“América Latina no debe dejar pasar el bus de la revolución tecnológica"

De ahí que la reunión del WEF para Latinoamérica (WEF- Latam), que inicia el próximo jueves en Medellín, tenga un carácter especial para él.

Además, explicó los alcances de este foro, los ejes centrales de las discusiones y el impacto que tendrán en la creación de políticas públicas y un desarrollo más inclusivo para la región. La educación, la lucha contra la corrupción y la adaptabilidad a la nueva realidad económica, son los tres conceptos que, a juicio de Moreno, debe tener claro América Latina si quiere retomar la senda del crecimiento.

Ya se van a cumplir dos años de materias primas a mínimos históricos, ¿cómo ve ese panorama para la región?

Lamentable en Latinoamérica somos más hábiles para manejar las crisis que las bonanzas, esa es nuestra historia. Si bien no aprovechamos suficientemente los buenos años económicos, no menos cierto es que hubo un gran avance social y en el crecimiento de las clases medias, que vino acompañado de grandes programas que le dieron un mayor espacio a la superación de la pobreza.

Pero, ¿América Latina sí aprendió la lección?

Ya vimos los avances logrados en estos años, ahora hay que preservar las ganancias. El gran reto es cómo mejoramos la productividad en los países de la región, pues no ha aumentado en los últimos años. Básicamente por la informalidad y el déficit de infraestructura.

Con esta nueva realidad, ¿en qué se basará la discusión en el WEF-Latam?

Justamente hablaremos sobre cómo debe adaptarse la región a este gran reto que supone la economía global, para lo cual hay que fortalecer la capacidad de pensar en bloques económicos y de subirse al bus de la revolución tecnológica, lo que se llama la ‘cuarta revolución industrial.

Aunque América Latina se caracteriza por ir rezagada en esas revoluciones...

Pero nadie se va a escapar de la revolución tecnológica. No habrá un sector que no se vea impactado. Desde el internet de las cosas hasta la inteligencia artificial. En América Latina perdimos el bus de la revolución industrial, pero no podemos perder el bus de la revolución tecnológica.

¿Cómo dimensionar el impacto de ese gran cambio?

Hay un grupo de profesores del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) que prevé que en 15 años un tercio de los empleos que conocemos van a desaparecer por cuenta de los cambios tecnológicos, por eso hay que construir un modelo de sociedad más educada y más empoderada.

Pero esto va a estar marcado por mayor integración economíca, y en la región no han sido muy exitosos...

Es muy interesante lo que ha pasado con la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) y es ejemplo de que se pueden hacer cosas buenas. Se empieza a ver en Argentina y Brasil ese afán de acelerar procesos de integración y eso será clave, aunque que hay grupos de interés enfocados en que no se den estos pasos.

¿Qué tipo de proyectos nos faltan en materia de integración regional?

Por ejemplo, el software de la integración, que es clave. Las llamadas ventanillas únicas, que ya hay en Chile, Colombia, Perú y México y que facilitan los movimientos del comercio, eso hay que masificarlo. Ahora, está el déficit de infraestructura, que no es solo vial. Colombia podría vender mucha más energía y para eso necesitamos una interconexión regional más sólida.

Uno de los temas claves en el WEF será la lucha contra la corrupción, ¿por qué cobra cada vez más importancia?

Porque en Latinoamérica está emergiendo una nueva sociedad, hay un nuevo ciudadano que está más informado, más educado y que tiene mayores aspiraciones. Además, son personas que tienen menos tolerancia a la incapacidad de los gobiernos de entregar soluciones sociales. Luchar contra este problema es lo que piden a gritos los países de la región. De ahí la importancia de tener cinco jefes de Estado sentados en el foro.

Ahora bien, eso implica fortalecer las instituciones, muy afectadas en la región en los últimos años...

Sí, pero esto pasa por que hay que fortalecer la lucha contra la desigualdad, porque ese es el principal caldo de cultivo para el populismo, un modelo que parte de la idea errónea de desarmar todo y volver a empezar. Lo que hay que hacer es ahondar en la institucionalidad y reforzarla con innovación y tecnología.

Que el WEF se haga de nuevo en Colombia, y en Medellín, ¿qué mensaje envía?

“Me siento muy contento que esto pase en Colombia, yo soy de la junta directiva del WEF. Todo el mundo quería que fuera en Cartagena y el Gobierno quería que fuera en Medellín y yo tenía la experiencia de la Asamblea del BID en la capital antioqueña (2009) que fue un rotundo éxito. Tengo el mejor precedente de la ciudad. Aún no ha habido una mejor asamblea del banco que esa”.

¿Cómo le puede sacar ‘jugo’ Medellín al foro?

Tendiendo puentes entre los organizadores y asistentes. Hay algo muy interesante en Medellín que conecta perfectamente con el Foro y es el trabajo que se hace desde Ruta N. Claro, no es Silicon Valley, pero es lo más parecido que tenemos en Colombia. Ahí se están generando aplicaciones concretas para asociarlas a políticas públicas y formar nichos de consumo.

El WEF se hará en un momento clave para el proceso de paz en Colombia, claramente hablarán de eso...

Por supuesto. El presidente Santos tendrá un panel para compartir con los asistentes avances en el tema. Afuera de Colombia esperan con gran optimismo que se firme un acuerdo y hay gran solidaridad. Sé que dentro del país hay un gran debate, pero todo el rédito del fin del conflicto podrá ser muy positivo”.

Por último, ¿qué no podremos dejar de lado en las discusiones sobre el desarrollo en el país y en A.Latina en los próximos años

Al medio ambiente. La economía verde es la clave para el desarrollo de nuestras economías.