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Cerca de US$209 millones es la proyección de lo que el país recibiría en 2026 si no se congelan las ayudas.
Cifras del Departamento de Estado revelaron que, a corte de septiembre de 2025, los recursos sumaron US$232,2 millones, lo que significa una caída de 67,7% frente a 2024
“Líder del narcotráfico” y “matón” son algunas de las expresiones que utilizó el presidente de EE.UU., Donald Trump, al referirse al primer mandatario, Gustavo Petro. Las tensiones diplomáticas han escalado hasta tal punto que EE.UU. anunció que recortará la ayuda a Colombia. Pese a estas declaraciones, en 2025 los aportes estadounidenses han sido los más bajos en 24 años.
Las cifras del Departamento de Estado de EE.UU. indicaron que, hasta septiembre de 2025, el país recibió una asistencia de poco más de US$232,2 millones, en contraste con los recursos que llegaron entre 2021 y 2024, los cuales oscilaron entre US$708,5 millones y US$754,9 millones.
Lo más llamativo es que, a pesar de que los datos son a corte de septiembre, desde 2001 no se registraba un nivel tan bajo, ya que, en ese año los montos recibidos fueron de US$275,5 millones. Otro punto es que, entre 2024 y 2025, las ayudas se redujeron en más de 67,7%.

Si se pone la lupa sobre los aportes de 2025, los tres grandes rubros que concentraron los montos fueron gobernanza, ayuda humanitaria y protección medioambiental.
El primer segmento agrupa todo lo relacionado con la paz, la seguridad, los derechos humanos y el control de narcóticos. El segundo comprende servicios de socorro, ayuda alimentaria y otros tipos de asistencia. El tercero se enfoca en la protección de la biodiversidad y en el fortalecimiento de las políticas medioambientales.
La Cámara de Comercio Colombo Americana, AmCham, señaló que los recursos propuestos del Congreso de EE.UU. para 2026 se ubican en US$209 millones, lo que profundiza aún más la tendencia a la baja en la recepción de los montos.
De acuerdo con la entidad, los recursos se destinarían a programas de inversión en la fiscalización internacional de estupefacientes (US$103 millones), seguridad (US$67,2 millones) y programas de financiamiento militar extranjero (US$38,5 millones).
Agregó que los efectos del congelamiento de las ayudas serían la pérdida de influencia y de la capacidad operativa del Estado en materia de seguridad y desarrollo, así como la afectación a los programas de lucha contra el narcotráfico.
Todo ello se traduciría en una menor capacidad para mantener el control territorial, lo que a su vez impactaría a las comunidades más vulnerables, que dependen de la sustitución de cultivos ilícitos, el desarrollo rural y la presencia del Estado, con el propósito de salvaguardar el orden y su propia integridad.
El gremio también destacó que la disminución de los fondos para la fiscalización internacional de estupefacientes limitaría la capacidad del Estado colombiano en control territorial, erradicación y judicialización del narcotráfico, lo que podría derivar en un aumento aún mayor de los cultivos ilícitos y en el debilitamiento de la seguridad en las regiones.
“El recorte, sumado al riesgo de nuevos aranceles, podría impactar la competitividad de sectores como el agrícola, manufacturero y minero-energético, que dependen en gran medida del mercado estadounidense. Esto no solo pondría en riesgo miles de empleos, sino que también debilitaría la confianza de los inversionistas”, expresó Ricardo Triana, director del Consejo de Empresas Americanas, CEA.
La organización señaló que los recortes no solo se deben a una decisión actual del presidente Trump de ejecutarlos, sino también al cierre, hecho por el mandatario, de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, Usaid, entidad que canalizaba la mayor parte de los recursos, llegando a US$396 millones en 2023.
Camilo González, internacionalista y profesor de la Universidad Javeriana, enfatizó que deben mantenerse los canales diplomáticos y que, aunque aún no se ha llegado a un punto de ruptura, es probable que esto ocurra si las tensiones entre ambos mandatarios continúan.
“Deben explorarse todas las posibilidades. Si no es directamente con la administración, pueden establecerse canales con congresistas estadounidenses, particularmente del Partido Republicano, para que logren convencer al Gobierno de que las acciones que está emprendiendo están lesionando la relación estratégica que tienen con Colombia”, concluyó.
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