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No lo creerán, seguro por lo que tanto se insiste en cuanto a que amor y negocios, no se mezclan, pero ya la etimología acerca los términos y la realidad lo confirma, Afecto (lat.) affectus Agradable hacia alguien o algo. Negocio (lat.) nec otium No sin recompensa. Las personas asumimos actitudes similares incluso en ámbitos en apariencia disímiles. De los amorosos reconocemos su persistencia en cuanto a hacer evidente el amor y no quedarse en las palabras, incluso la simbología del beso y el abrazo trasciende a hechos evidentes, ¿cuánto le intereso a ese o a esa? Recién observaba como de a poco se ha perdido el temor por la inversión en cripto monedas y comparé tal precaución con la de relacionarse con alguien que apenas conocemos, exigimos la mayor certidumbre posible. Las transacciones inician con una protocolización como muchos compromisos o votos matrimoniales, en papel, con fechas, intervinientes, con firmas y testigos. La representación del papel siempre ha sido una exigencia de los que transan económicamente y por ello los billetes llevaban adosada la equivalencia en oro de los bancos centrales. Garantías como en el amor. Todo lo que exige riesgo o compromete un interés, es demandable en su equivalente. Un ¡te quiero! conlleva a dos evidentes preguntas: ¿Cuánto? y ¿hasta dónde?, un esfuerzo por cuantificar lo intangible, así como en las monedas virtuales. La tasa interna de retorno es otro ejemplo comparable a la contraprestación por confiar algo preciado y de lo que se espera una contraprestación ojalá superior, pues bien, en el lenguaje del amor, se le llama reciprocidad y es la compensación o respuesta a un estímulo afectivo, te cuido, pero espero algo a cambio: ver el fruto de ese cuidado y que además lo aprecies y retribuyas con más cuidado(ganancia). De hecho, la tradicional sentencia del amor “desinteresado” está siendo revaluada dando paso a una consideración más real y profunda: sí, tengo un interés al amarte y servirte, ¡verte bien! El amor implica una dinámica tanto como el mercado de capitales. En amor y afecto exigimos la seguridad que proviene del otro y en lo referente a inversiones de corto, mediano o largo plazo, se puede aproximar a las mismas opciones del que quiere relaciones a la vista y bajo control o al que quiere seguridad sentimental.
A veces los negocios se miran con crudeza y se separa la sensibilidad de lo transaccional, a sabiendas que las personas normalmente giramos en torno a lo deseado y lo esperado en términos de bienestar.
Finalmente, en ambos escenarios puedes esperar que las cosas salgan bien o no tanto y de igual forma, seguirlo intentando, quizás con más ilustración y prudencia que también aplica para los dos: prudencia financiera, en el gasto y prudencia en el modo de relación afectiva.
Si no fuera suficiente el paralelo, queda esta observación: dejar ir un mal amante, es como dejar ir un mal negocio, mejor a tiempo.
“¿Por qué los hombres se preocupan tanto por la belleza de su propio cuerpo y luego no se preocupan por la belleza de su propia alma?”
El colectivismo empobrecedor no avanza solo por la fuerza de los saqueadores, sino por la culpa moral de los productores. Al socialista le basta con convencer al empresario de que es moralmente sospechoso