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Analistas 02/02/2015

Cuídese de las falsas explicaciones para apoyar los acuerdos comerciales

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Pero me surgen sospechas y molestias cuando escucho a sus defensores.

En su reciente “Informe de las Empresas Estadounidenses”, Thomas Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, advirtió contra el populismo económico, que según dijo realmente se trata de una ofensiva para crear una “economía manejada por el Estado”. Sí, señor; si alguien tan solo menciona la creciente desigualdad en el ingreso, se convierte en José Stalin (a menos que sea Mitt Romney). Pero lo que verdaderamente me llega es la supuesta agenda de crecimiento de la Cámara. Encabezando la lista (la prioridad No. 1) es completar esos acuerdos comerciales.

Esto es absurdo, e inquietante.

Piénselo. El problema inmediato que enfrenta gran parte del mundo es demanda inadecuada y amenaza de deflación. ¿La liberalización comercial ayudará en ese frente? No, para nada. Cierto, en el grado en que el comercio se vuelva más fácil, las exportaciones mundiales crecerían, lo que significa un beneficio neto para la demanda. Pero las importaciones mundiales se elevarían exactamente en la misma cantidad, lo que es una desventaja neta. O, para decirlo de forma ligeramente distinta, la liberalización comercial cambiaría la composición del gasto mundial (con cada país gastando más en productos extranjeros y menos en productos propios), pero no hay motivos para creer que elevará el gasto total. Entonces, no se trata de un impulso económico de corto plazo.

¿Estos acuerdos comerciales pudieran tener algo que ver con el lado de la oferta, con elevar la eficiencia y productividad? Bueno, los modelos económicos estándar sí dicen que la liberalización debería tener ese efecto, en principio, pero los efectos solo son grandes cuando se parte de altos niveles de proteccionismo.

Quizás usted aún piense que deberíamos hacerlo. ¿Pero acuerdos comerciales como prioridad económica? ¿En serio?

Esto es tan extraño que debería hacer que se pregunte exactamente por qué alguien como el Sr. Donohue querría que se aprobaran esos acuerdos. Y hay que sospechar que el motivo es que alguno de sus clientes importantes piensa que los aspectos no comerciales de los acuerdos (cosas como protección a la propiedad intelectual) les rendirán muchísimas rentas monopólicas.

Hay motivos para apoyar estos acuerdos y motivos para oponérseles. Pero mi interpretación inmediata es que cuando la Cámara de Comercio de Estados Unidos convierte en enorme prioridad acuerdos complicados, y ofrece una explicación obviamente falsa, se debería sospechar fuertemente que hay algunas malas noticias ocultas en la letra chica.

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