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El rol de los independientes en las juntas

viernes, 8 de marzo de 2013
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Rogelio Vélez

Los miembros independientes de las juntas directivas deben ser unos consejeros para los presidentes de la empresa, pero a la vez ser capaces de brindar una perspectiva diferente y más crítica sobre la compañía, para minimizar el riesgo y promover su valorización bajo la mirada de los inversionistas.

Es por eso que la tarea más pertinente para un miembro independiente es el ser desafiante.

El desafió en sí es cuestionar las operaciones, el modelo de negocio, las estrategias, las suposiciones, el desempeño operativo y el liderazgo. Con esto se puede garantizar que habrá una ventaja competitiva dentro del equipo que dirige la empresa. Dejar de hacerlo sería poner en riesgo la integridad del negocio y desde ahí, su rentabilidad.

Para esto, los miembros independientes deben poseer una conjunción de aptitudes específicas. El pragmatismo, el pensamiento estratégico, la fortaleza mental, la mirada crítica y la habilidad para dar una guía clara y concisa de a donde se quiere llegar. Un independiente debe ser capaz de decir lo que se tenga que decir en el momento adecuado, así esto represente la única voz de oposición. De hecho, cuando esta es la única voz disidente, es cuando más se necesita que un miembro capacitado y libre de exponer su punto de vista, hable de lo que se pueda y deba hacer.

Ahora bien, una opinión contraria no será escuchada si no proviene de una persona que ha demostrado que conoce el valor del trabajo en equipo. Un independiente no debe convertirse, sin la justificación necesaria, en el paria de la junta, cuyas opiniones sean vistas, desde antes de ser dichas, como la voz de la discordia por la discordia.

Además del pensamiento crítico, un miembro de la junta debe ser alguien versado en los negocios. De nada sirve que se busque un participante independiente en la junta solo para llenar un requisito legal y cuyas opiniones no vayan a ser tomadas en cuenta. Más allá de esto, el conocimiento de la empresa puede no ser suficiente para lograr los objetivos. Es ahí donde el pensamiento estratégico entra a jugar un papel determinante.

Pensar estratégicamente no es una cualidad que abunde en los ejecutivos. Muchos trabajan de manera automática y la experiencia les ha dado las herramientas para reaccionar adecuadamente ante los problemas y oportunidades. Sin embargo, no son capaces de mirar una o dos jugadas más allá, de visualizar los problemas que vendrán y plantear una reacción adecuado. Y un poco de imaginación y originalidad nunca sobra.

Originalidad, experiencia, pensamiento crítico y una mirada estratégica. Todas estas cualidades no son fáciles de encontrar en una sola persona. De ahí que un proceso de selección adecuado, que cumpla las características necesarias para asegurar que se está explorando todo el mercado laboral y examinando minuciosamente los posibles candidatos, es una necesidad que no se puede ignorar.

Tal vez la dificultad de encontrar un miembro independiente que tenga todas estas aptitudes pueda ser una oportunidad para transformar el trabajo de la junta misma. Qué sería mejor que todos los miembros tuvieran todas esas cualidades o al menos que cada uno de ellos esté representada en uno de los ejecutivos que ya están ahí.

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