El miedo

¿Por qué? En el año 2008 nuestro país declinó la invitación de Chile a formar parte del P4 (Pacific Four), bloque semilla del actual TPP. En ese momento, el Consejo Superior de Comercio Exterior decidió que el país no aceptara la invitación, por la negativa de algunos de los gremios agropecuarios. Posteriormente, en el año 2010 cuando el presidente Santos -poco después de posesionarse- manifestó su interés en ingresar, era demasiado tarde: Colombia no tenía acuerdos con ningún país asiático del TPP. La alternativa que de ingreso al mercado asiático fue entonces la Alianza del Pacífico.

El acuerdo suscrito entre Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam es el más grande negociado hasta hoy y de mayor nivel de ambición. Contiene nuevos estándares en protección laboral y ambiental, pequeñas y medianas empresas, comercio electrónico, lucha contra la corrupción y, por primera vez en un acuerdo comercial, se incluye un capítulo donde se promueve el desarrollo sostenible, el crecimiento económico, la seguridad alimentaria y la lucha contra la pobreza.

En el lado comercial las repercusiones también serán importantes. Los países que tienen acuerdos con países del TPP -como Colombia que tiene acuerdos comerciales suscritos o en negociaciones con seis países del bloque- podrán ver erosionadas sus preferencias. Por ejemplo, las condiciones preferenciales de las que gozan los exportadores colombianos en mercados importantes como Estados Unidos, Canadá y México, serán igualadas por competidores de Vietnam, Malasia y Australia, entre otros. La única manera de evitar que las exportaciones colombianas sean desplazadas de estos mercados, es emprendiendo mejoras en la competitividad.

Además, este acuerdo se convertirá en un polo de atracción de inversión, potencialmente desviando recursos de otras economías entre ellas, Colombia. En efecto, Colombia al ser el único país de la Alianza Pacífico (AP) en no ser parte del TPP será menos atractivo para inversionistas extranjeros.

Además, se afecta negativamente la competitividad de la producción colombiana por dos vías. De una parte, los demás miembros de la Alianza del Pacífico tendrán acceso a una mayor oferta de materias primas y bienes de capital a menores costos mejorando su competitividad relativa frente a la colombiana. De otra parte, las exportaciones colombianas a los países TPP con los que Colombia no tiene acuerdos estarán gravadas con aranceles a diferencia de los demás países de la Alianza del Pacífico.

Es muy probable que los sectores agropecuarios que en el año 2008 se opusieron al ingreso de Colombia a este acuerdo, así como algunos sectores manufactureros se sigan oponiendo a que Colombia forme parte de él. El miedo no puede volver a tomar la decisión por el país. El camino no será corto. Este acuerdo debe ser ratificado por los parlamentos de los doce miembros que se tomarán algunos años para aceptar nuevos socios. En este lapso Colombia habrá mejorado su competitividad, por ejemplo en infraestructura al culminar los proyectos en marcha y en productividad con el esfuerzo público y privado para lograrlo. Los sectores reacios a la competencia internacional deben aprovechar este tiempo para tomar las decisiones empresariales necesarias para enfrentar una competencia que será más dura estando fuera que dentro del TPP. Tendrán tiempo para enfrentar sus miedos imaginarios y asumir los retos reales que nos plantea el hecho de habernos quedarnos por fuera de este acuerdo.