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Analistas 21/06/2022

Web 3.0: transparencia vs. manipulación

Núria Vilanova
Presidente de ATREVIA

Entre los grandes desafíos actuales está la gran información que sobre cada uno de nosotros acumulan los gigantes tecnológicos, sobre todo las redes sociales; o el riesgo cierto de que la tecnología llegue a controlar la política. La manipulación y la desinformación ya constituyen una amenaza real para las democracias y la convivencia.

Pero todo esto podría cambiar pronto, y adentrarnos en una nueva era digital que devuelva la propiedad y el control de los datos personales a los usuarios; que integre valores éticos en la tecnología; que amplíe las oportunidades económicas a nuevos operadores; y que haga de la red un instrumento al servicio del desarrollo de la comunidad.

Unos días antes del congreso de Ceapi en Dominicana, tuve la oportunidad de participar en Davos y estar con Frank McCourt y Gavin Wood, dos visionarios cuyas organizaciones acaban de aliarse para construir las redes del futuro. El primero lidera el Proyecto Liberty, que trabaja por crear una nueva arquitectura digital más equitativa y transparente, y aportará 100 millones de euros. El segundo, dirige Polkadot, una compañía que está desarrollando un protocolo de código abierto y descentralizado para que se convierta en el nuevo estándar de la próxima generación de internet y en una alternativa a los gigantes tecnológicos.

El resultado es la Fundación Web3, cuyo objetivo es trasladar la tecnología blockchain del mundo de las finanzas a la futura Web 3.0, para construir una red centrada en los usuarios y socialmente responsable, en la que se garantice la veracidad de los contenidos.

Una meta cuya repercusión política, social y económica es mucho mayor de lo que nos imaginamos. Una cuestión vital en un mundo donde cada día más personas desconfían de los medios de comunicación y de las redes sociales, afectando a la opinión pública y la toma de decisiones.

En este sentido, Gavin Wood -que en su día fue uno de los fundadores de Ethereum, compañía impulsora de criptomonedas- el fin se resumen en cuatro palabras: “Less trust, more truth”, cuyo sentido es “menos tener que confiar en algo que puede estar manipulado, y más garantías de poder saber la verdad. Cómo él afirma, se trata de que “cuando veamos una foto en las redes, podamos saber quién la hizo, cuándo se hizo, dónde se hizo y quiénes aparecen”.

La clave, como primer paso para fortalecer la democracia y reforzar la sociedad frente la desinformación y el auge de los populismos, está en empoderar a los usuarios. El poder actual de las grandes redes sociales radica en vincular personas, contactos, contenidos y anuncios, analizando todas las interacciones y conexiones que generamos, retroalimentando y haciendo virales determinados contenidos, aunque alimenten discursos del odio o erosionen la convivencia. La solución pasa por descentralizar el control de esos datos, facilitando a los usuarios conservar esa información -como pueden ser contactos y contenidos- en una cadena de bloques mientras se mueven entre los futuros servicios de redes sociales.

No solo hablamos de los requisitos técnicos de la próxima generación de internet. Hoy la red es un espacio de convivencia en el que nos relacionamos, nos informamos, compramos y tomamos decisiones. La prueba es el interés de algunos por manipularla y la dificultad de los Estados por regularla con eficacia. Por eso, de iniciativas como esta depende nuestro futuro. Nos jugamos mucho. Tenemos la oportunidad de construir un mundo más libre, más justo, más competitivo y transparente. Merece la pena prestarle la atención que se merece.

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