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Corriendo el severo riesgo de aportar demasiada información, resulta ser que tengo experiencia reciente en este tema. Sí, he perdido bastante peso en el último par de años (ningún evento especial que me haya forzado, simplemente la cercanía de los sesenta), y de paso he aprendido algunas cosas de mi persona (nota menor: los medios de noticias que acostumbran publicar resúmenes de mi trabajo acompañados con una foto — hola,, Salon — quizás quieran empezar a usar fotos que se asemejen a mi encarnación actual).
Primero, sobre el punto de ausencia de una mejor dieta: como cultura, tendemos a exagerar las diferencias individuales. Encienda la televisión en CNBC y verá muchísimos comerciales para cuentas que dejan invertir de acuerdo a sus necesidades individuales. Y no obstante, la vasta mayoría de la gente no debería estar tomando decisiones de inversión; simplemente debería poner su dinero en un fondo índice. Lo mismo puede decirse de las pólizas de seguro. Y hasta en lo que respecta a consumo de comida: ¿realmente cuánta gente gana mucho al poder personalizar sus opciones en sitios de comida rápida, por ejemplo?
Pero si intenta limitar las calorías, la gente realmente es distinta. Algunas personas son buenas para la autodisciplina sostenida y para siempre comer porciones sanas limitadas (lo siento, yo necesito ahogar mis penas con vino tinto y pasta). El programa “vegan before 6”, de Mark Bittman, funciona para algunas personas que conozco. Lo que me ha funcionado es la restricción calórica severa dos días a la semana. En caso de que se esté preguntando, de hecho es bastante desagradable. Pero el sufrimiento periódico parece ser apto para mi personalidad.
Sobre la cuestión de seguimiento: uso un Fitbit, no porque piense que sea certero, sino para hacerme sentir culpable, cosa que hace eficazmente acosándome para que camine al trabajo y para que haga mis ejercicios cardiovasculares diarios. También me peso todos los días, siendo plenamente consciente que las fluctuaciones no significan nada. Otra vez, la cosa es la culpa.
Si todo esto como que suena duro, el hecho es que me estoy sintiendo bastante bien. ¿Me aferraré al nuevo régimen en los próximos años? Supongo que ya lo veremos.