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Analistas 07/04/2016

Liderazgo empresarial antioqueño

Rodrigo Botero Montoya
Exministro de Hacienda
La República Más
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Se dice que al llegar Nicanor Restrepo a la presidencia de Suramericana, la cabeza de lo que se denominaba entonces el Sindicato Antioqueño, hizo el anuncio de las siguientes decisiones: 1. Que todos los ejecutivos del grupo debían tener pasaporte válido; y 2. Que los directivos de las empresas debían jubilarse a una edad máxima de 65 años, sin excepción.  No puedo asegurar que las cosas sucedieron exactamente de esa manera.  Pero la anécdota tiene verosimilitud.  Como dicen los italianos, ‘se non è vero, è ben trovato.’  Las dos decisiones ilustran el cambio que ha tenido lugar en el sector empresarial moderno del país en los últimos 20 años.

El requisito del pasaporte para los ejecutivos era una señal del compromiso firme con la inserción en la economía internacional. Los dirigentes de las empresas que habrían de conformar lo que se conoce como el Grupo Empresarial Antioqueño han apoyado la apertura comercial y de inversiones, la suscripción de acuerdos de libre comercio, las relaciones económicas con la Región Asia-Pacífico y el ingreso de Colombia a la Ocde.  Habiendo  logrado defenderse contra tomas hostiles en décadas pasadas, se diseñaron mecanismos para vincular inversionistas extranjeros al capital accionario de las empresas sin perder el control de las mismas.  De una postura defensiva inicial se pasó a una etapa de expansión competitiva hacia los mercados mundiales.  Se establecieron líneas de acción prioritaria en los sectores de manejo financiero, alimentos procesados y materiales de construcción e infraestructura.

La decisión de establecer una edad de retiro obligatorio para los directivos ha tenido el efecto de estimular el fortalecimiento de los cuadros técnicos de las empresas y promover la movilidad generacional, manteniendo un equilibrio entre la continuidad y el cambio. 

Tal como se ha ido conformando, el Grupo Empresarial Antioqueño tiene cierta similitud con los conglomerados japoneses denominados keiretsu, con ciertas características propias: quienes dirigen el GEA son administradores profesionales, no dueños; y las empresas no están integradas en forma vertical.  El proceso de toma de decisiones es descentralizado y colegial, con cierta coordinación en la cúpula, a nivel de tres grandes holdings: Grupo Sura, Grupo Nutresa y Grupo Argos.  Las empresas que conforman el GEA tienen la particularidad de combinar una notable prudencia financiera con la capacidad de actuar con audacia y celeridad cuando se presentan oportunidades atractivas de inversión.  En esa forma se adquirieron valiosos activos de multinacionales europeas durante la crisis financiera de años recientes.

José Alberto Vélez, quien acaba de retirarse de la presidencia del Grupo Argos, es un sobresaliente discípulo de Nicanor Restrepo, cuyas enseñanzas ha  continuado y enriquecido.  Durante su exitosa trayectoria profesional, ha sido protagonista de la expansión del GEA y artífice de la conformación del Grupo Argos, que incluye cementos, infraestructura, energía, puertos y concesiones.  Su decisión estratégica  de hacer adquisiciones en Estados Unidos, Centroamérica y la región Caribe, convirtieron a Cementos Argos en una multilatina.  Deja un legado de construcción institucional, inversión en capital humano y compromiso cívico. 

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