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Para que el consumo realmente aumente, las personas necesitan confiar en lo que las empresas prometen y también en lo que entregan
El último trimestre del año suele traer un incremento significativo en la actividad comercial: las empresas generan más campañas promocionales y los consumidores incrementan su necesidad de adquisición de bienes. Sin embargo, ese movimiento no se sostiene únicamente con descuentos o iniciativas promocionales. Para que el consumo realmente aumente, las personas necesitan confiar en lo que las empresas prometen y entregan.
Hablar de protección al consumidor no es hablar de “más regulación” ni de trámites. Es entender que un mercado funciona mejor cuando las empresas cumplen estándares mínimos de información, servicio y transparencia. Y que esos estándares, bien gestionados, reducen riesgos y fortalecen la relación con los clientes.
Cinco aspectos son especialmente relevantes para que una empresa incentive el consumo de forma responsable y evite contingencias.
1. Canales de atención que realmente funcionen
Las empresas están obligadas a ofrecer canales claros, visibles y accesibles para que el consumidor eleve peticiones, quejas y reclamos. Cuando estos canales funcionan bien, se garantiza el derecho del consumidor a reclamar y, con ello, los conflictos pueden ser resueltos antes de transformarse en una contingencia legal.
2. Procesos internos para responder adecuadamente
No basta con tener un correo o una línea telefónica de atención al cliente. La empresa debe contar con procedimientos internos que permitan responder dentro de los plazos legales y bajo los estándares establecidos por la ley. La atención improvisada o la desatención de peticiones, quejas y/o reclamos es una de las causas más frecuentes de sanciones por parte de la autoridad de consumo.
3. Cumplimiento de normas de comercio electrónico
En comercio electrónico, la claridad es fundamental. El consumidor debe tener información precisa sobre precios, disponibilidad, costos adicionales y tiempos de entrega. También debe saber cómo ejercer su derecho de retracto y cuál es el proceso de garantía. Cuando estos elementos están claros, las transacciones fluyen; cuando no lo están, los reclamos aumentan y la confianza se pierde.
4. Revisión previa de publicidad e información comercial
La publicidad engañosa es un riesgo permanente. En temporada alta, cuando las ofertas se multiplican, aumenta el margen de error. Revisar previamente las piezas publicitarias evita sanciones y reclamos masivos. La regla es simple: toda información debe ser clara, veraz, oportuna, comprobable y suficiente. Cualquier mensaje de carácter objetivo contenido en la publicidad obliga a la empresa.
5. Programas de cumplimiento en protección al consumidor
La gestión de riesgos en consumo no debería depender solo del área legal. Un programa de cumplimiento permite que todas las áreas (ventas, mercadeo, logística, servicio al cliente) sepan qué deben hacer y qué no. Las empresas que operan con protocolos claros tienen menos litigios, menos sanciones y mayor estabilidad operativa.
El consumo de fin de año es una oportunidad, pero también un examen. Las empresas que lo entienden no solo venden más: construyen relaciones sólidas, reducen riesgos y fortalecen su reputación. Cumplir con los estándares de protección al consumidor no debería verse como un requisito formal sino como una inversión en la sostenibilidad del negocio.
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