Transporte y vivienda sostenibles

El transporte es motor de desarrollo e instrumento de competitividad, pero también es responsable de un porcentaje importante de las emisiones contaminantes que contribuyen al cambio climático y la contaminación. Lo mismo sucede con la construcción de vivienda, que es el mejor instrumento para el crecimiento económico, generación de empleo y fortaleza patrimonial de los hogares y su ejecución debe hacerse de manera formal, segura y con construcción sostenible, en defensa del medio ambiente.

En Colombia seguimos enfrentando un atraso importante en servicio de transporte y en infraestructura. El primero es responsable de cerca del 78% de las emisiones de partículas causantes del cambio climático y contaminación del aire. Frente a esta realidad, el nuevo Plan Nacional de Desarrollo PND, presentado por el presidente Petro, apunta acertadamente a un ascenso tecnológico de las flotas del país a energías limpias, al desarrollo del transporte ferroviario y fluvial, y a la necesaria construcción de vías secundarias y terciarias. Debemos avanzar en movilidad sostenible.

Para sacar adelante estos proyectos se requiere generar confianza en el país, particularmente al sector financiero, a inversionistas y a empresas internacionales con las capacidades idóneas para desarrollar grandes proyectos de infraestructura. Esta confianza se construye con políticas públicas estables, de largo plazo, decisiones más técnicas que políticas y una ejecución contractual impecable por parte del Estado.

En este sentido la incertidumbre sobre la ejecución de la Primera Línea del Metro de Bogotá, en el marco de un contrato ya firmado y con un avance del 18%, nos lleva a un escenario poco atractivo de inversión empresarial, además de las nefastas consecuencias para la ciudad, que debería esperar 6 años más para disfrutar de su proyecto de transporte con mayor impacto positivo por décadas. Positivo en lo social, lo ambiental y en la calidad de vida para la ciudadanía. Para construir confianza sostenible, es necesario contar con estabilidad jurídica.

Por otra parte, el déficit habitacional crece año a año. Más de la mitad de las viviendas sociales se edifican sin licencia de construcción, sin apoyo previo del gobierno y afectando de manera grave el medio ambiente. Por ello, el planeamiento urbano y la estabilidad de la política pública para construir vivienda formal, son fundamentales. El instrumento de Mi Casa Ya ha sido extraordinario. Las dos últimas décadas, el país ha avanzado en esta materia y en el último quinquenio la construcción sostenible ha crecido.

Hoy la edificación de vivienda está en jaque (viviendas pre vendidas a precio fijo sobre planos), por la inflación, por el crecimiento inusitado de costos, de tasas de interés y por la devaluación del peso. Además, las viviendas sociales sin subsidios no serían viables. Pues bien, el PND en comento, trae unas modificaciones a la política pública de construcción de viviendas sociales, que puede mermar de manera grave su desarrollo. Golpe a la construcción de VIS y de VIP formales, si se aprueba.

Se debe incentivar la construcción sostenible y mantener la viabilidad empresarial de la construcción de infraestructura y de vivienda formal.