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Se trata, dice su director general, Alfonso Prada, de educar a personas que por el conflicto armado fueron forzadas a abandonar estudios, familias y tierras. La meta es fomentar el emprendimiento para brindar a los desmovilizados, y a otros egresados, la oportunidad de crear sus propias empresas o negocios.
En estos pocos meses que lleva en el cargo, ¿cómo encontró al Sena?
Encontré una entidad que fue ratificada por una encuesta de la firma Yanhass como la más querida por parte de los colombianos, la que más inspira confianza y que llega a todos los rincones del país con su mensaje de formación para el empleo. Es una institución que tiene la necesidad de impulsar y mejorar los procesos de formación bajo elevados estándares de calidad, ampliando la oferta de cupos para más colombianos, todo bajo una mayor comunicación con los empresarios frente a lo que requiere el mercado laboral. No queremos tener solo aprendices certificados, sino aprendices certificados de alta calidad para ser vinculados al sector productivo.
Una meta que tenemos para el 2015 es formar parte del Sistema Nacional de Competitividad para incrustarnos definitivamente con el sector privado y el resto de las instituciones públicas para contribuir al objetivo nacional de generar dos millones de empleos en los próximos cuatro años.
Pero, aparte de esos objetivos, ¿cuál debe ser la gran apuesta del Sena para el 2015?
Sueño, como la gran mayoría de los colombianos, que se firme el acuerdo de paz. Y que el Sena a partir del 2015 comience con sus programas un proceso de ocupación de la totalidad del territorio nacional, es decir, en zonas que han sido marginadas por cuenta del conflicto armado.
En otras palabras, ofrecer formación educativa en esa mitad del país que ha estado sometida a la exclusión. Aspiro ver al Sena como la entidad líder del posconflicto ofreciendo formación en todas esas regiones, y para ello tenemos que avanzar en inversiones serias y contundentes. Por ejemplo, hacerlo en zonas como Guaviare, Vichada, el bajo Cauca, el sur de Bolívar, Córdoba, Huila y en el Putumayo.
¿El Sena está preparado para asumir una potencial avalancha de formación durante el posconflicto?
Difícilmente encuentra usted hoy una entidad mejor preparada que el Sena para enfrentar este desafío por su cobertura territorial, aunque seguramente tendremos que crecer el presupuesto para acondicionarlo a esa nueva etapa. Tenemos 117 centros y más de 220 sedes en las que impartimos formación y cerca de 37.000 docentes que tienen a su cargo esta tarea. El Sena dispone, asimismo, de una estructura sólida y experimentada que permite, además, ofrecer capital semilla para impulsar procesos de emprendimiento, y allí, seguramente muchos reinsertados, en especial campesinos, tendrán la oportunidad de lograr su formación y crear sus propias empresas, ya que por culpa del conflicto no han podido hacerlo.
¿Cuántos desmovilizados se podrían atender?
Hoy brindamos formación a un millón 200 mil personas, y si aplicamos números simples a un futuro proceso de desmovilización de 10.000 o 15.000 personas, ese indicador no pasa de ser apenas el 3% de toda la oferta del Sena. No es un reto insuperable, además de que en este desafío estaremos acompañados por el Ministerio de Agricultura, que tiene diseñado todo un plan de ocupación territorial para promover nuevos cultivos. Contaremos también con los apoyos de los ministerios del Medio Ambiente y de Comercio. Creo que es un ejercicio que se asumirá sin mayores dificultades.
A propósito, ¿cuál debe ser el compromiso del empresariado en el posconflicto, para que muchos desmovilizados por la falta de oportunidades, no regresen a la delincuencia?
En el Sena nuestros aliados estratégicos están en el sector privado. El empresariado tiene el capital y puede generar más empleo, pero la idea es que, por ejemplo, en el Valle del Cauca se puedan establecer cuáles son los procesos de formación y los trabajadores que requieren. Pero, ante todo, la respuesta empresarial debe ser frente al crecimiento de la economía, la distribución equitativa del ingreso, su responsabilidad social, y parte precisamente de ello es recibir a esos colombianos que han sido marginados del empleo y la productividad del país.
