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Analistas 23/04/2018

Implicaciones de las elecciones parlamentarias de 2018-2022

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

El pasado 11 de marzo de 2018 se realizaron en Colombia las elecciones para conformar el Congreso de la República del período 2018-2022. Una buena noticia provino del incremento en la participación de votantes al llegarse a cerca de 18 millones respecto del potencial de 36 millones, lo cual implicó que la tasa de abstención electoral se logró reducir al 51% respecto del 56% observado cuatro años atrás.

Sin embargo, el porcentaje de votos en blanco, nulos o no marcados todavía representó un abismal 18% del total de votos realizados en esta elección. Si bien esta cifra se redujo respecto del 22% de votos “inválidos” de hace cuatro años, esta situación implica que los “votos válidos” con los cuales se eligieron los parlamentarios tan solo representaron un pobre 40% del potencial de votantes, demostrando cuán frágil es nuestra participación democrática electoral.

Otra mala noticia electoral es que, a pesar del supuesto repudio a la clase política tradicional y corrupta, no ocurrió la esperada renovación. De hecho, se consolidaron los partidos que venían gobernando y la renovación es mínima, una vez se tiene en cuenta el efecto de “gobernando en cuerpo ajeno” (a través de las familias electorales que reemplazan al patriarca encarcelado).

De otra parte, se configuró un fortalecimiento de los partidos de centro-derecha que representan hasta el 60% de las curules (aun incluyendo las 10 asignadas a las Farc tras el Acuerdo de Paz). De cara a la contienda electoral presidencial de mayo-junio 2018, los ganadores en las parlamentarias de marzo-2018 fueron el candidato del Centro Democrático (Iván Duque), con más de 4 millones de votos, y el izquierdista Gustavo Petro, con significativos 3 millones de votos. No obstante, este último enfrenta una aparente limitación para pensar en incrementarlos, dada su debilidad partidista y sus precarios intentos de alianzas.

El resto de candidatos presidenciales ha venido a lamentarse tardíamente de no haber aprovechado la oportunidad que les ofrecían las consultas interpartidistas directamente en las urnas de marzo-2018. De hecho, los sondeos presidenciales más recientes indican que podría ocurrir un triunfo de Duque en la primera vuelta de mayo-2018, dado que este viene registrando intenciones de voto hasta del 45%. Este posible triunfo en primera vuelta sería el resultado de combinar el margen de error de esos sondeos (en el rango 3%-5%) con lo que denominaremos “la teoría del voto útil”: atajemos con el potencial ganador-conocido la amenaza izquierdista del socialismo bolivariano.

El potencial de votantes en las presidenciales estaría en esos mismos 36 millones de las parlamentarias, pero calculamos que los votantes efectivos serían unos 16 millones (suponiendo una abstención cercana al promedio histórico del 55%). Esto implica que aun faltan por decidir su intención de voto unos 6.5 millones. Como veremos en esta nota, las elecciones parlamentarias reforzaron la polarización del plebiscito por la Paz y a favor del NO.

Por ejemplo, los partidos con tinte centro-derecha conquistaron el 60% de los escaños a nivel del Senado vs. el 35% de la centro-izquierda (aun con definición ampliada); y a nivel de la Cámara de Representantes llegaron al 63% vs. el 31%. Así, estos resultados nos permiten formular dos hipótesis electorales para las presidenciales: i) un posible triunfo en primera vuelta del candidato Duque (hipótesis del “voto útil”); o ii) el paso a segunda vuelta de los dos candidatos de centro-derecha (Duque del Centro Democrático y Vargas Lleras de Cambio Radical, apalancados ambos en las mismas maquinarias partidistas que les otorgaron esas mayorías superiores al 60% en la contienda parlamentaria). La información disponible hoy resulta insuficiente para esclarecer quién ganaría entre Duque y Vargas Lleras bajo la segunda opción.

Resultado para Congreso 2018-2022

Para el Senado, el mayor número de curules las obtuvo el Centro Democrático de Uribe-Duque (19 de un total de 107) y Cambio Radical de Vargas Lleras (16 curules), ver gráfico 1. Mientras que el Centro Democrático perdió un escaño frente a 2014-2018, Cambio Radical ganó 7. A su vez, el Partido Conservador perdió 3 escaños (cayendo a 15 curules) y el Liberal perdió 3 (cayendo a 14), mientras que el Partido de la U (tras 8 años en el poder) perdió 7 curules (cayendo a 14).

Los partidos de centro-izquierda tuvieron un buen resultado al ganar la Alianza Verde 5 curules (llegando a 10), donde la cabeza de lista de Antanas Mockus jugó un papel preponderante. En cambio, el Polo Democrático tan solo logró mantener sus mismos 5 escaños, mientras que la nueva lista de la “Decencia” llegó a 4 curules. Pese a que las Farc tan solo obtuvieron 53.000 votos (lejos del umbral requerido de cerca de 470.000 votos), estarán representadas por 5 curules en el Senado gracias a los Acuerdos de Paz, llevando el total a 107 senadores durante 2018-2022. En la composición de la Cámara de Representantes sucedió algo similar.

En efecto, el Centro Democrático elevó en 13 sus curules (totalizando 32), mientras que Cambio Radical las incrementó en 14 (llegando a 30), ver gráfico 2. En cambio, el Partido Liberal conservó su posición mayoritaria con 35 curules, pero perdiendo 4 escaños. Los otros partidos tradicionales también perdieron participación: el Partido de la U perdió 12 curules (quedando con 25) y el Partido Conservador cayó en 6 curules (con un saldo de 21).

