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La parábola de las patentes del Dr. Cuero

miércoles, 27 de noviembre de 2013
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Gracias a la polémica desatada por el ingeniero Rodrigo Bernal sobre el verdadero impacto de la obra científica de Raúl Cuero, los temas de la ciencia, la innovación, los artículos para las revistas indexadas y las patentes, se ha puesto de moda en Colombia, un país con una agenda política y de orden público bastante acentuada que no le da espacio a los temas trascendentales para la educación. En buena hora los dos personajes están discutiendo sobre asuntos que verdaderamente son el camino para el desarrollo social.

Sobre quién tiene la razón, el número de artículos, la calidad de las universidades, las distinciones y otros temas expuestos en los sendos artículos de prensa, no vale la pena ahondar y lo mejor es dejar de lado una disputa que no lleva a ninguna parte, pues el mundo científico no es ajeno a las vanidades, quizá bien justificadas por esos años de estudio, de academia, de profesorado y de esfuerzo en los laboratorios. El punto sobre el cual sí se debe profundizar es el que tiene que ver con las patentes, uno de los indicadores más descuidados por los países latinoamericanos y casi olvidado por las universidades.

Empecemos por definir sin mayores ambiciones que patentes son inventos registrados y protegidos por la ley. Y si miramos por ejemplo en World Intellectual Property Organization, la entidad donde se registran las patentes, Colombia solo aparece con unas 200. Estados Unidos (1.872.872); Japón (1.270.367); China (828.054); Corea del Sur (624.419); Reino Unido (599.062) y Alemania (509.879). El primer país latinoamericano que aparece es México (73.076) en el puesto 17. A simple vista hay una ardua tarea por realizar en las universidades, en las empresas, pero todo con el apoyo decidido de los gobiernos.

Todos los productos y servicios que hoy están al alcance del consumo tienen miles de patentes detrás. Recordemos por ejemplo la dura batalla jurídica que libran multinacionales como Samsung contra Apple, o situaciones como la de BlackBerry, en donde su valor actual solo radica en las patentes que posee. Son las patentes las que mueven el mundo actual y Colombia está en los últimos lugares a pesar de que cuenta con los recursos de las regalías supuestamente destinados a la innovación. Seguramente, la polémica servida por Bernal vs. Cuero le sea curiosa a los ojos de Colciencias, Colfuturo; las Superintendencia de Industria y el mismo Ministerio de Educación, pero debemos pasar la página de la disputa y reflexionar sobre qué estamos haciendo para que más colombianos sean vanidosos porque tienen patentes, porque están inventando, porque están desarrollando innovaciones trascendentales.

Eso es justo la ‘parábola del Dr. Cuero’, que su trabajo y aparente sobre actuación está ofreciendo la posibilidad de tratar el tema de las patentes a fondo.  

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