De lo banal a lo esencial

Mientras que la semana anterior casi todos los medios de comunicación de nuestra nación, de un modo un tanto banal, hicieron eco a que si el discurso del presidente de nuestra nación en la ONU había obtenido la atención requerida o no, pasaron por alto lo verdaderamente importante como lo es y deberá ser siempre el tema de la educación.

Valdría la pena que los medios de comunicación, con toda su convergencia, pusieran más atención a lo esencial y no a lo superficial. Hago sobresalir, por tanto, en mi compromiso de “opinador”, que una de las acciones más significativas de esta última cumbre fue la dedicada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Allí se aprobó una declaración política, que incluye compromisos que afectan a la educación superior y la investigación para el mundo entero, para marcar el comienzo de una nueva fase de progreso acelerado hacia el logro de estos objetivos y de manera particular el número 4 que aparece bastante desviado en su impacto real.

El compromiso político de los diversos Estados, miembros de la ONU, versó en una mayor inversión en educación para hacer de esta algo cada vez más equitativo e inclusivo con calidad y oportunidades para todos a lo largo de la vida.

Teniendo en cuenta que la ciencia es clave para que la sociedad crezca en mayor productividad y competitividad, también estos países se comprometieron a promover el acceso a la ciencia abierta y la tecnología asequible para lograr un desarrollo mayor en innovación que acelere el progreso en el logro de los ODS. Teniendo en cuenta este propósito de la comunidad internacional, es conveniente que los Estados, en sus contextos, promuevan las políticas y los marcos de acción para incorporar un enfoque de desarrollo sostenible en todos los niveles de la educación. Por ejemplo, aquí en Colombia, la ley estatutaria debería proponer objetivos alineados a esta ruta educativa, pero lamentablemente no lo establece.

Educar en Colombia para el desarrollo social sostenible con calidad, atendiendo las necesidades del país, es promover el cambio y el desarrollo humano y sostenible en todos los niveles geográficos como compromiso ineludible. Ningún modelo educativo postmedia puede soslayarse de este propósito; por el contrario, deben existir acciones de fomento para que estudiantes e Instituciones de Educación Superior (IES), comprometidas con la sostenibilidad, se sientan apoyadas y desafiadas para que sus conocimientos impacten de mejor manera ante las necesidades que requieren ser transformadas.

En este sentido, lo importante es pasar del pensamiento a la acción. Por ello, es necesario que las IES, junto con sus docentes e investigadores, también sus estudiantes, tengan la capacidad de utilizar la ciencia, la tecnología y la innovación para enfrentar las crisis de manera transformadora contribuyendo al bien común. No se puede seguir desaprovechando el potencial del conocimiento, con sus datos más expeditos, en pro de los ODS. La ciencia y la tecnología han sido fundamentales para desarrollar a la humanidad, pero también para llevar al mundo al nivel actual de insostenibilidad.

Por lo tanto, estas tienen más que nunca el desafío de hacer una introspección y renacer para cambiar el curso actual de las acciones humanas en el planeta Tierra hacia un camino sostenible. La ciencia debe ser holística, visionaria y audaz.

La ciencia, la tecnología y la innovación son productos de la sociedad y, por tanto, deben ser conscientes de la ética y los principios de justicia. Deben aspirar a ser inclusivas y generar y mantener la confianza a nivel de políticas y de la sociedad en general.