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Comparto la premisa que sostiene la necesidad de desarrollar destinos inteligentes con herramientas que permiten a los turistas conocer e interactuar antes/durante/después del viaje con su destino final, estamos tan lejos y tan cerca, a “solo un click”.
Usar e implementar la tecnología, obtener y consolidar data oportuna, precisa, segura, dirigida a diferentes tipos de turistas, son algunos de los retos para hacer más atractivos los destinos, aumentar la demanda de turistas y generar derrama económica. En la cadena de actores, el consumidor debe darse la oportunidad de atreverse a usar y confiar en la tecnología para las compras en línea, también, los prestadores de servicios deben adquirir e integrar sus sistemas de información de modo que las transacciones internacionales ocurran de manera rápida y veloz. Tan inteligentes como sean los destinos serán aquellos que los gestionan. Avanzar para ser más competitivos en un mundo en el cual cada día un nuevo actor entra a jugar, es imperativo.
No basta que los destinos tengan presupuestos tradicionales para promocionarse basados en la publicidad, relaciones públicas, viajes de ventas, Fan Trips de clientes y prensa, participación en ferias, entre otros. Hoy en día, existen nuevos agregados al presupuesto que van desde el alquiler gratis de los centros de convenciones, pagos del Organizador Profesional de Congresos, transporte público sin costo, city tours gratuitos, hasta cobertura médica y otros.
Es pan de cada día, buscar y hallar la manera de obtener recursos económicos para mantener y asegurar las campañas de promoción en el largo plazo tanto del país, como de las regiones y ciudades, muchas de ellas con poco o ningún presupuesto para la promoción. En definitiva habrá que invertir para hacer sostenible el discurso, mantener la coherencia en la venta, obtener el rédito y los resultados deseados.
Los destinos deben concentrar su atención en definir claramente su vocación turística partiendo de sus riquezas naturales, infraestructura, tradición e historia, competitividad, entre otros aspectos, que les son propios y lo permiten; dedicarse al turismo de aventura, de las reuniones, el sol y playa, religioso, deportivo. Uno de estos o combinación de los anteriores requiere foco y visión, pero como no todos podemos estar en y hacer lo mismo, diversificar es la opción.
No basta ser bueno y bonito, a un destino se tiene que llegar con facilidad, la conectividad y accesibilidad son claves para la compra. Colombia tiene sitios hermosos, algunos de ellos remotos y exóticos que atraen la curiosidad de turistas, pero es necesario llegar a ellos y pronto. Se debe continuar fortaleciendo la plataforma turística de los destinos en un plan de inversión del Gobierno que incluya la ampliación de frecuencias de rutas aéreas, apertura de nuevas operaciones, apoyo a iniciativas hoteleras, a nuevos parques temáticos.
La Industria turística requiere de capacitación y formación continua en diferentes áreas para la profesionalización de los prestadores de servicios turísticos, así como de la estandarización de buenas prácticas y de personal idóneo, calificado preparado para servir. El manejo de un idioma, bien hablado y escrito, ojalá -el inglés-, más que una necesidad o un plus, es un requisito que permite la comunicación fluida y sin barreras, lo cual sin duda abre las puertas a más y mejores oportunidades, a más negocios.
Finalmente, vale la pena destacar que el trabajo en equipo, la cooperación y las alianzas estratégicas como lo son las público- privadas son definitivas, sin lugar a dudas son campeonas. Cuando el sector público como jalonador del turismo da un paso el sector privado da otro, reafirmando que el liderazgo desde la institucionalidad es clave, ello genera confianza, credibilidad, empuje, a la hora de apostarle, vender y elegir ir a un destino.
