Elecciones regionales, el próximo round

Lucen tibias. Imperceptibles, incluso. Me refiero a las candidaturas a gobernaciones y alcaldías. Algunos dicen que falta bastante, que lanzarse temprano aumenta el riesgo de quemarse y aconsejan esperar a tener claro el panorama de futuros contrincantes. Sin embargo, en un país tan turbulento, lleno de ‘males menores’ que se subestiman hasta incrustarse, en realidad, queda poco tiempo.

La gente, desde las preocupaciones propias de sus regiones, empieza a preguntarse quiénes estarán en la foto mientras, con sigilo, se mueven los hilos para el que será el próximo round. El drama, digno de novela, al que sin asomo de vergüenza nos han sometido en nombre de la reforma a la salud, es solo el comienzo. El pulso por el poder, a disputarse en los comicios de octubre, además de medir fuerzas, reconfigurará las dinámicas del tejemaneje político.

Intentando parecer independientes, varios son los aspirantes que decidieron emprender el camino de la recolección de firmas. Y no, no es que prefieran la ruta más larga y engorrosa. Lo que en verdad persiguen es alinearse con el latir de las masas. Lo advertía la reciente Encuesta de Cultura Política del Dane: dos de cada tres colombianos asegura que dejó de sentirse identificado con los partidos políticos. Ante tal desconexión, una necedad resultaría querer ir en contravía. Pero, ¿hasta que altura de la contienda durará la soltería?

Los acontecimientos recientes hacen presagiar que volveremos a lo mismo. Con afinadas maquinarias, llegarán los coqueteos. Aquellos que hayan logrado despertar la atención colectiva, serán el objetivo. Surgirán nuevos mejores amigos y se romperán relaciones que parecían eternas. Nadie querrá ver escapar el botín que representan los manejos regionales.

Por eso, de lo que pase en el próximo llamado a las urnas dependerán muchas cosas. La administración Petro sabe de sobra lo que significa para su cuatrienio tanto la victoria como la derrota. Entiende que los resultados de las elecciones venideras pueden debilitar o fortalecer su gestión. Consolidar o amainar sus pretensiones. Nos esperan días intensos. Días de lobby, de cobrar y devolver favores.

Aunque Colombia está descuadernada, todos lo sabemos, al parecer, lo menos importante son las problemáticas municipales y departamentales. Extorsiones en el Atlántico de las que no se salvan ni los maestros, polarización al tope en la que solía ser una unida Medellín, parálisis y atraso en Cali, inseguridad desbordada en Bogotá. En fin, seguir describiendo la situación de cada territorio llevaría a una lista casi infinita de necesidades ávidas de doliente. Lo increíble es que, aun así, nos dejemos distraer vía orquestadas pataletas.

Con tanto por solucionar, es hora de comenzar a escuchar propuestas, argumentos serios y planes de gobierno. También, corresponde a la ciudadanía digerir lo que está en juego y darle el lugar que se merece a los comicios que se acercan. Urgen renovados liderazgos. Entre otras razones porque los que van de salida registran bajas considerables en sus porcentajes de aprobación. La mayoría, se raja.

De momento, dispuestos a dar la pelea, cuadrilátero listo y guantes puestos, calculados movimientos veremos. Atentos al conteo regresivo. El segundo asalto, va a iniciar.