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Analistas 30/06/2012

Una nueva política en Gran Bretaña, pero cuidado con el keynesianismo de compadrazgos

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George Osborne, ministro de Economía y Hacienda y arquitecto de las políticas de austeridad de Gran Bretaña, acaba de hacer un cambio radical (por supuesto, sin admitirlo).

Jonathan Portes tiene la evidencia: en una publicación reciente en un blog, el director del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social de Gran Bretaña señaló que los supuestos bajo los que toma sentido la nueva política gubernamental de subsidiar la inversión privada - ¡incluyendo inversión en infraestructura! - vía garantía de préstamos son exactamente los mismos supuestos bajos los que tiene sentido el gasto gubernamental financiado con deuda para, digamos, infraestructura.
"El gobierno ha concedido el argumento intelectual y económico", escribió el Sr. Portes en su blog el 15 de junio. "Esperemos que procedan a generar el significativo cambio de política que hemos estamos pidiendo, como sea que se etiquete".

Entonces, ¿por qué canalizar el dinero a corporaciones privadas vía garantía de préstamos en lugar de simplemente hacer lo obvio y restaurar los enormes recortes que recientemente se han presentado en la inversión pública?
Una respuesta, por supuesto, sería que hacer eso sería un reconocimiento implícito de que el gobierno de David Cameron acaba de desperdiciar dos años haciendo exactamente lo equívoco. Así ha sido, por supuesto, y aparentemente comprende su error; pero presumiblemente el gobierno espera que privatizar el proceso confunda a tantas personas que pueda escapar de la culpa.

Pero también señalemos que canalizar fondos a través del sector privado ofrece la oportunidad de prodigar favores a amigos. Ahora, para ser justo, lo mismo pasa con los contratos gubernamentales; pero es una empresa conocida, con reglas y candados bien establecidos. Esto será algo nuevo, lo que podría posibilitar caer en algunas dádivas importantes que nadie note.

Me suena como si el Sr. Osborne hubiera ideado una nueva arista de política que por este medio yo apodo Keynesianismo de Compadrazgos - aplicar políticas cuya lógica apela a gasto gubernamental, pero que en cambio toman la forma de incentivos para intereses favorecidos del sector privado.

Desde un punto de vista macroeconómico, incluso el Keynesianismo de Compadrazgos es mejor que persistir en la destructiva austeridad. Pero debemos conocer qué tan raro es a nivel básico, y qué tan sujeto a abusos está.

Un aniversario mítico
Estamos llegando al segundo aniversario de mi columna, "Myths of Austerity", donde intenté echar abajo la sabiduría convencional simplemente insana que en ese entonces cuajaba entre la Gente Muy Seria. Creo que puedo decir sin falsa modestia que, intelectualmente, fue una enorme victoria: he estado en lo cierto en todo (al igual que los que piensan como yo).
Pero no pude desviar el terrible giro erróneo de política. Además, hasta donde puedo decir, ninguno de los responsables de ese giro incorrecto ha pagado un precio, ni siquiera en su reputación; siguen siendo considerados Muy Serios, y se les sigue tratando con gran deferencia. Y la tendencia política detrás de ese terrible análisis económico al menos tiene 50 por ciento de probabilidad de triunfar en Estados Unidos. Ayy, bueno.
Mientras tanto, Ed Balls - quien según tengo entendido casi fue expulsado de una posición de liderazgo por los miembros Muy Serios del Partido Laborista - ha estado en lo cierto todo el tiempo, y ahora tiene un excelente término para la fallida prescripción de política: puesto que fue impulsada por el Sr. Cameron, por la Canciller alemana Angela Merkel y por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, lo llama economía "Camerkozy".
¡Bien hecho!

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