagué (2.200%), Manizales (1.500%) y Zipaquirá (1.300%).

Aun con esta dinámica, el tamaño del parque total sigue siendo pequeño. EPM, uno de los principales comercializadores de energía del país, estima que el parque automotor de vehículos eléctricos enchufables asciende a unos 45.000 vehículos a septiembre de 2025, según Andemos. Esto representa “un número muy bajo para generar una variación en la demanda energética nacional durante una franja horaria”, explicó la compañía.

EPM aclara que, aunque la mayoría de los vehículos eléctricos se cargan en las viviendas al final de la jornada laboral, no todos se conectan al mismo tiempo ni todos los días, lo que distribuye la carga y reduce el riesgo de congestión energética.

Además, la infraestructura actual de distribución eléctrica aún tiene holguras suficientes para absorber ese consumo, especialmente en un año de alta hidrología, donde la generación hidráulica ha sido amplia.

Sin embargo, desde el Grupo Energía Bogotá, GEB, su presidente Juan Ricardo Ortega advierte que la discusión no debe limitarse solo a la cantidad de vehículos, sino a las restricciones físicas y de infraestructura que implica su carga masiva.

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“Lo que yo veo de cifras agregadas no parece. Hay costos y restricciones de infraestructura de transformación en edificios y casas que lo hace muy difícil”, señaló Ortega, al referirse a los desafíos técnicos de instalar redes de carga residencial y adaptar la capacidad de los transformadores. La advertencia se alinea con las preocupaciones de ingenieros y operadores sobre la capacidad de distribución local, especialmente en zonas urbanas donde el parque residencial no fue diseñado para soportar altas potencias simultáneas. Ortega apunta a que el verdadero reto no es la generación de energía, sino la transformación y distribución eficiente en los puntos de consumo. De cara al futuro, los operadores de red reconocen que el desafío podría escalar si el crecimiento de las ventas mantiene ritmos de tres dígitos anuales. El país deberá anticipar mecanismos de gestión de demanda, como tarifas diferenciadas por hora o tecnologías de carga inteligente que balanceen el flujo energético en las horas valle. En países como Noruega o China, donde los eléctricos superan 20% del parque automotor, estas soluciones ya son parte de la planificación energética.

En Colombia, el avance del segmento eléctrico ocurre en paralelo a la transición energética y a un contexto de precios volátiles en el mercado mayorista. De hecho, en noches con alta demanda -especialmente entre las 7:00 p.m. y las 10:00 p.m.- ya se han registrado picos de precios por el consumo residencial concentrado. Pero los expertos advierten que atribuir esa presión a los vehículos eléctricos sería, por ahora, una sobreestimación.

El impacto real dependerá del ritmo de penetración tecnológica y de cómo las distribuidoras integren soluciones digitales de monitoreo y respuesta a la demanda. Como concluye EPM, “en un futuro, de llegar a generarse una presión significativa, podrían implementarse soluciones técnicas que ajusten el consumo de acuerdo con la capacidad disponible de la red o por franjas horarias de bajo consumo”.

Mientras la flota eléctrica crece y transforma el parque automotor colombiano, su peso sobre la demanda energética aún es incipiente, pero su proyección exige planificación, inversión y regulación anticipada. La electrificación del transporte no solo redefine la movilidad, sino también la forma en que el país deberá administrar.

Fuentes insuficientes

Nuevas proyecciones sobre el balance de energía eléctrica apuntan a que desde 2027 y 2028 la demanda será superior a las fuentes existentes, así lo reveló el Centro Regional de Estudios de Energía, Cree.