El giro en la lucha contra las drogas en el mundo todavía se puede demorar

Las políticas de lucha contra las drogas de la ONU tienen, al menos, cincuenta años, tiempo durante el cual se ha actuado en forma conservadora, dejando de lado, incluso, el respeto al Derecho Internacional Humanitario y sin entender el problema como de salud pública.

En el seno de esta cumbre extraordinaria, la número 30 en su tipo y la tercera para tratar el tema de las drogas, se dio un pequeño paso en el manejo de esas políticas, expresadas en las distintas convenciones. De acuerdo con el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, el cambio fue permitir que las convenciones sobre drogas se puedan aplicar con un margen de flexibilidad, según las circunstancias de cada Estado.

En la declaración de esta cumbre se avanzó, también, en garantizar el acceso a sustancias controladas para usos médicos y científicos, a la vez que procurar medidas para reducir los riesgos y el daño causado por el consumo.

Es considerado otro paso dado en el seno de la ONU, que se haya planteado la opción de penas alternativas al encarcelamiento y declarado la importancia del principio de proporcionalidad de las penas.

Una lucha dispareja

Sin embargo son más los pendientes. Para el presidente de Perú, Ollanta Humala, todavía hay una brecha muy grande en la responsabilidad que deben asumir los países consumidores de las drogas en esta lucha contra las redes del narcotráfico.

Dice él, es necesario que existan compromisos de países como Estados Unidos y los de la Unión Europea para que los acuerdos de lucha dejen de ser sólo de cooperación, sino de asociación.

Por su parte, Juan Manuel Santos dice que se requiere entender que el uso de drogas es un problema de salud pública en todos los países en donde se consume y no quedarse en criminalizar. También, analizar la situación en que las personas se involucran en la cadena del narcotráfico; por ejemplo, considerar que muchos de los campesinos que hoy cultivan coca, en el caso colombiano, lo hacen como consecuencia del conflicto armado, que ha favorecido este tipo de productos, por lo cual se deben contemplar estrategias que ayuden al traslado de cultivos ilícitos a lícitos.

Y quedó en el congelador un tema de especial sensibilidad para Colombia, la pena de muerte en algunos países para quienes trafican con la droga, como por ejemplo en China, en donde connacionales han sido procesados a la pena capital o a la cadena perpetua.

Otro presidente latinoamericano que estuvo en la cumbre fue el boliviano, Evo Morales, quien ha presentado el narcotráfico, la producción y el consumo, como una actividad propia de los indígenas. Con una hoja de coca en la mano, les dijo a los demás mandatarios en la ONU que se ha generado una economía ilegal que a cada momento se expande, sin que exista un compromiso por frenarla.

Morales fue además muy crítico con la ONU y no dudó en calificar sus políticas sobre el tema como un fracaso. Su queja también fue al asegurar que Estados Unidos tiene intereses particulares, porque no tiene afán de acabar con toda la cadena del delito.

Las metas no parecen factibles 

La sesión especial fue convocada para evaluar los logros alcanzados con el documento 'Declaración Política y plan de acción sobre cooperación internacional hacia una estrategia integral y equilibrada para combatir el problema mundial de las drogas', que se firmó en el año 2009.

En ella se estableció que para el 2019 los países deberían reducir considerable y mensurablemente los cultivos ilícitos de adormidera, arbusto de coca y planta de cannabis; la demanda ilícita de estupefacientes y sustancias sicotrópicas, y los riesgos sanitarios y sociales relacionados con las drogas.

También, reducir la producción, la fabricación, la comercialización, la distribución y el tráfico ilícito de sustancias sicotrópicas, incluidas las drogas sintéticas; la desviación y el tráfico ilícito de precursores, y el blanqueo de dinero relacionado con las drogas ilícitas.

Una opinión aportada por el Gobierno colombiano fue que "las metas actuales son las mismas que se pactaron en la Ungass de 1998. En 2009 se amplió el plazo para cumplirlas. Resulta evidente, sin embargo, que ningún país del mundo podrá alcanzarlas".

Y según las cifras de las mismas Naciones Unidas, a nivel mundial en 2008 había 210 millones de consumidores y en 2013, 246 millones. En cuanto a los cultivos de coca, en 2009 había 162 mil hectáreas sembradas y en 2013 bajaron a 120.800. Con cultivos de amapola, en 2009 había 185 mil hectáreas, que en 2014 subieron a 310 mil.

Sobre las incautaciones, en heroína se registraron 78 toneladas en 2009 al igual que 2013; en cocaína se pasó de 750 toneladas en el 2009 a 687 toneladas en 2013; en ese mismo intervalo, en cannabis se partió en seis mil y se pasó a 5764 toneladas.

De sustancias sintéticas de laboratorio se reportaron 121 contabilizadas hasta 2009 y hasta el 2014, fueron 541. Y, sobre el lavado de activos, en 2009 el estimado de dinero lavado era de 580 billones de dólares, mientras que los activos confiscados fueron del 1 % a nivel mundial.

De esta manera, aunque en algunos campos se produjo una reducción, es notable que los avances no son significativos, que en varios aspectos se sigue igual y que en casos como el lavado de activos los esfuerzos no han sido fructíferos.

Ante ese panorama, Colombia ha dicho que no puede haber grandes cambios en la política contra las drogas, si no hay una determinación global. Por tanto, mientras la ONU vuelve a reunirse o toma la decisión de hacer una política novedosa, seguirá creciendo la cifra de 230 millones de personas, que en el mundo siguen siendo consumidores.