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Analistas 08/02/2012

En Estados Unidos, redefiniendo la historia para redefinir la hipocresia

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George Washington era un hipócrita. Bueno, yo no lo creo así.Pero aparentemente es lo que cree Scott Brown, senador de Massachusetts. El Sr. Brown está lanzándose de lleno en su campaña de reelección con la proposición de que Elizabeth Warren es una gran hipócrita.

Según Brian McGrory, columnista de The Boston Globe, el Sr. Brown, un republicano, "parece estar echando humo porque a su principal rival demócrata, Elizabeth Warren, le ha ido bastante bien financieramente".
"Una documentación dada a conocer la semana pasada la tiene obteniendo ingresos de 700,000 dólares durante un periodo reciente de dos años, y es incluso mayor que eso cuando se toma en cuenta un salario gubernamental que recibió durante parte de ese tiempo", escribió el Sr. McGrory en una columna del 18 de enero. "Cualquiera que sea la cifra, tiene a Brown al borde de la locura. Causó que su jefe de campaña, un joven nativo de Vermont aparentemente agradable de nombre Jim Barnett, lanzara la descripción de 'hipócrita elitista', como si fuera un crimen subir por la escalera del éxito en Estados Unidos y como si fuera imposible recordar cómo es la vida en los peldaños más bajos".

Verá, la Sra. Warren ha lanzado una cruzada para ayudar a una clase media en peligro de extinción - pero es una profesora de Harvard bien pagada que terminaría pagando más impuestos como resultado de las políticas que defiende. ¿Ve la hipocresía?
Yo tampoco.
Ya he escrito antes al respecto; de alguna forma ha entrado a nuestra política la noción de que apoyar una causa que no lo beneficie a usted personalmente financieramente lo convierte en un hipócrita.
Es realmente extraño.

Tal como lo he sugerido, piense lo que esto dice sobre George Washington. El hecho es que personalmente le estaba yendo muy bien bajo el gobierno británico - era un gran terrateniente, un hombre de estatura en las colonias.
Su vida era simplemente excelente; no obstante, corrió un enorme riesgo personal para encabezar una rebelión por la causa de la libertad.
¡Era un hipócrita!
O, tal vez, fue un hombre de virtud cívica que puso las necesidades de su nación por encima de su propia comodidad.
Parte de la razón por lo que esto agrada a la derecha es porque su respuesta a cualquier intento de hablar sobre desigualdad y sistema fiscal se topa con afirmaciones de que todo tiene que ver con la envidia.
Supuestamente, cualquier persona que piense que el impuesto a las ganancias de capital debería ser mayor sólo lo dice porque él o ella odian a la gente rica.

Entonces, ¿cómo es que ellos pueden ser ricos?
Por extraño que parezca, empero, es posible no tener animosidad especial hacia los ricos y acaudalados y aún así creer que deberían pagar más impuestos, que sus trabajadores deberían tener más poder de negociación y, en general, que las políticas que no los harían tan ricos harían que esta nación fuera mejor.
Pero entonces, como profesor/periodista liberal bien pagado, sería normal que yo lo diga, ¿o no?

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