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HACIENDA.

El consumo: factor clave en la desaceleración

lunes, 14 de agosto de 2017
La República Más

El crecimiento estimado para 2017 es solo 1,8%

Jairo Parada

No hay duda que el deterioro del sector externo con la caída de los precios del petróleo es un factor muy importante en la generación de este ciclo de desaceleración que vive la economía colombiana, con crecimiento estimado para 2017 de apenas 1,8%. Ojalá al finalizar el año no estemos revisando otra vez este dato, que en materia de crecimiento per cápita será prácticamente nulo.

Pero a veces se olvida que el consumo de los hogares es un factor clave de la demanda agregada, pues responde por 65% de la demanda agregada, mientras que el del Gobierno, es sólo 18%. La clave en el Estado es el volumen de inversión pública. Por lo anterior, una reforma tributaria como la que los colombianos han sufrido este año, ha traído como consecuencia el impacto sobre el consumo de los hogares, lo cual, unido a las altas tasas de interés del 2015 y 2016, impulsadas por una política monetaria contraccionista, que enfrentó por la vía de la demanda una inflación que resultaba de factores de oferta, ha generado las condiciones estructurales de una desaceleración, que el Gobierno no sabe cómo detener y que las bajas de la tasa de intervención del Banco de la República apenas tratan de amortiguar.

Parece que la economía colombiana ha entrado en un sendero de desaceleración muy peligroso, lo cual unido a las políticas de austeridad fiscal del Gobierno, se han constituido en la receta perfecta para llevarnos a una posible recesión. Ahora todas las esperanzas se ponen erróneamente en el sector externo, y se aplican medidas tímidas para entusiasmar el consumo de los hogares como la revisión de la tasa de usura, que por ahora, no parece tener mucho efecto.

En Colombia hemos aceptado el discurso de la austeridad fiscal como receta para sobrevivir, sin ver que en Europa ello llevó a un gran estancamiento. Sin duda, tenemos muchas limitaciones como el endeudamiento externo, pero creer que poniendo más impuestos y reduciendo el gasto público vamos a salir de este camino, es negar las verdades elementales de la macroeconomía.

En Colombia se sigue sin comprender que más impuestos destruyen la demanda de los hogares y más austeridad fiscal, dificulta las posibilidades de la inversión privada, la cual depende también de estos factores. Hay que repensar cómo se hace para que los colombianos se entusiasmen en gastar, pues están muy atemorizados con las predicciones lúgubres que para los próximos años tenemos, atrapados en la ortodoxia de la regla fiscal. El pobre crecimiento del consumo de los hogares en el I trimestre del 2017 de 1,1% fue la primera señal, y aunque hay margen monetario para más endeudamiento interno y más inversión pública, lo que se observa en el estado es inercia sin nuevas ideas.

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