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Colombia ha tenido cuatro familias de billetes tras el surgimiento del Banco de la República

jueves, 22 de diciembre de 2016
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Lina Orozco

Para Luis Fernando Ramírez, vicerrector de Investigación y Transferencia de la Universidad de La Salle, los medios de pago físicos, entre ellos los billetes, son un instrumento de uso tradicional en el país.

De acuerdo con Ramírez, contrario a lo que sucede en otras naciones del mundo, en el territorio colombiano cerca de la mitad de las transacciones económicas se realizan con dinero en efectivo. “En países como Noruega hoy día solamente manejan entre el 3% y 4% de las operaciones con dinero en efectivo. En Colombia estamos en cerca de 50%”, apuntó.

Si bien las referencias de tiempo acerca de la llegada del papel moneda a Colombia tienen versiones encontradas, según información recopilada por el Banco de la República, antes de que la Imprenta Nacional comenzara a funcionar, los billetes colombianos eran importados de Estados Unidos y de algunos países europeos. 

Estos aparecieron para apoyar la misión de las monedas, que entraron al país en la época de la Colonia y desde entonces eran fabricadas de oro. 

Pero resultaron perjudicadas tras la Guerra de Independencia, debido a la baja producción del metal precioso. 

En 1821, luego de dos años como presidente, Bolívar acordó que la moneda del país sería el peso, equivalente en su momento a la española en cuanto a material y valor. 

Debido a que hubo varios esfuerzos infructíferos por crear un banco central que se encargara de la emisión de todos los billetes nacionales, entre 1871 -un año después de la fundación del primer banco privado del país: el Banco de Bogotá- y 1886, el Estado permitió a entidades particulares la emisión de sus propios ejemplares de papel moneda, los cuales obtuvieron aceptación en el público y coexistían con las piezas metálicas (monedas).

Aunque en 1880 se logró instaurar el hoy extinto Banco Nacional y comenzaron a circular los “billetes oficiales”, la población tenía más confianza en los emitidos por la banca privada y, tras la crisis de la institución, esta fue cerrada en 1894.  En palabras del rector de la Universidad del Rosario, José Manuel Restrepo, es preciso resaltar que, a diferencia de la mayoría los países de América Latina, Colombia ha logrado históricamente un heterodoxo manejo de la política monetaria. 

“El país no solo ha tenido independencia del Emisor por mucho tiempo, sino que también ha garantizado un adecuado funcionamiento de dicha política, con lo cual se evita que sea demasiado laxa, como ha sucedido con otros territorios de la región, razón por la que enfrentan fenómenos de hiperinflación”, destacó el académico.

Fue en 1923 cuando, bajo el gobierno de Pedro Nel Ospina, se contrató a un grupo de expertos, en cabeza de Edwin Walter Kemmerer, para asesorar el sistema financiero del país. Producto de esta labor, más tarde denominada Misión Kemmerer, surgió el que hasta hoy es conocido como Banco de la República (Banrep).

Como resultado, el 12 de octubre de 1959 salió la edición inicial del primer billete impreso en Colombia: el $1 oro (para entonces el papel moneda aún tenía valor equivalente al metal).  

Posteriormente, y de forma gradual, aparecieron más denominaciones ($5 oro, $10 oro y $20 oro) de esa familia, así como otras dos generaciones de billetes. El 31 de marzo de este año, el Banrep hizo el lanzamiento de la cuarta familia de billetes colombianos, con la denominación de $100.000. 

Ese día se informó que con ésta se iniciaba el período de transición para eliminar tres ceros de la moneda nacional. 

Los expertos consultados por LR coincidieron en que el principal efecto de esta estrategia, si se aprueba, es el de facilitar el manejo de las cifras en la administración de los recursos.

 “La ventaja, en primer lugar, es desde el punto de vista contable porque, al eliminar los ceros, habrá mayor practicidad para el reporte de transacciones”, señaló al respecto el director del Consultorio de Comercio Exterior de la Universidad Icesi (Icecomex), José Roberto Concha.

El académico advirtió además que esta condición generaría un impacto positivo a nivel internacional en cuanto a la visión que se tiene del peso colombiano en el exterior.

“Tener un dólar a $3.000 suena como un país que no ha podido controlar su moneda, situación que dista de la realidad”, señaló el directivo.

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