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Analistas 20/10/2021

¿Reactivación + inflación? Tal vez…

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

La inflación… el indicador que permanecía olvidado desde hace algún tiempo, vuelve a aparecer en las discusiones económicas, levantando algunas alarmas. La razón es el reciente reporte del DANE que ubica la variación anual de precios al cierre de septiembre en 4,51%, por encima del rango meta de la autoridad monetaria que está entre el 2-4%. Y si tomamos el dato de lo corrido desde el inicio de este año, que llega a 4,33%, quiere decir esto que no vamos a cumplir esa meta a menos que tengamos deflación entre octubre y fin de año, lo cual no va a ocurrir.

Aquí es donde empieza la preocupación porque las medidas para bajar la inflación siempre implican, entre otros instrumentos, una subida de tasas, que ya empezamos a ver con la última decisión del Banco de la República de subir 25 puntos básicos la tasa de referencia que queda en 2%. Y como es bien sabido, tasas más altas, al encarecer el crédito, desaceleran el crecimiento, en un momento en el que este está rompiendo récords históricos, y se constituye en el factor clave de la recuperación pospandemia.

Mi pregunta es qué tan necesario o conveniente sería, en el corto plazo, descargar toda la artillería de nuestro banco central para hacer converger la inflación hacia sus rangos metas. Ojo…no estoy afirmando que no se tomen medidas. Tampoco pierdo de vista que el ideal es tener una inflación baja y estable en cualquier economía, ya que sabemos de sobra por nuestra vecina Venezuela la devastación que una hiperinflación puede causar, sobre todo en las personas de menores ingresos. Pero podría pensar en varias razones por las cuales deberíamos ser muy suaves y graduales en el freno que apliquemos, así este año y el próximo no cumplamos con los rangos objetivos.

Lo primero que tendría que aportar, y esto lo ha explicado bastante bien el Gerente del Emisor, Leonardo Villar, es que la subida de la inflación es un fenómeno global, producto entre otras variables, del “efecto base” que constituye la baja inflación del año pasado. No olvidemos que el índice de 1,61% obtenido en 2020 fue el más bajo en Colombia desde 1955. Ya en un contexto regional, entre las seis grandes economías de América Latina, según The Economist Intelligence Unit, se estima que Colombia tendrá la inflación mas baja este año, incluso por debajo de la de Estados Unidos. Es decir, no estamos desbordados comparativamente.

Empecemos con los precios de los insumos, donde solo el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas ha crecido 12,21% en lo corrido del año, pero tengamos en cuenta el componente importado en la cadena de suministros pasó de un promedio de $3.488 por dólar en enero a $3.772 anteayer…una diferencia del 8%. Insumos que por cierto ya han tenido también un fuerte incremento en su precio en dólares por cuenta de escasez y de interrupciones logísticas en las cadenas mundiales de comercio, lo que ha disparado los fletes, inflando aún más su costo. Lo que es claro entonces es que estamos hablando de distorsiones temporales.

Siendo así, no es optimista pensar que probablemente durante el resto del año y el próximo se reacomodará la oferta global a la nueva y acelerada demanda, y se normalizarán, tanto los atascos en las cadenas de producción como en los puertos y rutas marítimas. Esto tendrá que pesar en las deliberaciones de la Junta del Banco de la República, de manera que su rol estabilizador frente a la inflación se concentre en el mediano plazo, efectuando mientras tanto una poda mas que un corte de raíz, a fin de no frenar el rápido y necesario crecimiento que podríamos esperar para el resto de la década.

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