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En estos días se publicaron los índices de precios al productor (IPP) y al consumidor (IPC) correspondientes al mes de agosto, como también lo sucedido en año corrido, así como en los últimos 12 meses. Ambos índices registran incrementos originados principalmente en los alimentos y en aumentos de los productos transables tanto importables como exportables. Las presiones inflacionarias internas no parecen provenir de un exceso en la demanda agregada o lo que se conoce como un recalentamiento de la economía, sino en factores de costos donde se combina y se suma la incidencia o transmisión de la devaluación de la tasa de cambio sobre los precios internos con un aumento de algunos precios agrícolas de bienes no transables de consumo interno, motivado por menores cosechas, dado el impacto que comienza a tener el Fenómeno del Niño sobre los precios de los alimentos.
En cuanto hace al Índice de Precios al Productor (IPP), la variación en agosto fue del 2,0%. Lo interesante de observar es que, mientras los bienes clasificados como producidos para consumo interno aumentaron apenas 0,8%, los correspondientes a bienes importados y exportados lo hicieron en más de un 5% mensual. La variación mensual del IPP por sectores indica que los precios de la agricultura y pesca se incrementaron 2,5% en el mes, a la vez que los de la industria lo hicieron en 1,8%.
Cuando se analiza el comportamiento en lo corrido del año se encuentra que el IPP total registró un incremento del 4,4%, que resulta de un incremento del 2,7% en los bienes producidos y consumidos internamente con otro cercano al 9% en los productos importados y exportados. Estos resultados reflejan el impacto de la transmisión de la depreciación de la tasa de cambio sobre los precios de la producción nacional. El impacto de la devaluación sobre el IPP es manifiesto.
En cuanto al comportamiento del Índice de Precios al Consumidor (IPC), su variación para agosto fue de 0,5% superior a la del mismo mes del año anterior que había sido de 0,2% mensual. El subgrupo de bienes que presentó el mayor aumento fueron los precios de los alimentos que lo hicieron en 0,8%. En lo corrido del año, el incremento del IPC ha alcanzado 4,0%, jalonado también por los alimentos que aumentaron 5,8% y, dentro de estos, las hortalizas y legumbres que son especialmente susceptibles a fenómenos climatológicos adversos. Para año completo, el aumento del IPC ha sido de 4,7%, frente al 3% registrado en igual período del año anterior, lo que corresponde a un aumento por encima del rango superior de meta de inflación anual del Banco de la República del 4% anual.
Esta evolución de la inflación en Colombia plantea el reto de como anclar las expectativas de una inflación jalonada por los precios de los alimentos. Es un verdadero dilema para la junta directiva del Banco de la República. El mandato constitucional de defender el poder adquisitivo de la moneda indicaría la conveniencia de elevar la tasa de interés de intervención del Banco y apretar la liquidez en la economía para restringir la demanda y amenguar las presiones inflacionarias, pero eso conduciría a frenar una actividad económica de por sí ya en proceso de desaceleración. Hasta ahora la Junta ha mantenido prudentemente sin alteración su tasa de intervención. Dado el resultado de inflación de agosto y el dato del crecimiento del PIB del segundo trimestre, no sorprendería que el Emisor incremente levemente su tasa de intervención para anclar las expectativas.