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El presidente Juan Manuel Santos fijó como meta para 2018 que el ingreso per cápita de los colombianos llegue a US$11.200 anuales, sin embargo, este aumento no sirve si no viene acompañado de políticas encaminadas a una disminución de la desigualdad, que es uno de los problemas estructurales del país.
Pese al aumento del Producto Interno Bruto (PIB) por habitante se ha dado en los últimos años, pues se ha multiplicado por tres en una década, el índice de Gini, que mide la desigualdad, se ha mantenido constante. Es más, aunque el coeficiente, en el que el 0 es la igualdad perfecta y 1 la desigualdad total, ha pasade de 0,554 en 2003 a 0,539 el año pasado, no ha sido constante e incluso a tenido picos de 0.6.
La promesa de Santos abre el debate sobre los verdaderos impactos de este aumento en el país. Lo que ocurre es que ingreso per cápita es un promedio, que resulta de dividir toda la producción de un año del país por el número de habitantes.
Alberto Naranjo, director del programa de economía y finanzas de la Universidad de La Sabana, explicó que esta medición funciona para comparaciones internacionales, pero hacia adentro el análisis se debe hacer acompañado de los indicadores de empleo, pobreza y desigualdad, porque por sí solo no significa bienestar y lo importante es determinar cómo aumenta.
Si se compara a Colombia a nivel internacional, es el segundo país con el ingreso per cápita más bajo de la Alianza del Pacífico, pues en 2013, según el Banco Mundial, Chile registró un PIB per cápita de US$15.230; México, US$9.940; Colombia, US$8.025 y Perú, US$6.390. Así mismo ubica al país lejos del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), de US$43.864. Pero incluso en Chile, que tienen el ingreso por persona más alto de la Región, esto no le ha servido para impactar en la desigualdad, pues actualmente su coeficiente de Gini es de 0,50, de acuerdo con cifras del ‘club de las buenas prácticas’
La clave para un incremento equitativo son los sectores, según Jorge Iván González, exdirector del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional, quien explicó que en Colombia, por ejemplo, si el precio del petróleo aumenta, sube el PIB, pero esto solo le beneficia al sector financiero y a las petroleras, por lo que no tendrá un impacto en el bienestar de la población.
De hecho, lo que ha logrado que se reduzca el desempleo en el último año es el importante crecimiento que ha tenido el sector de la construcción, que es intensivo en mano de obra. El empleo y, sobre todo el formal, tiene un gran impacto en la reducción de la desigualdad.
Sin embargo, no se puede desestimar del todo el impacto del incremento de 34% que tendría el PIB per cápita de este año a 2018, pues los aumentos de los últimos años han servido para que haya movilidad social.
Juan Mauricio Ramírez, subdirector de Fedesarrollo, explicó que la subida del ingreso por habitante de la última década ha estado de la mano de un aumento de las clases medias, pasando de 16% a 32% entre 2002 y 2012, al igual que una reducción de la pobreza. “El objetivo de seguir aumentado este ingreso con toda seguridad implicaría seguir expandiendo los sectores de clase media, seguir reduciendo la pobreza y desde ese punto de vista es una meta necesaria”.
De hecho, el objetivo de Santos en esta materia es que la tasa de pobreza pase del 30,6% registrado en 2013 a 25% en 2018 y la pobreza extrema de 9,1% a 5%.
No obstante, Ramírez manifestó que hay un grupo de la población que requiere una atención especial y políticas dirigidas hacia ellos.
El peligro entonces de un país desigual, es que aunque en promedio se vea un aumento del ingreso, la realidad es que este se dirige a unos pocos y las brechas se siguen abriendo, si no se acompaña con otras políticas, comentaron los expertos.
Como lo manifestó el economista inglés Arthur Pigou hace más de medio siglo, el bienestar máximo se alcanza solo con una mayor igualdad en los ingresos.
Se necesita una reforma fiscal para mejorar
Los expertos coinciden en que lo que se necesita para realmente impactar en la desigualdad es una reforma fiscal equitativa, en la que “realmente se toque a los ricos”, dijo el experto Jorge Iván González, cobrándole, por ejemplo, a las petroleras. Juan Mauricio Ramírez, subdirector de Fedesarrollo, agregó que hay que tener en cuenta la necesidad de que las rentas de capital sean gravadas, “de tal manera que el efecto tributario y de las transferencias del Gobierno ayuden a obtener una reducción en el Gini”. En Inglaterra, por ejemplo, antes de una reforma de este estilo, el Gini era como el de Colombia.
Las opiniones
Jorge Iván González
Exdirector del CID de la Universidad Nacional
“La clave para un incremento equitativo son los sectores. En Colombia si el precio del petróleo aumenta, sube el PIB, pero esto solo le beneficia al sector financiero y a las petroleras, y no al bienestar de la población”.
Juan Mauricio Ramírez
Subdirector de Fedesarrollo
“El objetivo de seguir aumentado este ingreso con toda seguridad implicaría seguir expandiendo los sectores de clase media, seguir reduciendo la pobreza y desde ese punto de vista es una meta necesaria”.
El proyecto fue presentado por el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla y el de Minas y Energía, Andrés Camacho y expusieron que cumple con los artículos 360 y 361 de la Constitución Política
Camacho apuntó que el tope aplicará para las plantas con generación a partir de fuentes renovables y de carbón, adicionando que la medida tendría un efecto inmediato
A las declaraciones en defensa de su ministro de Hacienda, el Presidente recalcó que buscará los “mecanismos” que eviten una cesación de pagos