MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
El pasado 24 de abril el jefe de la delegación de las Farc en la mesa de negociación con el Gobierno Nacional, Luciano Marín Arango alias ‘Iván Márquez’ leyó un comunicado que para la opinión publica pasó desapercibido. Se trató del balance que entregó la insurgencia al cierre del octavo ciclo de las conversaciones, allí anticipó lo se supo, ya tiene un acuerdo.
En ese momento las Farc destacaron que esos entendimientos con el Gobierno se dieron en “asuntos de tanta trascendencia, pero jamás tenidos en cuenta por las élites en el poder, como lo de normar la actividad laboral de los campesinos mediante contratos de trabajo decentes que garanticen salarios justos y vacaciones, o la seguridad social nunca vista para estos sectores de la población que tanto le sirven a la patria sin mayor reconocimiento ciudadano, han sido colocados al lado de planteamientos urgentes de restitución, formalización y redistribución de la tierra”.
Y este fue precisamente uno de los temas que se anunció el domingo pasado en La Habana, al cierre de la novena jornada; donde, aunque no se detalló el contenido de cada punto convenido, sí se enunció.
“Lo que hemos convenido en este acuerdo será el inicio de trasformaciones radicales de la realidad rural y agraria de Colombia con equidad y democracia. Está centrado en la gente, el pequeño productor, el acceso y distribución de tierras, la lucha contra la pobreza, el estímulo a la producción agropecuaria y la reactivación de la economía del campo”, señaló el comunicado conjunto.
Un punto más del que también la guerrilla había dado cuenta que se tenía avanzado fue el referente al acceso a la tierra, que según el comunicado del domingo “busca que el mayor número de habitantes del campo sin tierra o con tierra insuficiente, puedan acceder a ella, mediante la creación de un Fondo de Tierras para la Paz. El Gobierno Nacional formalizará progresivamente, con sujeción al ordenamiento constitucional y legal, todos los predios que ocupan o poseen los campesinos en Colombia”.
En abril, la insurgencia había dicho que “las Farc-ep expresan al pueblo colombiano su satisfacción profunda por haber llegado a este nuevo ciclo de conversaciones (el octavo) completando cien propuestas mínimas que sustentan nuestra visión de lo que debe ser el Desarrollo rural y agrario para la democratización y la paz con justicia social de Colombia”.
Desde el Gobierno
El Gobierno Nacional, por su parte, ha sido más moderado en su lenguaje, pero también ha anticipado algunos acuerdos puntuales, como en lo referente a la participación ciudadana, tema en el que desde noviembre pasado se empezó a anunciar y se fue cumpliendo.
En el comunicado del domingo las partes así lo reconocieron: “Queremos destacar que en estos 6 meses de conversaciones no solamente hemos discutido el tema agrario. En este lapso se dio vida al proceso de conversaciones, se convino la manera de trabajar en plenaria, comisiones o por separado y se pusieron en marcha distintos mecanismos de participación y consulta ciudadana para recibir propuestas y opiniones de ciudadanos y organizaciones sociales. Estos mecanismos y procedimientos de trabajo y participación ya están en marcha, por lo que esperamos que hacia adelante avancemos con mayor celeridad en la búsqueda de acuerdos”.
Farc y Gobierno resaltaron en tal sentido los aportes de la Oficina de Naciones Unidas en Colombia y el Centro de Pensamiento Para la paz de la Universidad Nacional con los foros Agrario y de Participación Política, al igual que las ideas de las mesas regionales organizadas por las Comisiones de Paz del Senado y la Cámara de Representantes.