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Se creció el negocio de caballos de salto

martes, 28 de enero de 2014
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Paula Delgado

La cría de caballos como negocio le debe su impulso a deportes ecuestres como la equitación y todas sus disciplinas.

Hoy por hoy, una inversión que antes era vista como un arriesgado movimiento se entiende como un mercado en auge.

Usualmente, en las competencias ecuestres de alto nivel se participa con caballos importados de países como Argentina o Italia que pueden llegar a costar hasta US$1 millón, razón por la cual se opta por la compra de potros cuyo precio está en US$15.000.

Estas cifras junto al hecho de que tradicionalmente Colombia ha sido hogar de varios de los mejores ejemplares ecuestres, aunque en otras disciplinas,  se convirtieron en una motivación para  los criaderos.

Fue así como empresarios y aficionados comenzaron a hacer cruces entre caballos importados y nacionales buscando desarrollar el mejor ejemplar para equitación. Los potros se venden a un precio de $30 millones en promedio mientras que los equinos con entrenamiento alcanzan los $300 millones.

La decisión significó un impulso para el auge de los criaderos para deportes ecuestres que perdió relevancia cuando desaparecieron las carreras de caballos.

“En Colombia había una importante crianza de caballos de carreras que trajeron mucho de lo que hoy es el deporte ecuestre, pero al no haber hipódromos fue desapareciendo la práctica y con ello surgió una necesidad de los criaderos por buscar otras opciones”, explica un vocero de la Liga Ecuestre de Bogotá.

La importación no ha desaparecido, aún hay un pequeño grupo de no más de 40 deportistas profesionales que los demandan para competir en concursos internacionales, sin embargo, estos jinetes son con frecuencia invitados por los criaderos a probar sus mejores ejemplares.

Lo mejor de esta experiencia de cruce que no es nueva, aunque sí lo empiezan a ser sus resultados, es que ha tenido gran acogida.

Aurelio Piedrahita, propietario de Haras San Isidro, importó por primera vez hace cinco años tres yeguas francesas y por estos días comenzará a recuperar su inversión con la venta de los caballos.

“Les sacamos crías e hicimos varios cruces y eso lleva un tiempo porque los animales tienen que aclimatarse. No puedo decirle exactamente cuánto me significó todo el proceso, pero fue un infierno de plata”, cuenta Aurelio.

Según sus cálculos, el costo de mantenimiento por cada ejemplar es de US$3.000, que incluye alimentación, cuidados veterinarios y la montada por parte de un profesional para que el caballo siempre esté en condiciones.

De acuerdo con Hugo Fernando Gamboa, instructor y jinete, en el país apenas se cuentan algunas crías importantes porque es una industria naciente.

“La gente no confía mucho en los caballos nacionales porque pueden tener las mismas condiciones físicas pero no el desarrollo genético que también es una gran parte y que a otros países les ha llevado décadas de estudio. Así determinan cuáles ejemplares son mejores para qué modalidades, mientras que nosotros lo hacemos por instinto”.

Sin embargo, los clientes de criaderos como Haras San Isidro no son solo personas, sino también escuelas decididas a acabar con la idea de deporte élite.

“Los altos costos de los caballos y los equipos que implica asumir para mantenerse en el esquema de la alta competencia han quedado atrás”, dice Gamboa en referencia a la popularidad de la práctica, junto al nacimiento de más escuelas de equitación “que ofrecen la facilidad de aprender sin asumir toda la inversión”.

Para “democratizar” el deporte, las escuelas han firmado convenios con colegios y organizaciones sociales para llegar a un público clave en toda disciplina: la base de la pirámide.

Según la Liga Ecuestre de Bogotá el deporte ha crecido de tal manera en las diversas especialidades (salto y adiestramiento) que cada año compiten al rededor de 700 personas solo en la capital.

De hecho, recientemente se adoptó en las competencias deportivas una nueva modalidad: Enduro ecuestre, una prueba que mide la resistencia física, velocidad y habilidad del binomio (caballo y jinete) en una carrera que dura todo un día.

Sin embargo, con un calendario de eventos públicos de frecuencia semanal y un público bajo, aún es una disciplina por explotar.

“Los encuentros no son muy publicitados y en ellos se hacen pruebas calificativas para seleccionar a los candidatos a representar a la región o el país en diversas competencias. Tampoco hay áreas de acceso público adecuadas por lo que se practica en clubes, centros deportivos o sociales, eso sí, la entrada es libre”, indica un juez que presencia estas convocatorias.

Aunque las ligas inscritas a la Federación Ecuestre Colombiana (Fedecuestre) no cubren todo el país (Bogotá, Valle, Antioquia y Cundinamarca) en ciudades como Pereira, Manizales y Bucaramanga les siguen los pasos y tratan de implementar la modalidad.

En todo el país hay unas 60 escuelas de equitación con un promedio de 50 alumnos, la mayoría jóvenes. Una de ellas es Equus, ubicada en Medellín.

Vicente Martínez, director y propietario, completa 23 años dedicado al proceso de la instrucción básica del deporte. También ha formado binomios que representan el departamento en concursos, de hecho, tiene hoy 25 participantes de modalidades profesionales.

“El deporte ha venido alcanzando importancia y uno de los elementos que más aporta al resultado son los centros ecuestres abiertos al público, donde se da un buen nivel de instrucción al tiempo que es asequible para las personas en general, sin necesidad de tener finca o membresía en un club”.

Aunque Vicente tiene varios caballos importados exclusivos para la competencia de alto nivel, celebra el que se haya trabajado mucho en el mejoramiento de la genética de los caballos para equitación en el país.

“Sin dudas las mejores son las líneas europeas, el que se importen esos reproductores no solo reduce costos sino que es un esfuerzo por mejorar la calidad mediante la crianza”, dice.

También destaca el crecimiento de la población equina en el área deportiva y califica el momento como “interesante” para quienes están en el negocio.

Ocho décadas de deportes ecuestres
Los deportes ecuestres son relativamente recientes en Colombia. Nacen hace 80 años cuando los militares traen las primeras muestras. Debido a la importancia que tradicionalmente esta rama de la fuerza pública le ha dado a los caballos, se decidió formar instructores en caballería montada en Francia y Alemania para adoptar el modelo. Luego, con el interés de los particulares por aprender se abrieron las primeras escuelas de equitación en el país.

Las opiniones

Vicente Martínez
Propietario de la Escuela Equus
“El mejoramiento y crianza ha generado un volumen considerable de equinos para atender la demanda nacional”.

Edgar Rodríguez
Presidente de Acopasos
“En principio lo que le fija el precio a un caballo es el factor genético, lo segundo es la habilidad que muestra desde potro”.

Hugo Fernando Gamboa 
Instructor de la Liga Ecuestre 
“La industria de caballos nacionales para equitación apenas comienza a nacer; no se tiene aún el desarrollo genético”.

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