La tasa de cambio, que tanto ha afectado a los caficultores colombianos y en general a la agricultura, no fue la única que se devaluó.
Con la caída de precios del grano, la baja producción, las eternas promesas de una mejor situación que no se han cumplido hasta ahora, a lo que se sumó un paro cafetero que cumple siete días, el más largo y duro de la historia, también se "devaluó", o por lo menos se impactó la llamada institucionalidad cafetera, en cabeza de la Federación Nacional.
La coincidencia sobre esto ha sido tal, que incluso mañana se tiene previsto un Congreso cafetero extraordinario, a tan solo dos meses del que se efectuó entre el 28 y 30 de noviembre pasados en Bogotá. Este sería el LXXVIII.
El enfoque, con llamado de urgencia, quiere centrar la atención en la credibilidad de la institución cafetera, el ingreso y la tasa de cambio, después de que que fracasó el diálogo con los coordinadores del paro, en el que estiman hay unos 80 mil productores que cuestionan la representación gremial. Esto, además de tener dos "cúpulas" con las que se sienta el Gobierno a negociar, es incluso otra muestra de que se perdió la credibilidad.
Después de 86 de años, la Federación de Cafeteros se ha consolidado como un activo de los cafeteros y del país, contribuyendo con una Nación que por años dependió del cultivo del grano como su producto principal.
Incluso muchos dicen que es de los pocos gremios que tiene el mayor respaldo con aspectos como investigación, servicio de extensión, comercialización y la garantía de compra, activos que no se pueden dar el lujo de perder.
Aún así, la imagen y la credibilidad se han vulnerado, en concepto de varios analistas y dirigentes, ante hechos que reventaron en un paro que no se había visto desde hacía 16 años, e incluso, para algunos, que no se había visto en la historia del sector, dadas sus proporciones.
Tanto cafeteros de base como medianos y grandes, dirigentes y promotores o no del paro, así como congresistas de Caldas coinciden en que los efectos llevaron al traste a un sector que por décadas ha sido ejemplo de paz.
Sí se afectó
Marcelo Salazar, presidente del Comité de Cafeteros de Caldas, no titubea al reconocer que efectivamente, con todos estos hechos, se afectó la credibilidad de la institución. En parte, con problemas como la revaluación del peso, que se convirtió en el coco del sector, y que le hizo perder algo más de $ 1,2 billones el año pasado en el valor de la cosecha, con respecto al 2011.
Se sumó la baja producción que, como efectivamente lo habían cantado varios dirigentes en Caldas, terminaría siendo de las más bajas en 36 años, con un total de 7 millones 744 mil sacos de 60 kilos.
La duda que salta es si se trata de problemas macroeconómicos, que igual han afectado a otras naciones tanto o más que a Colombia, ¿por qué se cuestiona al gremio o al Gobierno Nacional?
En concepto de los productores, el problema es que hace tiempo se prendieron las alertas y se le hizo el llamado al Gobierno sobre el impacto al sector, y de paso a toda la agricultura nacional.
Sin embargo, en su concepto, el Gobierno se retrasó en tomar medidas de fondo, y trató de aliviarlo con paños de agua tibia que exacerbaron los ánimos de los mismos dirigentes.
El caso más recordado fue el de Mario Gómez Estrada, miembro principal por Caldas en el Comité Nacional, que fue enfático en su disgusto cuando el Gobierno lanzó su primer salvavidas de $ 2 mil por arroba en octubre pasado, después las marchas del 13 de agosto y el 9 de octubre del 2012. Calificó el apoyo como pírrico. En medio de lo que se veía venir, anticipó que era una olla a presión, un error político y una "incomprensión absoluta frente lo que significa esta actividad".
El vicepresidente del Comité de Cafeteros, Eugenio Vélez Uribe, también mandó dardos y dijo que era un "gobierno irresponsable e indolente porque se jacta de decir que es de expresión cafetera, pero son medidas que no dejan de ser populistas".
Más tarde que temprano
El problema para algunos es que el Gobierno se centró en ver el problema a través del prisma de la Federacafé, en parte por su cercanía con el gremio, como ningún otro.
