Los recientes informes sobre Colombia preparados independientemente por la Ocde y por el Fondo Monetario Internacional, FMI, tienen grandes coincidencias tanto en lo que hace a la marcha de la economía colombiana, como con respecto a los retos y las reformas que se deben emprender. Para la Ocde las perspectivas de crecimiento de la economía son positivas y atribuye el buen comportamiento registrado desde fines de los noventa al impacto conjunto de la mayor seguridad interna, el auge minero energético, la política económica y las reformas emprendidas desde esa época. En el mismo sentido, el FMI juzga que el manejo macroeconómico ha sido adecuado, resalta que el sector financiero se ha fortalecido y que gracias a los buenos fundamentales, la economía colombiana mostró gran resiliencia frente a los choques de la economía mundial. En ambos informes se destacan también las reformas de la administración Santos en el frente fiscal, particularmente la adopción de la regla fiscal, la reforma a las regalías y la reforma tributaria que acaba de aprobar el Congreso.
Los dos escritos hacen referencia al tema de la tasa de cambio y a las formas de encarar la revaluación de la moneda. La Ocde resalta explícitamente que la intervención monetaria (cambiaria) por parte del Banco de la República no puede corregir la apreciación del peso. Por su parte, el FMI adelanta unos ejercicios empíricos que ilustran y le llevan a afirmar que la tasa de cambio está más apreciada que lo que explicarían los fundamentales de la economía. No obstante, coincide con la Ocde en el sentido de que la intervención cambiaria no está en capacidad de modificar el nivel de la tasa real de cambio y que esta práctica tiene como propósito exclusivo reducir la volatilidad, propósito que, a su juicio, debe ser explicado por las autoridades de manera transparente a la opinión pública.
Juzga que la revaluación se debe enfrentar elevando la productividad de la economía, para lo cual es conveniente adelantar acciones como la inversión en infraestructura.
También recomienda efectuar una política fiscal más restrictiva, aspecto sobre el cual también coincide con la organización de los países más avanzados.
Los informes exhiben una gran coincidencia en las políticas y acciones que se deben emprender en el frente social, particularmente para estimular el empleo, la protección para la vejez y la salud de los colombianos. Ambos estudios tienen reparos sobre el salario mínimo en Colombia. La Ocde resalta que el salario mínimo puede haber contribuido a los elevados índices de informalidad laboral que se registran en el país, ya que sus incrementos, en muchas ocasiones, han ido más allá de premiar con sus aumentos a la inflación y la productividad laboral reflejando en sus ajustes un componente político. Asimismo, los escritos resaltan la importancia de adelantar la reforma pensional anunciada por el Gobierno. El FMI juzga que se debe extender la cobertura y hacer más equitativo el sistema. Además considera que el establecimiento de los BEPS no sería una solución suficiente. Para la OCDE también es trascendental aumentar la cobertura y destaca la importancia de fortalecer los programas para el adulto mayor y los BEPS. Asimismo argumenta que es fundamental introducir reformas paramétricas, elevar la edad de pensión y eliminar la indexación de pensiones mínimas al salario mínimo. Tanto la OCDE como el FMI consideran prioritario reformar el sistema de salud. En fin, son dos informes que debemos estudiar con detenimiento, pues si bien apoyan el manejo económico y sus perspectivas, también dan pautas de fondo sobre los problemas y retos por resolver.