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Analistas 20/09/2019

Antioquia se levanta de nuevo con Hidroituango

Roberto Rave Ríos
Presidente ejecutivo Laick - Cofundador Libertank

“¡Soldados, armas a discreción; paso de vencedores!” Gritaba enérgicamente el libertador de Antioquia, José María Córdoba, en la batalla de Chorros Blancos. Esta frase ha sido el continuo soneto en la historia de Antioquia. Una región marcada por las montañas, que desde sus inicios, debido a su difícil geografía y a diferentes coyunturas, tuvo que luchar para superar todo tipo de dificultades y dolores. Uno de ellos, tener la ciudad más peligrosa del mundo, pues Medellín, hacia la década de 1990, sufría más de 300 homicidios por cada 100.000 habitantes. A pesar de esto, logró transformarse en un referente social y económico para el mundo. Hoy es el centro para la cuarta revolución en Latinoamérica.

Diferentes problemáticas han afectado a Antioquia, pero una de las más importantes de los últimos años fue la ocurrida con el proyecto Hidroituango. El 28 de abril de 2018, después del derrumbe en uno de los túneles de desviación de la represa, inició una gran contingencia, la cual derivó en la evacuación de cinco municipios. Hidroituango, uno de los proyectos energéticos más grandes de la región latinoamericana, prometía abastecer para ese momento más de 17% de la demanda eléctrica del país. Los comentarios y ataques llenaron las redes sociales y algunos medios de comunicación. Como es costumbre, de la nada, muchos periodistas y críticos de ocasión se convirtieron en ingenieros especialistas en hidroeléctricas. En sus comentarios y juicios apresurados, llegaron a intentar reemplazar a los entes de control encargados de la investigación, los cuales aun continúan en tal procedimiento.

Sonaron con más fuerza las balas de la crítica que las palabras propositivas y de ánimo para superar el problema. Sin embargo, el liderazgo firme y sincero del presidente Iván Duque, de los dirigentes antioqueños y del alcalde de Medellín, lograron lo inimaginable para muchos: salvar el proyecto. En una conferencia, le escuché decir al alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, que el plan de contingencia estaba sustentado en tres prioridades: La primera, salvar la vida de todos los habitantes que estaban en riesgo. La segunda, mitigar el daño ambiental y la tercera, salvar el proyecto energético. Este fue el mapa con el que se afrontó la problematica. Primero la vida humana, segundo el medio ambiente y tercero el proyecto.

La realidad, a día de hoy, es que el proyecto energético más importante de la historia de Colombia sigue en pie y avanza a “paso de vencedores”, como lo han hecho históricamente los antioqueños. En contraste, no hay que olvidar, por ejemplo, las críticas superficiales e irresponsables, como las realizadas por el exviceministro y reconocido representante y agitador de la campaña presidencial de Gustavo Petro, el hoy candidato a la alcaldía de Medellín, Daniel Quintero Calle, quien el 9 de septiembre del 2018, afirmaba lo siguiente: “Gerente de EPM reconoce que las perdidas de Hidroituango ya superan los $7 billones y pueden aumentar. Reconoce que las pólizas eran cuento y que nos tocará pagar a todos esa platica vía venta de empresas”.

Hoy el catastrofismo y los ataques de mala fe del candidato Quintero Calle han quedado completamente desmentidos por los hechos, pues esta semana la aseguradora Mapfre confirmo la cobertura de los daños ocasionados por la emergencia en la construcción de la Hidroeléctrica.

Por su parte, y en contra de las malhadadas declaraciones y de las denuncias fallidas de Quintero Calle, Antioquia y Medellín siguen adelante, avanzando ante las dificultades, y como bien menciona Federico Gutiérrez: “Pueden existir detractores, pero no destructores. Le pido al país que siga creyendo en EPM, que sigamos creyendo en lo público”.

Ante situaciones como las vividas, deberían primar la cordura y las propuestas que lleven a corregir lo que se debe arreglar, siempre con la intención de construir una Colombia mejor, en lugar de los ataques destructivos y despiadados, basados en rumores sin fundamento, en chismes que sólo le hacen daño al país. De todas maneras, la respuesta de Antioquia ante los ataques mal intencionados y los retos venideros, seguirá siendo la marcada por su historia. ¡A paso de vencedores por el desarrollo de Antioquia y de Colombia! ¡Siempre adelante!

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