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Analistas 09/04/2022

Autorregulación de la calidad educativa

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

Desde la institucionalidad, se han ido desarrollando modelos y procesos que aseguren la calidad académica en las Instituciones de Educación Superior (IES) en pro del avance de Colombia y acorde con las tendencias globales. En ese sentido, me refiero al marco de referencia como aquel materializado en el Acuerdo 02 de 2020 del Consejo Nacional de Educación Superior (Cesu), las disposiciones contenidas en el Decreto 1330 de 2019 y los demás elementos de fomento que, día a día, el Ministerio de Educación Nacional (MEN) propone, para que el país pueda seguir su curso hacia un sistema más alineado al mundo de hoy frente a las dinámicas de aprendizaje de los estudiantes.

Haciendo una consulta reciente en el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (Snies), en Colombia existen 298 IES y, de estas, solo 77 están acreditadas en alta calidad, es decir, que una de cada cuatro IES, equivalente a 25% del total. Citando la misma fuente, se tiene que, para 2020, el país registraba un millón 48 mil estudiantes matriculados en programas o IES acreditadas en alta calidad, y para principios de abril de 2022, el país contaba con 1.910 programas que gozan de este reconocimiento por parte del MEN. Por ello, aún nos queda camino por recorrer para lograr este reconocimiento de una forma más amplia, donde la autoevaluación y la autoregulación institucional y de programas resultan clave y evidencia fundamental del compromiso con la calidad de las IES del país.

La dinámica que las IES han asumido frente a la autoevaluación y la autorregulación les permite gestionar su apuesta por la calidad como un proceso natural que asegura diariamente el buen desempeño de sus programas académicos y de todas las capacidades institucionales, bajo unos criterios propios, relacionados con su misión y naturaleza. Se trata entonces de velar por todo aquello que sume al desempeño de los estudiantes y su satisfacción por el logro de los aprendizajes, preparándolos así, para un mundo cada vez más competitivo y exigente. Los procesos de calidad deben estar orientados a la identificación de las fortalezas y oportunidades de mejoras de los programas académicos frente a los objetivos de aprendizaje esperados, y en ello, la autoevaluación y autorregulación permite concretar los planes de acción hacia el mejoramiento continuo, en todos los aspectos que convergen -y que son necesarios- en el acto educativo.

Lo más importante en el marco de estos procesos de calidad institucional y de programas es que las IES den cuenta, desde su misión y con resultados, que el servicio educativo es de calidad. Es decir, que se demuestre el cumplimiento de un conjunto de estándares que serán evaluados por una autoridad externa -que garantiza la independencia y la integridad del proceso- incidiendo así, en la consolidación de la cultura de calidad de la Institución, en particular, y del sistema de educación superior, en general, con perspectiva nacional, y contemplando parámetros internacionalmente avalados.

Sin embargo, en mi criterio, la garantía de la calidad académica es mucho más que el cumplimiento de un conjunto prescrito de estándares externos. Se trata de un ambiente o cultura que debe instalarse en las IES para que exista una mejora constante y dinámica como imperativos, y que lleve a la Institución a una reflexión autocrítica y sistemática de su apuesta por la calidad. Los planes de acción, resultado de esa reflexión (autoevaluación), se deben integrar a los planes operativos anuales de las IES.

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