Muchos colombianos buscan algunas veces de forma desesperada un cupo en Sena. ¿De cuánto es la nueva oferta de cupos para el 2015?
Aspiro en el 2015 lograr la formación de otro millón de colombianos, y mejorar, ante todo la formación virtual que hoy tiene un indicador de deserción del 70%, que es muy delicado. La idea es bajarlo a su mínima expresión, para que este tipo de formación se convierta en un instrumento clave.
Algunos analistas afirman que el desmonte de los parafiscales en la última reforma tributaria no aportó mucho a generar empleo. ¿Cuál es su apreciación?
En el Sena el comportamiento de las finanzas ha sido sostenido. No hubo ninguna baja en los ingresos cuando se cambió el soporte de la parafiscalidad y el impuesto del Cree. Por el contrario, subieron los ingresos de la entidad durante esta vigencia.
Es un comportamiento estable, sin embargo, debo decir que la ley que fijó un porcentaje del Cree para ser destinado al Sena y al Icbf, el Congreso de la República determinó una fórmula clara: así bajaran las utilidades de las empresas, nunca bajaría el presupuesto, por lo que habría siempre estabilidad en las finanzas de estas instituciones.
En Colombia existe una tendencia a la 'doctoritis' en las universidades y no a un mayor formación técnica. ¿Qué tanto rezago sigue en ese campo?
Siempre será un reto la pertinencia, y no podemos bajar la guardia. Lo que se forme en el Sena es lo que requieran las empresas. El hecho de formar al año a un millón 200 mil personas demuestra que hay una vocación del país hacia la educación técnica y tecnológica. Y una muestra de ello es que ofrecimos otros 97.000 nuevos cupos y se presentaron casi 300.000 aspirantes, lo cual refleja que hay un claro despertar acerca de que la formación universitaria no es la única alternativa en Colombia.
¿Por qué la formación universitaria de corte empresarial es aún muy pobre en el país, un modelo que solo educa para conseguir empleo?
En eso estoy totalmente de acuerdo. No hay que formar a las personas con la mentalidad de ser empleados, sino para que sean emprendedoras o empresarios. Sin embargo, una reciente encuesta reveló que Colombia es el primer país en el mundo con la mayor vocación de emprendimiento, es decir, las ganas que tiene la gente de hacer empresa. Eso significa que hoy el potencial es gigantesco, y que tanto las universidades como las instituciones de educación superior deben tener muy claro ese resultado.
El desempleo acosa hoy especialmente a los jóvenes. ¿Qué tantos egresados del Sena tienen hoy la oportunidad de vincularse a una empresa, o de tener su propio negocio?
Lo que encontramos es que uno de cada dos egresados logra tener finalmente un empleo digno y decente. Por eso la meta que nos ha fijado el presidente Santos es la de crear 2,5 millones de empleos en el cuatrienio, y precisamente acabamos de presentar toda la estrategia para conseguir ese objetivo a través del Servicio Público de Empleo, en el cual el Sena aportará el 50% de esa meta. Este año, por ejemplo, la meta era aportar 160.000 puestos de trabajo, y a la fecha la cifra va en 148.000, y con las expectativas laborales para las fiestas de Navidad esa cifra aumentará más. En el 2015 la meta será más ambiciosa: el Sena busca promover 240.000 empleos, y en cuatro años aportar al menos un millón de vacantes.
Pero, ¿cuántos de esos egresados podrían tener su propia empresa?
La mentalidad de quienes se están formando en el Sena es tener su propio negocio, o ser empresarios independientes. Por eso, lanzamos una nueva convocatoria de nuestro Fondo Emprender que costará $16.000 millones. Son recursos que pondremos al servicio de personas con ideas de negocios para que se presenten al Sena y logren un capital semilla para concretar su proyecto. Y que por cada emprendimiento se puedan generar entre tres y cinco empleos. Para el 2015 buscamos respaldar 200 emprendimientos empresariales.
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