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Analistas 10/08/2022

¿La primera reforma tributaria?

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

Finalmente, no vimos una propuesta de $50 billones. Era una locura. Pero sí resultó ser de $25,9 billones, una cifra más aterrizada, seguramente producto de la visión de una persona con la cancha del Minhacienda, José Antonio Ocampo. Paradójicamente, por una propuesta de Carrasquilla de menor valor, quienes apoyaron al nuevo gobierno, se tomaron las calles violentamente y bloquearon el país por varias semanas. Pero centrémonos en el presente y analicemos los puntos clave del proyecto.

Lo primero a resaltar es que se enmarca en la regla fiscal, lo que es un mensaje muy positivo para los mercados. Lo segundo es que no se sube la tarifa de renta para personas jurídicas lo que no empeora la competitividad de nuestro sector productivo, si bien se reducen algunos beneficios. Lo tercero es que no se toca la tarifa máxima de IVA y quita los días sin este gravamen, reduciendo fricción en su trámite. Esto no quiere decir que no se afectan los productos de consumo ya que serán impactados con los impuestos a las bebidas azucaradas y a los productos comestibles ultra procesados. No hay duda de que a pesar de las externalidades positivas que se busca en temas ambientales y de salud, la canasta básica tendrá una subida de precios.

Pero principalmente el proyecto se enfoca en la renta, y si miramos las diferencias que hay en su peso en Colombia frente a los otros países de la Ocde, apuntaríamos supuestamente a una corrección que estaba en deuda. Y cuando escuchamos que nadie que tenga ingresos brutos inferiores a diez millones pagará un peso, nos parece sensato. El tema aquí es que la progresividad, que es recomendable, se lleva en los topes más altos, a una diferencia de más de 9% sobre las tarifas actuales. Si combinamos esto con el impuesto permanente al patrimonio, me preocupa que muchos de los afectados decidan establecer residencia fiscal por fuera del país o saquen más capital del país. Recordemos que el presidente Petro en campaña habló de solo afectar a 2.000 contribuyentes y ya vamos por 34.000. No vaya a ser que Panamá termine beneficiado del gran diferencial en impuesto de renta, ahora aumentado, que tiene con Colombia.

Otro tema es la inequidad en el tema de renta a las pensiones mayores de $10 millones, ya que con la mesada extra abarca incluso a las de $9,3 millones. Sería justo si se aplicara solo a aquellas que tienen un subsidio implícito del estado como son las del régimen de prima media. Paso ahora al impuesto a las exportaciones de petróleo, oro, y carbón, lo que me empieza a sonar a recetas argentinas que allá no han funcionado. Cuando el estado es el principal beneficiario de estas actividades, ya sea por participación, regalías, o impuestos, no entiendo cual es el sentido de esta movida, salvo el recaudo. Pero ese no es el camino.

Hay muchos otros puntos como el aumento de la tarifa de los dividendos y la tarifa de ganancias ocasionales que ameritan una discusión que se extendería mas allá de una columna. Pero el hecho es que tenemos una propuesta presentada desde el primer día y el balón esta ahora en la cancha del Congreso de la República. Y por experiencias pasadas, un texto es el que entra y otro muy distinto, dependiendo de la firmeza del gobierno, es el que sale aprobado. No será fácil la discusión. Vendrán propuestas para disminuir impactos y otras para gravar aún más sectores y/o productos. Se pondrá a prueba la solidez de la coalición política del gobierno y la experiencia y sagacidad del equipo económico. Y de nuevo, solo queda esperar que salga el mejor texto posible y que por fin tengamos solo una reforma tributaria en estos cuatro años

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