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ECONOMÍA

"A mí no me sacaron corriendo de Colombia": Juan Ricardo Ortega

lunes, 30 de junio de 2014
Foto: Colprensa
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Colprensa

Es Juan Ricardo Ortega, director de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, Dian, quien ya le comunicó al Jefe del Estado que no seguirá al frente de una entidad a la que modernizó y despolitizó en gran medida.

Esa labor le generó enemigos, críticas y hasta amenazas, las que él afirma, no sabe de dónde vienen, pero los analistas y autoridades tienen certeza de que proceden del crimen organizado —contrabandistas, corruptos, evasores y lavadores de activos— a los que combatió durante cuatro años.

Usted ha sido considerado uno de los funcionarios estrella del Gobierno Santos. ¿Qué le quedó faltando a su gestión apreciada por unos y criticada por otros?

Falta mucho por hacer en la sistematización de la Dian, la cual sigue siendo absolutamente crítica, no solo por lo obsoleta, sino por problemas de acceso indebido, que infortunadamente existen. También hay un problema preocupante de personal, ya que estarán saliendo un poco más de 2000 personas al cumplir edad de jubilación en los próximos años, y conseguir gente talentosa, competente y joven será un tema importante para el país.

Falta también más cultura tributaria, pero ya se dieron los primeros pasos que demuestran que en Colombia la gente sí puede hacer las cosas bien. Se requiere una institución que cumpla porque si la Dian no hace su tarea los empresarios honestos quedan en desventaja porque la competencia desleal de quienes hacen trampa los mata. Hay un compromiso de la Dian de cumplirle a los contribuyentes juiciosos, y ese debe ser un reto para el futuro.

¿Qué recomienda para que la Dian no vuelva a perder credibilidad?

Son temas que uno no soluciona en una sola dimensión. Hay que lograr que todos los sectores se coordinen en materia de cultura tributaria. Eso se logró en algunas áreas, mientras en otras se está iniciando un proceso el cual tomará su tiempo hasta tener unas instituciones que deben ser la base del progreso de una Nación y una sociedad exitosa. Si queremos educación toca pagar impuestos, no existe otra vía. Al principio es traumático, y por eso a Colombia le está costando trabajar algunos de estos temas, pero yo tengo una enorme confianza de que eso se logrará.

¿Cree que quien lo reemplace seguirá su línea de trabajo?

En estos últimos años a la Dian llegó gente muy buena. Y entre ellos y la gente talentosa que ya tenía la entidad han hecho una buena combinación. La gestión adelantada no es de Juan Ricardo Ortega, sino de la Dian. Creo que se ha logrado una buena selección de directores a nivel local. Los partidos políticos han entendido que para el país es mejor tener una entidad técnica que politizada, y hemos demostrado que somos capaces de hacer las cosas como Dios manda. Estoy seguro que gente hay, y si ponen a alguien honesto y técnico, que no se deje presionar por nadie, y se rodee bien, todo seguirá mejorando.

Pero pisó muchos callos, entre ellos los de la corrupción y en contra de quienes facilitaban el contrabando y la evasión...

El país se está volviendo consciente de que si no hace nada contra el contrabando va a tener problemas complejos. Hay una enorme capacidad de daño de las actividades ilícitas contra la gente de bien, que solo tiene como opción que la proteja el Estado, que desafortunadamente por mucho tiempo no estuvo haciendo la tarea como debería. Creo que el principal logro ha sido contar con un hombre como el general Gustavo Moreno a la cabeza de la Policía Fiscal y Aduanera, Polfa, una persona intachable e incorruptible, quien está haciendo el esfuerzo de buscar oficiales y suboficiales con ese mismo talante. Y con ello poder reconquistar mutuamente la confianza de la Dian en la Polfa y de la Polfa en la Dian, ya que en ambos lados había un clima enorme de desconfianza.

No cree que pese a los avances, esa lucha aún sigue en pañales...

