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Analistas 01/08/2016

Activos financieros y ahorro pensional

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes
La República Más
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Tras el Brexit, el Banco Central Europeo (BCE)  ha anunciado la provisión de mayor liquidez.  A ello se unió el propio Banco Central de Inglaterra y la Fed ha postergado los aumentos en su tasa repo; seguramente la dejará inalterada por el resto del 2016.

Por cuenta de esa mayor liquidez global, los mercados financieros se han revitalizado en el corto plazo, pero claramente de forma “algo ficticia”, al no corresponder a un mejor desempeño del sector real global.  Por ejemplo, la renta variable desarrollada se ha valorizado 3% en lo corrido del año a julio (vs.   -3% en 2015) y las acciones de emergentes registran valorizaciones de 10% al corte de julio (vs. -17% en 2015).

Este rebote bursátil corto placista se debe a la búsqueda de mayor rentabilidad-riesgo (“high yield”) en estos mercados emergentes, dado que en los desarrollados los bonos soberanos continúan con rentabilidades reales negativas.  Este diferencial a favor de los emergentes no obedece a una mejor situación económica de estos, sino al desplome de las rentabilidades de los bonos de los desarrollados por cuenta de la mayor liquidez global.

Los mercados financieros deben entonces estar atentos a marcadas reversiones en estos flujos, saliendo nuevamente de los emergentes y yéndose hacia un “flight-to-quality” en los desarrollados hacia finales de este año o principios del 2017, cuando la situación de los emergentes seguramente mostrará mayor deterioro ante la no recuperación de los precios de los commodities.  De hecho, el precio del petróleo en vez de perfilarse hacia la franja US$50-US$55/barril-Brent se ha encaminado nuevamente hacia los US$40-US$45 ante el exceso de oferta y la debilidad de la demanda.

Esta compleja coyuntura amerita que analicemos el posible desempeño de los activos financieros hacia el mediano plazo.  Empecemos por señalar que el comportamiento de los precios de acciones-bonos-finca raíz en los principales países desarrollados deja claro que continuamos en un pico histórico, superando nuevamente los niveles anteriores a las crisis financiera.

Dicho de otra manera, dichos activos del mundo desarrollado lucen “muy caros” en esta coyuntura 2015-2017, pues las firmas no están pudiendo mantener sus Relaciones Precio Ganancia (RPG) por cuenta de sus menores rentabilidades y bajas productividades.  Este panorama le da entonces soporte a la hipótesis del “estancamiento secular” y a la anticipada reversión a la media en dichos RPGs.

Uno de los principales afectados por este deterioro global de los retornos financieros han sido los fondos pensionales.  En efecto, la rentabilidad de los portafolios de los fondos de pensiones en Estados Unidos ha ido convergiendo hacia 4% real anual frente a su promedio histórico de 6%. En Colombia, dicha rentabilidad podría converger hacia el 6% real anual en 2016-2020, reduciéndose respecto a su media histórica de 9%. 

El problema es que, entretanto, la expectativa de vida de la población se ha incrementado, requiriéndose mayores ahorros disponibles.  En efecto, tomemos el caso de un colombiano que se ha pensionado a los 57/62 años (mujer/hombre) habiendo logrado ahorrar $500 millones durante su vida laboral.  Si su expectativa de disfrute de pensión fuera tan solo de 10 años, entonces podría recibir una pensión de $5,5 millones/mes, suponiendo que ese portafolio retorna rendimientos de 5% anual.

Pero si dicho portafolio resulta que ahora solo retorna 3% anual, dicho individuo tan solo podría aspirar a una pensión de $5,1 millones/mes.  Más aún, si ahora se combina ese menor retorno del portafolio, con una expectativa de vida que implicaría disfrute de pensión durante 20 años, ese individuo recibiría mesadas de solo $2,9 millones/mes, prácticamente la mitad del valor pensional que se había imaginado.

Lo anterior evidencia que la mayor longevidad no se vería compensada con retornos superiores de los portafolios pensionales y, por lo tanto, sus hijos y sus nietos deben prepararse para haber ahorrado más durante su vida laboral y así enfrentar su prolongada vejez.

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