En un análisis del portal lasillavacia.com se plantea que, precisamente por esto, la crisis cogió mal parado al presidente Juan Manuel Santos, mientras en su "roscograma" tiene hasta exgerentes como Gabriel Silva, quien siempre descartó la crisis y habló de años dorados.
A eso se sumó la calificación que el mandatario nacional hizo del paro como injusto e innecesario, y con varios tintes políticos, lo que resintió aún más a los marchantes.
El gerente de la Federacafé, Luis Genaro Muñoz, tampoco se salvó de las críticas, pues se cuestiona incluso que parece más un funcionario o delegado del Gobierno que un dirigente del sector.
Para Mauricio Lizcano, senador del Partido de La U, esa inclinación hacia el Gobierno y su eterna condena a los cafeteros que promovían el paro, también enardeció los ánimos. "Cada vez que habla es para embarrarla más, por lo que consideramos que debe renunciar".
El senador conservador Luis Emilio Sierra, en una reunión con dirigentes gremiales en Caldas, no dudó en considerar que Muñoz debía dar un paso al costado, y hasta le cobró que haya sido elegido por el Gobierno Nacional.
"Él ofreció sus barbas si no se llega a una producción de dos dígitos, pero nosotros pedimos su cabeza por toda la difícil situación", aseguró.
El malestar se evidenció en el pasado encuentro cafetero en Chinchiná, pues cuestionaron su falta de vehemencia por la defensa de los cafeteros ante el Gobierno.
El revolcón
Al sector también se le pone un "mea culpa", por lo que ya se habla de un revolcón que tendrá que venir de la mal llamada "constituyente cafetera", y que en términos generales apunta a la comisión de expertos que propuso el presidente Santos para modernizar el gremio y lograr su competitividad.
Para Marcelo Salazar Velásquez esta debe ir a fondo y esculcar todo lo que se deba revisar, incluyendo el mismo adelgazamiento de la Federacafé.
El senador Lizcano va más allá. En su concepto, se han coartado voces diferentes a las de la Federación y se han cerrado puertas, una de las causas del paro. Los senadores también hablan de lentitud en la toma de decisiones, el enfoque en nuevos mercados y lo que llaman la falsa democracia, con dirigentes que llevan más de 30 años.
Eso, sumado a la doble función de regular el mercado, pero a la vez de comercializar y participar en él, que también ha sido cuestionada por codirectores del Banco de la República como César Vallejo Mejía y por gremios como ANIF.
También se propone fortalecer su independencia y capacidad de crítica ante el Gobierno.
Los mismos representantes del Movimiento por la Dignidad Cafetera ya hicieron aportes al Gobierno para esa constituyente, en la que incluso el coordinador por Caldas, Luis Gonzaga Cadavid Yepes, habla de controles para evitar el manejo de dirigentes que se creen intocables, evitar lo que llaman el enquistamiento, anticipar las elecciones y evitar el nepotismo.
"Mire la selección Colombia: tuvieron que traer un dirigente externo para que pudiera caminar", sostiene un coordinador del paro, Juan Carlos Escobar Rendón.
Con esta mezcla de elementos se empieza a destapar una olla a presión. Para los dirigentes, además de las medidas de corto plazo, que se esperan mañana, todo tendrá que ser motivo de revisión y de esculcar la casa por dentro, con el fin de mejorar, en un estudio que no debe pasar de seis meses, para definir el nuevo norte de la caficultura nacional.
¿Se afectó la institucionalidad cafetera?
Carlos Eduardo Delgado
Cafetero de Aranzazu
"Sí, porque quienes están al frente no conocen la problemática del sector. Además, ya ni los bancos creen en él".
Alexánder García Peláez
Cafetero de Palestina
"La manifestación es una muestra clara por la falta de previsión del Gobierno y la gerencia cafetera. Necesitamos un cambio, pero ya".
Néstor Eduardo Escobar
Cafetero de Belén de Umbría (Risaralda)
"Es total, por eso pedimos incluso la renuncia del gerente, pues necesitamos a alguien que le duela el sector".
