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Analistas 07/08/2021

Educar en pensamiento crítico

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

Una de las tareas más importantes que comporta la educación superior en el siglo XXI es enseñar a los estudiantes a pensar por sí mismos. No importa la asignatura que se transfiera, el objetivo primordial es que cada uno de los estudiantes adquieran las herramientas necesarias para resolver cualquier problema por sí mismos ¿Cómo lograrlo? Impulsando en ellos el pensamiento crítico.

Muchas instituciones de educación mantienen el modelo educativo tradicional de enseñanza centrado en memorizar y mecanizar, enfocado en la transferencia unilateral de información del profesor hacia el estudiante, y en la repetición de procesos y contenidos; método que funcionaba bien hace más de una década, cuando se creía que el conocimiento solo era transmitible desde el docente.

Sin embargo, en la actualidad estamos siendo bombardeados por cantidades ingentes de noticias, investigaciones y saberes de todo tipo a cada segundo; esto, a través de distintas personas, canales y dispositivos, lo cual exige que se aprenda a filtrar esa información, analizarla, y elegir aquella que sea más útil, tarea que requiere pensamiento crítico.

El pensamiento crítico se refiere a la capacidad de identificar, analizar, evaluar, clasificar e interpretar lo que está a nuestro alrededor. Es un modo de pensar que promueve la autorregulación y ayuda a identificar soluciones más fácilmente, una habilidad del siglo XXI que aporta todo tipo de beneficios a los alumnos e impacta en su vida académica y profesional, entre los que destacan: la claridad y precisión en la formulación de problemas, la comprensión y análisis más eficiente y la mejor planificación y administración de actividades. Además, esta forma de pensamiento influye directamente en el desarrollo de habilidades blandas como la creatividad, la resolución de conflictos, la empatía, la autonomía, la autocrítica y la adaptación.

Para promover este pensamiento crítico en las aulas de clase o espacios académicos hoy en día, es necesario que los estudiantes se enfoquen en conocer diferentes puntos de vista, juicios o evidencias, para después contrastarlas y tomar en cuenta aquello que sirva para resolver determinada situación o para adquirir un conocimiento válido, o sentar una posición. Para alcanzar este discernimiento y, finalmente, lograr la decisión es importante activar algunas estrategias tales como la estimulación del debate y el diálogo. Sin importar el tema que se trate en clase, si es de humanidades, ciencias o arte, externar su propio punto de vista y discutir al respecto ayudará a los estudiantes en esa construcción de pensamiento crítico. Invitarlos a cuestionarse entre sí y procurar fomentar su reflexión acerca del tema en torno a sus propias experiencias. También el impulsar metodologías activas como el aprender haciendo hace posible que el estudiante sea protagonista de su aprendizaje, fomentando así la confianza, el interés y la motivación constante a adquirir nuevos conocimientos e implementarlos adecuadamente. Se debe impulsar este tipo de metodología mediante la observación, la experimentación y la interacción con su entorno.

El éxito de la educación actual depende directamente de la efectividad de los profesores para enseñar a los estudiantes a pensar por sí mismos, a cuestionar con criterio, a desarrollar habilidades que les permitan seguir su camino para resolver problemas y afianzar estrategias para aplicar sus propias soluciones. El mundo de hoy, con su complejidad e incertidumbres, requiere de personas que aprendan a discernir, y a tomar las mejores decisiones para sus vidas y su impacto en la sociedad, y es por eso que es pertinente educar en pensamiento crítico.

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