Los impuestos saludables le dejarían $3 billones al sector de la salud a partir de 2026

En una movida que podría entenderse como el inicio de la implementación del modelo preventivo de salud que promulga el Gobierno, desde 2023 está vigente la Ley 2277 de 2022, sobre la implementación de los impuestos saludables, para comestibles ultra procesados y para bebidas azucaradas.

Este impuesto progresivo (inició con una tarifa de 10% en 2023, pasó a 15% en 2024 y desde este año es de 20%), recolectó $2,88 billones el año pasado y la expectativa del Ministerio de Salud es que el próximo año superen la barrera de $3 billones, que tendrían como destino la financiación del nuevo sistema de salud; en el texto aprobado en segundo debate en Cámara de Representantes se establece que la totalidad del recaudo por este concepto se destinará al nuevo Sistema General de Seguridad Social en Salud.

“El impuesto a las bebidas y alimentos ultra procesados busca desincentivar el consumo de productos asociados a enfermedades crónicas y al mismo tiempo generar recursos fiscales, estando alineado con la estrategia de prevención y atención primaria en salud impulsada por el Gobierno”, comentó Jesús Albrey González, socio fundador de González Páez, sobre la posibilidad de que la implementación del tributo fuera la antesala de la reforma a la salud.

En el aval fiscal que presentó el Ministerio de Hacienda sobre el proyecto de reforma a la salud, la cartera estimó que los impuestos saludables entrarían a financiar el nuevo sistema de salud con una participación no mayor a 3% al menos hasta 2030. Calcularon que para ese año aportarían $3,63 billones y en 2034 alcanzaría su máximo de aporte con $4,3 billones.

“Todos los avales fiscales han sido claros sobre cómo se puede financiar la reforma e incluso tener recursos adicionales. Los impuestos saludables se adicionan al Presupuesto General de la Nación conforme este también vaya creciendo”, señaló el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo.

En cuanto al comportamiento del recaudo de los impuestos saludables, el de los comestibles ultraprocesados tuvo cifras más altas en su primer años de implementación con $2,39 billones mientras que el de bebidas azucaradas fue de $488.980 millones. Es decir, en 2024, se recaudaron $2,88 billones por impuestos saludables.

De cara a la expectativa del aumento, en cuanto a lo que recogerá este concepto en 2025, el comportamiento del recaudo año corrido entre 2024 y 2025 da una luz sobre el crecimiento que se registraría.

Mientras que entre enero y junio del año pasado se habían recaudado $1,33 billones ($1,13 billones del impuesto a comestibles ultra procesados y $204.906 millones del de bebidas azucaradas), en el primer semestre de 2025 ya se recogieron $1,67 billones ($1,36 billones del tributo a los comestibles ultra procesados y $314.321 millones por cuenta del de bebidas azucaradas).

En cuanto al comportamiento de recaudo por meses, en 2024 se recaudó más por cuenta del tributo a las bebidas azucaradas en septiembre con $80.506 millones y cuando menos fue en junio con $15.823 millones. Sobre los ultra procesados, el pico de recaudo se dio en noviembre con $384.856 millones y el valor más bajo se dio en junio con $14.705 millones.

Tarifa del impuesto, sujeta a nuevos ajustes

Jesús Albrey González explicó que los impuestos podrían ver ajustes en la tarifa. Esto en tanto que el Congreso conserva la facultad de modificar tarifas mediante futuras reformas tributarias, “lo que implica que podrían incrementarse si se considera necesario para la política fiscal o de salud pública”, según González. A esto se le suma que el parágrafo del artículo 513-4 de la Ley 2277 de 2022 estima que, a partir del primero de enero de 2026, las tarifas del impuesto a las bebidas ultra procesadas azucaradas se expresen en función de la UVA, lo que garantiza un ajuste automático que se daría cada 12 meses.