No hay reforma que se imponga

“El que es elegido príncipe con el favor popular debe conservar al pueblo como su amigo”, esta frase de Maquiavelo cae como anillo al dedo tras la primera gran derrota en el Congreso de quién gobierna en la Casa de Nariño.

Y era de esperarse, pues la propuesta de reforma política nació muerta, ya que nadie en su sano juicio pensaría que iba a aprobarse un proyecto que buscaba beneficiar claramente los cacicazgos políticos, servir a intereses oscuros y dejar por fuera, una vez más, los verdaderos intereses de los colombianos.

La mal llamada reforma política representó un atentado contra el desarrollo democrático de Colombia, al pretender cerrar paso a las minorías que son necesarias para dar cabida a nuevos liderazgos y manifestaciones políticas que representen la diversidad del país.

Además, pretendían imponer privilegios y micos, al incluir la posibilidad de que los actuales congresistas pudieran irse a ocupar cargos en el gobierno y luego regresar si así les convenía. Todos estos puntos resultan contradictorios “al cambio” que le vendieron a Colombia.

Lo que vimos y lo que se discutió está muy lejos de la realidad y nos confirma que se burlan de los colombianos, que solo quieren cuidar sus intereses sin importar las dolencias de las regiones, de las minorías y de los millones de hombres y mujeres que se levantan todos los días para ganarse el pan, que cada vez cuesta más, gracias a sus errores.

Colombia se encuentra en peligro ante un gobernante indolente, que cuando algo no le funciona lo niega. Por eso, es urgente que como sociedad encabecemos un frente de defensa de los intereses de las mayorías. No podemos quedarnos callados, debemos proteger nuestro sistema democrático, aunque en desarrollo, que no permite, al menos por ahora, que un gobernante se perpetúe en el poder. Hoy, tenemos un presidente que prioriza “reformas políticas” y que sin duda busca atornillarse en un cargo al que llegó para de inmediato olvidarse de los que votaron por él.

Este primer gran revés que enfrentó Petro en el Congreso, es solo uno de los tantos que vendrán si continúa con su política a favor de las cúpulas de siempre. Debe entenderlo bien el gobierno, somos muchos los que estamos atentos y vamos a cuidar el país, a defender nuestra la tierra y el derecho a un mejor porvenir para todos.

Este hecho político ha demostrado que cada vez que el gobierno pretenda poner en riesgo la democracia de Colombia, tendrá de respuesta a los colombianos. No permitiremos que pongan en riesgo nuestra democracia. Este Gobierno fue elegido por un pueblo deseoso de cambio, es su deber responder a la ciudadanía por su bienestar, para que no pase más hambre, se sienta segura, bien y pueda forjarse su propio presente.

¡Descanse en paz, la reforma política!