Finalmente, la centro-izquierda tuvo un leve avance, pero a costa de debilitar su posición en el Senado. Por ejemplo, Alianza Verde llegó a 9 curules (+3), pero Polo Democrático solo obtuvo 2 curules (-1) y los “decentes” alcanzaron 2 curules. En la Cámara, las Farc también recibieron una asignación de 5 curules de Paz, elevando el total de escaños a los 171 representantes durante 2018-2022. Así las cosas, y tal y como ya lo argumentamos, la composición del Congreso 2018-2022 viró hacia la centro-derecha: la suma de curules de Centro Democrático, Cambio Radical y del Partido Conservador ascendieron al 47% y, si se les suman los escaños del Partido de la U, llegan al 60% del total. En cambio, la centro-izquierda llega al 22%, si se suman Alianza Verde, Polo, “decentes” y Farc. Si denominamos a la izquierda “ampliada” añadiendo aquí al Partido Liberal, se llega tan solo al 35% de los escaños del Senado. En la Cámara la situación es aún más favorable al bloque de centro-derecha, pues alcanza un 63% vs. el 31% de la izquierda-ampliada.

Es claro entonces que un Presidente con tinte de centro-derecha tendría mucho más margen de gobernabilidad y, por el contrario, uno de tinte de centro-izquierda tendría serias dificultades para impulsar sus políticas.

Implicaciones para las elecciones presidenciales

Como hemos visto, los triunfadores de marzo-2018 fueron Uribe-Duque y su partido del Centro Democrático, pues incrementaron sus escaños en 12 congresistas (sumando Cámara y Senado). Ellos se consolidaron como la primera fuerza política del Senado y la segunda de la Cámara. Como bien lo concluía el analista político, el exministro Fernando Cepeda, “el gran estratega electoral del país siempre ha sido el expresidente Uribe”, así se haya descarrilado en su objetivo de bienestar para el país (añadimos nosotros) al obstinarse con su segunda reelección inmediata para el período 2010-2014.

El segundo triunfador de marzo-2018 fue el izquierdista Petro, logrando una histórica votación cercana a 3 millones. Sin embargo, este candidato enfrenta dos adversidades estructurales: i) elevado nivel de voto-rechazo (44% de imagen desfavorable en últimas encuestas), lo cual resume bien la polarización que él genera; y ii) carente de fuerza partidista y de alianzas estratégicas, donde su lista (“Decencia”) tan solo obtuvo 525.000 votos (llegando a 4 senadores y 2 representantes). Cambio Radical y su candidato Vargas Lleras también tuvieron buenos resultados en las parlamentarias, “cobrando” su manejo presupuestal de los últimos cuatro años.

Este incrementó su número de curules en el Congreso en 21 y ello lo deja bien posicionado para usar su maquinaria política y elevar su precaria favorabilidad, pero el desafío es grande al contar con solo un 6% de intención de voto y un elevado rechazo del 43% (tan solo marginalmente superado por Petro).

El partido Verde también fue un ganador al elevar su participación en el Congreso en 8 curules. Sin embargo, al igual que el candidato Petro, carece de maquinaria política. Aún si lograra una eventual unión con el candidato liberal (De la Calle), Fajardo parece haberse estancado en topes del 12%-15% en su intención de voto y dicha unión no le aportaría más que otro 5%, haciendo poco probable su sobrevivencia hacia una segunda vuelta electoral. Como vimos, los perdedores de marzo-2018 fueron los partidos tradicionales. El Partido Liberal perdió 7 escaños (sumando ambas cámaras), mientras que el Conservador perdió 9 y el de la U otros 19.

Sin embargo, entre estos dos últimos mantienen un caudal de votos interesante (3 millones), que se estarán repartiendo entre Duque y Vargas Lleras, donde sus fórmulas a vicepresidente tienen ascendencia en ambas huestes.

Conclusiones

Las elecciones parlamentarias de marzo-2018 han revivido en sus resultados la polarización del plebiscito por la Paz con un indudable triunfo del NO, pero sin que esto implique que se está pensando “hacer trizas” los Acuerdos de Paz. Estos (afortunadamente) parecen estar bien resguardados por los pronunciamientos recientes de la Corte Constitucional, aunque quedarán pendientes importantes mandatos legales que deberá tramitar el próximo gobierno.

Como vimos, las implicaciones políticas es que han quedado dos hipótesis sobre el probable curso electoral de mayo-junio de 2018: i) un posible triunfo en primera vuelta del candidato Duque (hipótesis del “voto útil”); o ii) el paso a segunda vuelta de los dos candidatos de centro-derecha (Duque del Centro Democrático y Vargas Lleras de Cambio Radical, apalancados ambos en las mismas maquinarias partidistas que les otorgaron esas mayorías superiores al 60% en la contienda parlamentaria).

La primera hipótesis se fundamenta en: i) estadísticas de intención de voto por Duque que, con el 45% a su favor, estarían dentro del “intervalo de confianza” del 50%; ii) fuerte rechazo que genera Petro (44%); y iii) desplome de Vargas Lleras (antes con intención de voto del 26% y ahora solo con el 6%). La segunda hipótesis postula una segunda vuelta si se dieran alianzas que evitaran que Duque alcance el 51% en primera vuelta, pero estas aún no se han logrado consolidar ni se avizoran en el caso, por ejemplo, de Fajardo y De la Calle. Se requiere, más bien, que se dé un fuerte apalancamiento de Vargas Lleras en sus resultados parlamentarios para evitar que ocurra la hipótesis del “voto útil”. La información disponible hoy resulta insuficiente para esclarecer quién ganaría entre Duque y Vargas Lleras bajo la hipótesis de una segunda vuelta electoral, lo cual abordaremos próximamente.

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