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Analistas 23/04/2023

La letra con sangre entra

Ramiro Santa
Presidente Sklc Group
La República Más

Los procedimientos de abordaje a un avión, el acceso a ciertas instituciones públicas o privadas y hasta las mismas certificaciones notariales o apostilladas, las biometrías, los cambios de clave en los sistemas que son tan abrumadores, incómodos y hasta ofensivos. En consecuencia, la pregunta que se hace todo el mundo es ¿para qué tanto requisito aparentemente inocuo y tanta burocracia en controles?; pero la pregunta correcta sería: ¿qué evento ha sucedido aquí?

Las respuestas van desde unos terroristas que vulneraron todo un sistema aéreo de la nación más poderosa del mundo y asesinaron miles de personas hasta otros delincuentes que falsificaron la firma para hurtar bienes, otros secuestraron personas para apropiarse de todo el patrimonio de muchas familias, otros estafaron a millones de incautos o robaron una herencia, suplantaron a una persona o plagiaron un trabajo o una obra musical, o sobornaron para ganarse una licitación, o falsificaron documentos para una visa y hasta entraron a una edificación y detonaron una bomba para matar a decenas de niños y adultos inocentes para generar una noticia.

En noviembre de 1985 yo vivía en el exterior cuando varios funcionarios y amigos me conminaron a sintonizar las noticias, pues un volcán en Colombia había arrasado varias poblaciones dejando miles de fallecidos, las noticias informaban de Armero, pero las imágenes eran de Manizales, los intentos de comunicarme con Colombia fueron inútiles y la zozobra de conocer la real situación, pero también de la familia paterna que -de origen Antioqueño por fenómeno de las colonizaciones- se habían enraizado en esa próspera zona del país.

El balance: mis tíos perdidos, nunca aparecieron y así mismo, amigos. Además de los estragos en salud en el resto de las familias como consecuencia de la tragedia, el patrimonio que aún golpea a muchos en la orfandad, soledad y hasta pobreza.

La catástrofe de 1985 fue advertida por expertos en geología del Ministerio de Minas, los historiadores lo referenciaron, los periodistas lo denunciaron por más de tres años, los académicos lo afirmaron, el piloto Cajiao lo evidenciaba con sus fotos aéreas durante cinco años y así mismo lo alertaron el director del serpentario del Inas y el juez de Armero, tal como quedó plasmado los libros “Los sordos ya no hablan” de Gustavo Álvarez Gardeazabal y “Adiós Omaira” de mi padre el historiador Eduardo Santa Lobo-Guerrero.

Los 25.000 fallecidos en Armero y Chinchiná, los cientos de miles de personas que perdieron lo más querido sirvió para que hoy Colombia desarrollara unas de las instituciones más importantes del continente como son el Servicio Geológico Colombiano(Ingeominas) y la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgos (Ungrd), la Cruz Roja Colombiana y la Defensa Civil, que ojalá sean más escuchados que todos los personajes anteriormente citados y que el mismo señor Haroun Tazieff en 1985, exministro de Desastre Naturales de Francia -considerado padre mundial de la vulcanología- que había participado y evitado una tragedia de similares características con el volcán Irazú en Costa Rica y en la erupción del volcán del Santa Helena en los Estados Unidos.

Todos esperamos que esta lección sí esté aprendida y haya acciones preventivas, reubicaciones dignas de personas con sus animalitos y planes de emergencia construidos concertada y coordinadamente, pues pareciera que los avatares de coyuntura política, las vanidades y retórica y todas las formas de violencia que vive el país está relegando esta amenaza natural a un segundo o tercer plano.

Que hoy el volcán del Ruiz sirva para mostrarle a la humanidad que Colombia se divide políticamente debatiendo en democracia, pero se une ante la adversidad para prevenir, proteger y cuidar la vida.

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