Esa tarea conjunta de la Dian y la Polfa la reconoce mucha gente, ya que las ventas de arroz, por ejemplo, en la zona de Cúcuta han mejorado, y se observa un cambio en los mercados donde no le están vendiendo a los consumidores un producto que tiene un 30 % de descuento. Todo ese tema va de la mano de personas que desafortunadamente se están robando el IVA y los impuestos, y esos pesos que tienen escondidos terminan prestándose para comprar dólares del narcotráfico que están en otras partes del mundo. Esa gente consigue dólares en Panamá para el contrabando, lo mismo que todos esos dineros con los que termina contaminándose nuestro país. Si uno no detiene esas cosas a tiempo, luego no las para nadie. Por eso, es importante el apoyo del Congreso para sacar la Ley Anticontrabando, aunque falta el Estatuto Aduanero, que está paralizado por una tutela absurda, y esperamos que con la Corte Constitucional logremos una revisión.

Usted es de los altos funcionarios que tiene mayor protección por las amenazas que recibe. ¿De dónde cree que vienen esas amenazas?

Las amenazas en Colombia son algo que infortunadamente ocurren con mucha frecuencia y las padecen muchos funcionarios. Muchas de esas amenazas son falsas y no puedo decir cuántas de ellas son ciertas y en lo personal en ningún momento me sentí en riesgo, ya que el Gobierno me brindó todas las garantías, pues tuve gente cuidándome sistemáticamente en estos años, y jamás me sentí, repito, en riesgo.

Pero eso termina afectando la vida en familia, pues tengo hijos pequeños, y por eso mi esposa con toda razón se aburrió de vivir con esa incertidumbre. Esa cultura del miedo no es que llegue de afuera, sino que es una cultura que desafortunadamente mucha gente ha mantenido. Mis amigos me decían qué peligro, cuídense, no diga esas cosas. Somos un país— y no es un tema mío— donde no hemos podido superar esa triste realidad de la impunidad, y donde la justicia no logra llevar ni siquiera a un sicario a que pague, ni las cárceles no son garantía de que alguien cumpla una pena, o donde las riquezas multimillonarias de actividades ilícitas quedan bajo el disfrute y en manos de los criminales.

Es un problema de impunidad y de justicia. Por fortuna hay jueces y magistrados valerosos, serios y honestos dando la pelea.

¿Quién es Gianni Kaiser Figali o Gianni Nasser Figali, un personaje del que se dice es el cerebro del contrabando en Colombia, y por qué las autoridades no lo han capturado?

Esa misma pregunta me la hago yo. Ese señor se menciona desde la época de Pablo Escobar como uno de sus principales lavadores. Después está en las estructuras del cartel del norte del Valle, y figura hasta en internet con el nombre de Gianni Figali Figali y como gran jugador de finca raíz en Panamá.

Hay mil historias de este señor y preocupa que en el país esas cosas hayan sucedido y nadie se entere. Lo mismo pasa con Diego Marín en Cali, que afirman es la cabeza de “Los pitufos”, una persona que tiene mil sociedades, y que la Dian le aprobó en los últimos años agencias de aduanas y todo tipo de operarios en el sector aduanero, y uno se pregunta qué pasa. Es un problema de un sistema judicial y de una capacidad investigativa del Estado que no identifica a sus verdaderos enemigos. Los enemigos de Colombia son el crimen organizado y las estructuras sofisticadas —que se deben infiltrar— con procesos de investigación también sofisticados. Este no es un tema de Policía, sino una problemática de crimen de grandes ligas.

¿De esta persona vienen las amenazas?

No sé cómo operan los criminales. Lo que pasa es que he estudiado demasiados años, y uno ve fenómenos como el lavado de activos que en Colombia se están dando alrededor de mercancías. Es evidente que son procesos muy complejos que se mezclan entre la gente que evade impuestos y las que lavan activos, y que juegan en las grandes ligas del crimen organizado.

Se va a requerir cooperación internacional para que estas personas terminen en la cárcel, y lo más importante es que les expropien la totalidad de sus bienes, porque de lo contrario, quedará ese mensaje horrible de que el crimen paga.

No me voy del país por susto, son cosas de la vida, la familia, los hijos, y que los sentimientos de la gente que me rodea prevalecen, pues llevo cuatro años trabajando, y uno requiere en la vida un respiro.

Voy a tomarme un respiro, pero volveré. A mí no me sacaron corriendo de Colombia, ni es que el Gobierno no me dio las garantías. Al contrario, gracias al apoyo del presidente Santos es que se han logrado los resultados en la Dian, porque él acompañó estas inquietudes desde un principio con el respaldo de la Fiscalía General y de la Policía.

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